Mal está que alguien, cuando se entera de que eres escritor, te pregunte cuántos libros has publicado, como si ese dato fuera relevante, pero mucho peor es que un presunto escritor advierta en la típica nota informativa o de solapa (que, salvo excepciones, redacta uno mismo) el número de obras que ha escrito (editadas o no, esa es otra).
A uno le da igual dos que catorce. Un escritor no lo es en función del número de libros que ha pergeñado. Los hay que con uno han pasado a la historia y quienes... No hay que confundir, como diría Mairena, valor y precio. El que esgrime como logro esa cifra demuestra, sea consciente o no, su escasa entidad. Su nulidad incluso.