11.10.12

El mar, la mar

Juan Malpartida (Marbella, 1956) dirige en la actualidad la revista Cuadernos Hispanoamericanos. Podría añadirse que por fin, ya que ha estado en segunda línea durante muchos años, al lado de directores como Félix Grande, Blas Matamoro y Benjamín Prado. También ejerce la crítica en el Cultural de ABC, donde se ocupa con acierto del ensayo. Además, Juan Malpartida es narrador y ensayista, interesado por la poesía sudamericana, que conoce muy bien. Este mismo año ha dado a la imprenta unos diarios (que me gustaría leer) editados por Fórcola. También es poeta. Por encima de todo. De largo recorrido. Su poesía selecta está reunida en A favor del tiempo (FCE, 2007). Acaba de publicar A un mar futuro (Visor). Así se titula la primera parte del libro, acaso la más significativa y nuclear, donde la presencia del mar, del paisaje litoral y playero de su infancia y adolescencia sirve de fondo a dieciséis poemas (escritos, salvo uno, en prosa) densos, plenos de sentimiento y de pensamiento, donde prima lo memorialístico y, ya digo, lo reflexivo y que a veces recuerdan, siquiera de lejos, al S. J. Perse de Elogios, tan solar y marino, a quien por cierto pertenece la reveladora cita (de Vientos) que abre el libro. Se aprecia que la visión y la memoria, como subrayó Valente, otro de sus maestros confesos, son claves a la hora de definir esta poesía tan oscura (en el mejor sentido, por lo que deja entrever, sugiere y calla) como luminosa (por lo que describe y expresa). 
"Enredadera" es el título de la segunda parte. En ella, los poemas se adelgazan y orientalizan hasta hacerse haikus. No siempre. La ironía y la paradoja se deslizan entonces por entre pocos versos para enunciar palabras esenciales. 
"Recomienzo", la tercera parte de la obra, vuelve sobre el pasado para intentar fijar un rostro propio. "Memorial" se titula una extensa meditación que es, a su vez, uno de los poemas más logrados del libro, de esos que justifican por sí solos que éste exista, y que termina: "Yo perduro / sobre el punto que gira, / onda del mar que siempre rompe / sobre esta playa del presente. / Es todo lo que sé para estar vivo / después de tanta muerte."
La poesía de JM, muy precisa, dura, centrada en la metáfora del mar, que viene y que va como sus olas, avanza, a modo de balance vital, por poemas tan significativos como "Alquiler" que, como los últimos del volumen, se hacen acaso más claros y biográficos, sin llegar nunca a la simplicidad experiencial más explícita. Entre ellos, uno que evoca la Guerra Civil y otro la matanza del 11-M. "Hélice" cierra a la perfección un libro sinuoso y personal, sin concesiones a ninguna galería, el de un poeta genuino que sabe por dónde se anda.