16.11.12

63 poetas españoles

... del siglo XXI. Es el subtítulo de Laudetur, de Márcio Catunda, una curiosa antología que publica Manuscritos donde reúne poemas dedicados a cada uno de esos poetas que Antonio Piñas califica en el preámbulo de "retratos psicológicos". De lo que no cabe duda es de que este poeta brasileño doblado de diplomático (un auténtico embajador de la Poesía), que ha pasado por las embajadas y consulados de su país en Lima, Ginebra, Sofia, Santo Domingo, Lisboa o Acra y que ahora ejerce como Consejero de Prensa de la Embajada de Brasil en Madrid, de lo que no cabe duda, decía, es de que ha leído obras de todos los que nombra y en la mayoría de las ocasiones con destacable perspicacia. Hay aciertos reseñables. Lecturas muy bien traídas.
No voy a mencionar a todos los seleccionados. Me limito a citar, por cercanía, a los extremeños del grupo; en orden de intervención, Andrés Trapiello, Ángel Campos Pámpano, Diego Doncel, Félix Grande, José Luis García Martín y Santos Domínguez. 
Como es obvio, hay asusencias reseñables, aunque por el elevado número de incluidos se puede deducir que no demasiadas. O sí, ¡la especie abunda tanto!
Acaso lo más destacable sea que un poeta homenajee a sus compañeros. En este gremio la generosidad escasea.
Porque es el ejemplo que tengo más a mano, copio aquí el poema que me corresponde.

ÁLVARO VALVERDE RECORRE
LOS LUGARES DEL SUEÑO

Álvaro Valverde recorre los lugares del sueño.
Por las nubes que vuelan, advierte el otoño.
Busca la mañana de dominical certeza.
Contempla paisajes opuestos,
caminos que siguió por intemperies.
Haber habitado un jardín es un bálsamo 
en la región inhóspita.
Un santuario de breve iluminación.
Que el árbol de la esperanza ofrezca un remanso
al que pasea en la existencia.
Entre yermos páramos,
un hombre cansado
mira los muros de un convento en ruinas.
Adora la quietud:
el silencio letal de la tarde,
y el aroma fragante en el arco de las rosas.
Mira lejanas estrellas.
Vienen los recuerdos y sueños
hacia el rincón de la memoria.
Álvaro Valverde camina aterido.
Navegante solitario,
pisa losas hostigadas por el tiempo.
Atisba una sombra,
donde ser y no ser en un instante.