En la ovetense Clarín, por ejemplo, los artículos de Aitor Francos sobre la melancolía de su paisano Blas de Otero y el que dedica a los Panero José Manuel Benítez Ariza; la conversación de Bueres con Prada, que no tiene desperdicio; los diarios de Rivero Taravillo, que viaja a la Hidra griega del desaparecido Cohen; los deliciosos paseos familiares de Àlex Figueras por el Bajo Ampudán de Josep Pla o por L'Empordanet, como le gustaba decir al autor del Cuaderno gris; así como las notas venecianas de Lamillar en busca de 1951 y de la fiesta que dio en esa mítica ciudad acuática el francés de origen vasco Carlos de Beistegui tras adquirir el Palazzo de Labia.
En Años Diez, las sabias notas sobre traducción del políglota Jesús Munárriz (que acaba de publicar en su editorial, Hiperión, Las flores del mal, de Charles Baudelaire, una tarea que inició a los quince años y que ha culminado a los setenta y cinco); los poemas rescatados del argentino Rodolfo Wilcock; la "Quête de Cirlot", a cargo de Enrique Andrés Ruiz (que la coordina), Luis Alberto de Cuenca y Enrique Granell, con motivo del primer centenario de su nacimiento; y los versos de dos poetas griegas (en versión de María López Villalba y Juan Manuel Macías): Katarina Anghelaki-Rooke y María Lainá.
En Quimera, Jordi Gol entrevista a mi admirado José Luís Peixoto, que acaba de publicar en España Galveias, y María Bastianes y Andrés Catalán traducen "Poema de las rosas", de Franco Fortini.
El número incluye un completo dossier sobre el misterioso escritor Thomas Pynchon, uno de esos autores al que cabría llamar de culto.
Laura Gomara dedica, por su parte, un texto a Nápoles, que "como todas las grandes urbes, afirma, tiene muchas caras"; con visita, entre otras, a la tumba de Virgilio.
En Años Diez, las sabias notas sobre traducción del políglota Jesús Munárriz (que acaba de publicar en su editorial, Hiperión, Las flores del mal, de Charles Baudelaire, una tarea que inició a los quince años y que ha culminado a los setenta y cinco); los poemas rescatados del argentino Rodolfo Wilcock; la "Quête de Cirlot", a cargo de Enrique Andrés Ruiz (que la coordina), Luis Alberto de Cuenca y Enrique Granell, con motivo del primer centenario de su nacimiento; y los versos de dos poetas griegas (en versión de María López Villalba y Juan Manuel Macías): Katarina Anghelaki-Rooke y María Lainá.
En Quimera, Jordi Gol entrevista a mi admirado José Luís Peixoto, que acaba de publicar en España Galveias, y María Bastianes y Andrés Catalán traducen "Poema de las rosas", de Franco Fortini.
El número incluye un completo dossier sobre el misterioso escritor Thomas Pynchon, uno de esos autores al que cabría llamar de culto.
Laura Gomara dedica, por su parte, un texto a Nápoles, que "como todas las grandes urbes, afirma, tiene muchas caras"; con visita, entre otras, a la tumba de Virgilio.
En la neoyorkina Cuadernos de humo, en el cuarto número de Donde está el fuego, los versos de Dickinson y Tate y los del resto de colaboradores de esta nueva entrega que edita Hilario Barrero con humildad y primor: Nicolás Corraliza, Antonio Cruz Romero, Gema Estudillo, Ernesto Frattarola, Manuel Gahete, Francisco Javier Gallego, Juan Ignacio González, Antonio Jiménez Millán, Isabel Marina Valdés, Gregorio Muelas, Antonio Praena y Mª Rosa Serdio.