5.2.24

Valentí Puig dixit


Iñaki Ellakuría le comenta a Valentí Puig al principio de su entrevista en El Mundo: "En la calle donde vivo, alguien deja, de tanto en tanto, decenas de libros que suelen permanecer allí horas, si no días, sin que ningún transeúnte los coja o les preste la más mínima atención", y el moderantista escritor palmesano responde: "Estamos en una crisis de la palabra. De la palabra escrita como forma de civilización. Hemos pasado el umbral de la crisis y estamos más bien en un punto de mutación, sin que nadie se atreva a dar un diagnóstico sobre a dónde vamos. La aceleración es tan grande desde los años 60, en términos culturales, morales, sociales, que ha provocado una cierta desintegración progresiva que afecta mucho al concepto y uso de la palabra. El lector de libros está desapareciendo, es una secta. Después habría que analizar qué se lee, porque una cosa es la literatura y otra el manual de resistencia, de autoayuda o de entretenimiento".
A continuación, Ellakuría pregunta: "¿Ese proceso de desintegración favorece la polarización, el clima de beligerancia política y social?", y el autor de L'home de l'abric contesta: "Cuando se pierde el significado de las palabras, su propiedad, las sociedades entran en una desorientación a veces destructiva. Pasa hoy en día, cuando es obvio que la palabra diálogo ya no significa nada. Esa obsesión del nuevo periodismo y la política de estar refriéndose a contextos, cuando hay palabras que tienen un significado por sí mismas. Pero hoy estamos contextualizando permanentemente el significado de las cosas, que es una manera de relativizarlas. Esto en política es una cuestión diaria. ¿Sabemos realmente qué significa amnistía? ¿Y diálogo? Hay que hablar, pero sobre todo hay que tener referentes claros sobre el significado de las cosas; y me temo que la aparición de una cierta convulsión política, producida por una emergencia de los extremos, ha contagiado a los partidos que estaban en el consenso central. El caso del PSOE es clarísimo".

NOTA: La fotografía es de Jordi Cotrina, para El Periódico.