31.1.09
La Szymborska
30.1.09
Última hora
Noticias de Aramburu
Me gusta cómo termina esa conversación con Ángeles López. "Al contrario que Baroja, me siento más donostiarra que vasco". Lo explicó muy bien Valente en uno de sus inolvidables ensayos: uno es, sobre todo, del lugar. De su lugar. Coincida o no con el natal. Él, donostiarra; uno, placentino. Mal que nos pese, incluso.
Entrevista
Poesía y mercado
SECTOR PÚBLICO: ¿Deben retirarse del mercado todas las consejerías, consistorios provinciales o municipales, cajas, kutxas y caixas, además de fundaciones mil, dejándolo todo en manos particulares? No. Primero, porque están en su derecho. Segundo, porque, si no siempre literario, cumplen un inestimable cometido de bienestar social y terapia recreativa. Aunque inflen la nómina hasta el aburrimiento y confundan, por lo general, la poesía con la egiptología.
Definición de savia
Más Modiano
29.1.09
Un poema de la experiencia
Se publica en el número 9 de la revista Ex Libris (Universidad de Alicante) el poema que copio aquí. Lo escribí del tirón la tarde del día 5 de mayo de 2007. Eso pone al pie del manuscrito en mi libreta de notas. Ha perdido por el camino una dedicatoria. Así era mi vida. Por suerte, ya no.
UN POEMA DE
Álvaro, te dices, el cansancio
no es buena compañía. Te levantas
a eso de las seis. Tambaleante
enciendes el portátil, haces café;
te duchas y te afeitas; desayunas
y ya estás en el coche,
en la autovía, camino del trabajo,
allí, tan lejos.
La radio te repite las noticias,
el paisaje se embosca entre la niebla
y no sabes muy bien si el día es otro
o sigue siendo el mismo
de ayer, de antes de ayer o de mañana.
Llamadas telefónicas, lecturas,
café a media jornada, correcciones,
e-mails que van y vienen, los informes,
y ya, sin darte cuentas, estás de nuevo
en
Comes solo y deprisa, vas al baño,
paseas una hora a paso rápido,
haces alguna compra, lees un libro,
escribes o contestas los correos,
ves un poco la tele, desesperas,
y otro día, tras la cena frugal,
estás dormido.
Álvaro, no te engañes, en tu caso,
esto que a ti te pasa no es la vida.
Si acaso un simulacro: pura filfa.
28.1.09
Eliseo Diego
Planes
Ah, me agrada saber que sigue adelante nuestra idea para celebrar los 25 años de la Editora: tres antologías (un tomo de poesía, otro de narrativa y un tercero de teatro y ensayo) donde tres estudiosos sugerirán un canon de la literatura escrita en Extremadura en torno al fin de siglo. Muy oportuno tras los últimos ataques al sentido común (histórico y literario) perpetrado desde distintos frentes presuntamente "críticos". Son, en fin, los 25 años felices del Estatuto. Los de la Editora. Ésos en los que los escritores extremeños dejamos de sentir vergüenza por culpa del adjetivo.
27.1.09
Un poema de Heaney
cuando eran consagrados pan y vino,
y alzaba los ojos a la hostia
y el cáliz levantados, y creía
(no importa lo que esto signifique)
que una transformación se realizaba.
el misterio en la lengua; regresaba
luego al banco, y con ojos entornados
daba las gracias,
y reabriendo los ojos percibía
que el tiempo comenzaba nuevamente.
en que ajustar cuentas conmigo ni con nadie.
La pérdida ocurrió entre bastidores.
Mas no sé renegar de esas palabras:
“acción de gracias”, “hostia”, “eucaristía”.
Eternamente atraen, temblorosas,
igual que agua de pozo en lo más hondo.
26.1.09
Lecturas dominicales
2. Termino El poema envenenado, de Alberto Santamaría con el convencimiento de haber leído un ensayo necesario. No era sencillo abordar, entre otras cosas, una reflexión sobre la poesía a principios del siglo veintiuno. Uno ha aprendido más de una lección. Y, sobre todo, ha disfrutado de lo lindo con ese baño de filosofía y poesía por los cuatro costados.
Pre-Textos acierta de nuevo al publicar tres libros imprescindibles para comprender las poéticas de nuestro tiempo. Además del citado, hago alusión a Poesía sin estatua, de Álvaro García y a Una poética del límite, de Eduardo García, que no he leído aún pero que me atrevo a prejuzgar también como importante. Al tiempo.
3. Ni el título es bonito, ni el autor conocido, ni la edición al cabo primorosa, pero Carlos de las Heras (Santa Cruz de Paniagua, Cáceres, 1949) ha publicado en la colección Complugenia de la editorial Gran Vía (Burgos) un libro conmovedor: Los cabreros. Poemas largos de un sobrio ritmo envolvente y un sereno tono elegíaco donde este pediatra extremeño "de fuera" ha logrado rescatar un mundo que ya no existe. O mejor, que sólo existe en la memoria de los supervivientes que llegaron a conocerlo. Sin alharacas, con las palabras justas, ha sido capaz de mostrárnoslo y uno, siquiera por unas horas, ha podido volver a él. Y, gracias al poder la lectura, lo ha vivido.
25.1.09
Revolutionary road
23.1.09
Un pecio de Ferlosio
22.1.09
Fiat 1.300
Son muchos los recuerdos infantiles ligados a los viajes en el mille trecento (como decía mi padre, que había estudiado italiano en su bachillerato fascista) por los alrededores de Plasencia. Al río, Vera arriba y Valle abajo, a Puerto de Béjar y a Baños... Eran excursiones en busca de la frescura, cómodas de hacer incluso para alguien tan aficionado, como yo, al mareo. Eso sí, había que entrar y salir con cuidado del vehículo (sin dar portazos) o colocar las toallas para no mojar con el bañador húmedo la tapicería de piel. Con todo, lo mejor del coche eran sus pasajeros: mis tíos y, sobre todo, mis primos, a los que veíamos, nunca mejor dicho, de higos a brevas. Qué distinto es aquel coche de mi memoria del que aparece en ese cementerio de automóviles. Mañana habré olvidado el corroído aspecto de éste pero dudo que no sea capaz de seguir evocando las elegantes líneas de aquél. Ah, la infancia.
Ser extremeño
Las circunstancias se empeñan en que uno vuelva a lo ya comentado hace poco aquí. De los veinticuatro elegidos sólo dos (el torero Perera y el novelista Rodríguez) han desarrollado su labor profesional en Extremadura. La media no está nada mal. Por lo demás, entre deportistas, actores, artistas (como le gusta calificarse a Naranjo), cantantes, abogados, periodistas o estrellas televisivas, abundan los nombres indiscutibles (Oliart, Rubio Llorente, Castelo...) y alguno que otro del todo prescindible. Algo normal en este tipo de "proyectos".
Por elegir una, me ha sorprendido gratamente la conversación con Adelaida García Morales, escritora extremeña de nuevo; algo, por cierto, que siempre ha defendido el crítico Simón Viola.
21.1.09
"Espíritus contemporáneos"
La obra aparece en Renacimiento. Cuenta con el patrocinio del Gabiniete de Iniciativas Transfronterizas; tan desaparecido últimamente como tantas otras instancias culturales de la Junta de Extremadura. Una pena.
20.1.09
Peatón en Mérida
Hasta los ochenta del siglo pasado, con la llegada de
De la frecuentación de los sitios, como sucede con las personas (el roce, decimos, hace el cariño), surgen relaciones que pueden devenir incluso amorosas. Me ocurrió después de unos años de trabajo en Cáceres, donde descubrí una ciudad que, a pesar de haberla tratado bastante, hasta ese momento desconocía, y me ha terminado sucediendo con Mérida.
A pesar de que ostenta el título de Patrimonio de
La presencia de aquella Emérita es insoslayable. Por ruinas, vestigios, edificios y monumentos que la pueblan en todas las direcciones de su centro histórico. Así, casas como la del Mitreo o La Torre del Agua. Puentes como el del Guadiana o el Albarregas. Arcos como el de Trajano. Acueductos como el de Los Milagros o San Lázaro. Templos como el de Diana o el de Marte. Y el famosísimo Teatro. Y, cómo no, el Anfiteatro y hasta el Circo. O las Termas y los Columbarios. Y ya a las afueras, el embalse de Proserpina.
Del mismo modo que hay una Mérida Romana, la más conocida, hay también una Mérida Visigoda, una Mérida Árabe (Mārida, de la que quedan restos bien conservados de su Alcazaba) y, por poner coto, una Mérida Santiaguista (de la que dan fe las Torres albarranas de la misma Alcazaba o la Iglesia de Santa Eulalia).
Acabo de mencionar a Santa Eulalia y bueno será recordar que es la patrona de Mérida, una mártir que murió en el año 64 de nuestra era. Para los foráneos, que siempre comprendemos las pasiones que despiertan las patronas de cualquier lugar,
Como no es inocente que los políticos extremeños, ya constituida Extremadura en Comunidad Autónoma, decidieran que Mérida iba a ser la capital autonómica. Por las razones que he esgrimido antes, esa separación provincial que se extendía mucho más allá de los límites geográficos, tuvieron que buscar una ciudad que no fuera ninguna de las dos capitales tradicionales de la región. De haber podido, a lo peor hubieran hecho como con la Universidad: partirla en dos para que ninguna de ellas se quejara. El caso es que esa decisiva determinación cambió de una vez y para siempre a esa ciudad, no hace falta explicar que para bien.
Uno, que empezó a frecuentarla a principio de los años ochenta, la entrevé más fea y pequeña, con ese aspecto de pueblo grande que todavía no ha perdido. Esto, lejos de ser triste, me parece una virtud. Monumentos aparte, lo que suelen visitar los turistas que se acercan a ella, da gusto pasear por algunas de sus calles donde aún es posible ver árboles en las aceras y casa bajas, ésas típicas de Mérida, con un pasillo central que da a las habitaciones y que desemboca en un patio necesario para combatir los rigores del clima. Casas con muros anchos donde el frío no entra en el invierno y de las que huye el calor en verano.
Desde el balcón de un modesto piso del centro, vislumbro una lejana tarde de los felices ochenta y una fotografía que recoge los muros de una obra en construcción: el Museo de Arte Romano, de Rafael Moneo; una obra singular, sí, pero también perfecta donde continente y contenido, sin solución de continuidad, rescatan lo mejor de la romanidad de Mérida y, por consiguiente, del mundo.
A costa de dejar por el camino
Álvaro Valverde
19.1.09
Garganta
Achacamos la misteriosa desaparición a unas obras para ordenar el riego -realizadas con fondos europeos por valor de casi 900.000 euros- que han llenado de alcantarillas los alrededores. Y, con ellas, al depósito modelo PTP (Plaza de Toros Portátil) que instalaron al lado del puente de arriba. Si algún ecologista de por aquí dejara por un momento sus cosmopolitas preocupaciones por los glaciares alpinos y por el hielo fundido en los polos y le prestara un poco de atención a este hecho, a lo mejor sacábamos algo en claro. Es muy triste, en fin, ver un lento hilo de agua donde antes había un rápido torrente que daba gloria verlo y oírlo.
Cada vez vamos menos al molino. Y uno sabe porqué.
18.1.09
17.1.09
Carta de Santa Marta
16.1.09
15.1.09
Menos para cultura
Ana
14.1.09
La isla de Viernes
En el par de horas que estuvimos juntos, dio tiempo a hablar de muchas cosas (reducidas a segundos en el programa que se emitirá mañana jueves) y, entre ellas, de Ángel Campos, al que la periodista conoció en Lisboa.
Más de tres años lleva La isla de Viernes en antena, como suele decirse. Es meritoria esa fidelidad. Me contaron que su próximo reportaje iba a ser en Montánchez, por lo del plan para reconstruir castillos del que da cuenta hoy la prensa. Nada más apropiado, me dije, para una política cultural en ruinas.
9.1.09
Vuelta
Ah, el próximo viernes se falla en Santa Marta el primer premio de ensayo "Fernando Pérez". También a eso le ha dedicado uno algunas horas de lectura. Seguimos.