2.4.24

La Editora Regional, cuarenta años después

Aunque resulte meritoria la labor de González Perlado, Ródenas Pallarés y Murillo, los primeros directores de la Editora Regional de Extremadura, que ahora cumple cuarenta años de vida, uno asocia su verdadera fundación a la llegada providencial a ese honroso cargo de Fernando Tomás Pérez González. Fue en 1995, nombrado por el mejor consejero de Cultura que ha tenido la Junta de Extremadura, su amigo Francisco Muñoz. Fue una década prodigiosa que solo la muerte fue capaz de truncar. Los que llegamos después, salvo contadas excepciones, nos contentamos con seguir la senda que él marcó. No olvidamos que lo fundamental estriba en tener criterio.
Para empezar, y con la inestimable ayuda de otro ser singular: Julián Rodríguez, cambió la cara de los libros, empresa que va mucho más allá de un simple cambio de diseño. Su clásica elegancia tipográfica pasó a ser la genuina imagen de una marca. Paradigma de ello, la colección de Poesía.
Fernando Pérez fue un hombre riguroso, esto es, teniendo en cuenta las limitaciones –en especial, además de las presupuestarias, la de tener que contar con autores extremeños o vinculados a este tierra y la de editar libros relacionados con ella–, puso el acento en el catálogo, que es lo que hace grande o pequeño a un sello. Fue entonces, una vez consolidada su gestión, cuando el prestigiosos editor de Anagrama, Jorge Herralde, dijo que la nuestra era la mejor editorial pública de España. Consúltese a día de hoy (es accesible a través de la página web) y verán dónde ha llegado ese catálogo. Esa es su auténtica medida. Sería una temeridad entresacar tal o cual título, pero abruma el elenco de obras y autores que lo componen.
Su época coincide con la eclosión de escritores extremeños, tanto del interior como de la diáspora, que ponen por fin a las letras extremeñas en el panorama literario del país. La sitúan en el mapa, quiero decir. Autores que aceptan de buen grado incorporarse al citado catálogo.
Es también el momento de decantar colecciones. Entre las nuevas, La Gaveta, Vincapervinca y Ensayos Literarios. Cómo no mencionar entre las clásicas Estudio y Rescate. O los Cuadernos Populares, que están digitalizados en la mencionada web. O la llegada de la novela gráfica de la mano de Buñuel en el laberinto de las tortugas, de Fermín Solís.
Otro hito de la Editora fue la recuperación en facsímil de la Biblioteca de Barcarrota, proyecto que inició también Fernando Pérez, pero que, por desgracia, no pudo ver culminado.
A lo largo de estos años, la Editora no se ha contentado con publicar libros, su principal misión. Así, ha gestionado las becas a la creación y las ayudas a la edición; organizado los Premios Extremadura a la Creación, que tanto alcance tuvieron; fundado, junto a las Universidades Populares, los talleres de relato y poesía, ahora talleres literarios; y, entre otras actividades de gestión cultural, colaborado decisivamente con el Plan de Fomento de la Lectura, sobre todo en sus inicios, con el proyecto, por ejemplo, de 'Un libro, un euro' en colaboración con la prensa regional, principalmente con el diario HOY.
Lo aportado por la Editora a las dos mejores revistas literarias de la región, Espacio/Espaço escrito y Suroeste, ambas de raíz cosmopolita, es también reseñable.
Nada de todo lo dicho habría sido posible sin la complicidad de los políticos (muy alta en la época de Ibarra) y sin la callada pero constante labor de los escasos miembros de su organigrama. Destaco la meticulosa tarea de una mujer, María José Hernández, jefa de sección de la institución y alma y memoria de la Editora, donde trabaja casi desde que se fundó. Su profesionalidad es sin duda digna de elogio.

NOTA: Este artículo se ha publicado en el diario HOY