Mi joven paisano opina en su blog acerca de la antología y añade dos poemas "fugitivos" que, a su parecer, más que respetable, faltan. Es lo que tiene contar con lectores con criterio que, además, conocen la poesía "desde dentro".
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Días de radio
Mi querido Luis Arroyo, con quien me reencontré hace poco en Badajoz muchos años después, es uno de los responsables del programa quincenal de radio La luz de las palabras, presentado
por Guadalupe Jiménez y por él mismo, que se emite los lunes dentro de El
Doblao en NVO Radio, la emisora municipal de Navalvillar de Pela (Badajoz). Ya se puede escuchar el programa dedicado a Ángel Campos Pámpano y a la presentación de su antología Cercano a lo que importa.
También la conversación que mantuve el pasado martes con Suso Díaz y MariPaz Paz, en el programa La voz en espiral, un rato que se hizo corto, pues me sentí cómodo, donde mi rapidez verbal dio más de sí que nunca, pues era mucho lo que Suso y MariPaz habían preparado. Obrigado.
También la conversación que mantuve el pasado martes con Suso Díaz y MariPaz Paz, en el programa La voz en espiral, un rato que se hizo corto, pues me sentí cómodo, donde mi rapidez verbal dio más de sí que nunca, pues era mucho lo que Suso y MariPaz habían preparado. Obrigado.
30.5.12
Vuelve Trapiello
El poeta, el que, junto al autor de los diarios, a uno más le interesa, aunque no olvido al agudo y particular articulista ni al sagaz y extravagante ensayista. Vamos, que mis limitaciones como lector sólo afectan al novelista, por más que alguna narración suya haya leído.
Casi diez años sin nuevo libro de poemas (desde Un sueño en otro, de 2004) es mucho para los que le seguimos y, más allá, necesitamos sus versos.
Casi diez años sin nuevo libro de poemas (desde Un sueño en otro, de 2004) es mucho para los que le seguimos y, más allá, necesitamos sus versos.
De alguien que tituló uno de los suyos El mismo libro no espera uno novedades, en el peor sentido. Y menos a estas alturas del paseo. Con todo, misterios de la poesía, nueva, fresca y hasta diferente, con ser a buen seguro la misma (la voz única y, por eso, reconocible del de Manzaneda de Torío) le ha parecido a uno esa gavilla de poemas que se agrupan en Segunda oscuridad.
Aprecio, sobre todo, los poemas extremeños, que uno llamaría "de Las Viñas" (o del Pago de San Clemente), si bien no le hago ascos a los matritenses y, cómo no, al berlinés. Me sorprende otra vez esa vuelta de tuerca a lo campestre (lo agropecuario, diría él, como el título de su poema-poética), donde lo hondo se hace leve y lo frágil del todo consistente. Es ahí donde Trapiello es más él. O eso me parece.
En fin, seguro que García Martín y Mainer (en Babelia), que uno conozca, han dicho ya cosas muy atinadas sobre el libro. Estoy deseando publicar esta breve nota para leer ambas reseñas. Me contentaré, que no es poco, con celebrar esta nueva entrega y con reconocer en voz alta, todo lo alta que la educación y la elegancia me permitan, que su poesía sigue siendo para mí una lectura imprescindible. Pura vida.
29.5.12
"Un centro fugitivo" en ABC
Manuel de la Fuente firma un artículo sobre la antología en ABC. Se añade un poema de "Imaginario", serie del libro Desde fuera, dedicada a la pintura de Ortega Muñoz. Lo mejor, la sección: Poetas de Feria. Ole.
Mi escritorio
Jesús Ortega ha tenido a bien invitarme a colaborar en su creciente Proyecto Escritorio. No se ve mal la humilde mesa de uno. Hasta parece un lugar de trabajo, "donde se escribe". Cosas de la fotografía, supongo. Agradecido.
28.5.12
No sólo lo dice uno
"La baja explotación de la cultura en Extremadura debería preocupar", afirma el abogado liberal Antonio Garrigues Walker. Una verdad de Perogrullo que pocos aquí entienden.
En concreto, Garrigues dice: "Una comunidad como esta tiene que pensar en soluciones innovadoras, y ahí veo a las industrias culturales, la baja explotación de la cultura debería preocupar; la riqueza es increíble, tener ciudades como Mérida, Cáceres, Plasencia, Badajoz y otras, debería dar para hacer mucho más. Si los italianos tuviesen esta riqueza cultural se habría enterado toda la humanidad...". (La entrevista está firmada por José L. Aroca y se ha publicado en el diario HOY)
Me parece interesante, para complementar esta opinión, el reportaje "Trabajador cultural: un puesto cualificado, estable... y en peligro", de Jesús Ruiz Mantilla, publicado en El País.
En concreto, Garrigues dice: "Una comunidad como esta tiene que pensar en soluciones innovadoras, y ahí veo a las industrias culturales, la baja explotación de la cultura debería preocupar; la riqueza es increíble, tener ciudades como Mérida, Cáceres, Plasencia, Badajoz y otras, debería dar para hacer mucho más. Si los italianos tuviesen esta riqueza cultural se habría enterado toda la humanidad...". (La entrevista está firmada por José L. Aroca y se ha publicado en el diario HOY)
Me parece interesante, para complementar esta opinión, el reportaje "Trabajador cultural: un puesto cualificado, estable... y en peligro", de Jesús Ruiz Mantilla, publicado en El País.
Alguna vez pudimos creer...
"Alguna vez pudimos creer que este era un país sobrio, escarmentado y
serio, que sabía a quién quería parecerse y adónde llegar. Produce
opresión comprobar hasta qué extremo algunos representantes de nuestras
instituciones han entrado en un mundo de corrupción, unos económica y
otros intelectual, capaz de ponerse por montera esas mismas
instituciones que integran y de pisotear el respeto que deberían a los
ciudadanos con gestos de fanfarronería insoportable". Así empieza el artículo semanal de mi periodista favorita, Soledad Gallego-Díaz, tan lúcido y fresco como suele. Menos mal que sigue escribiendo gente así. Cada vez menos, ay. Dívar, Bankia... "Digamos no, de ninguna manera, y busquemos la palanca para desatrancar
esas puertas, que no tienen que ver con mayorías parlamentarias ni con
la oposición, sino con la calidad del hecho de ser ciudadano".
Irene
Ya no lo llaman Premio de Redacción, como antes, sino de Relato Corto. Me refiero al famoso de Coca-Cola. En la edición provincial, ha ganado una antigua alumna, Irene Martín Gómez. Me alegro. La recuerdo bien. No siempre pasa. Estuvo conmigo un solo curso, en sexto de Primaria, hace un par de años. Le gustaba escribir, lo hacía bien y no ocultaba sus deseos de llegar a ser escritora algún día. Con esa fantasía se empieza. Además, era aún mejor lectora. La veo a veces los viernes por Marina, de paseo con sus amigas, y siempre me saluda con una agradable espontaneidad. Un premio como éste puede darle confianza para seguir. Quiero decir para comenzar.
27.5.12
La poesía de Llera
José María Cumbreño ha tenido la excelente idea de publicar en sus certeras y modestas Ediciones Liliputienses, Colección La Biblioteca de Gulliver, El desierto está creciendo, una mínima, pero sustancial, antología de José Antonio Llera (Badajoz, 1971). Que sea breve es lógico; al fin y al cabo, el profesor e investigador de la Universidad Complutense (que publicó en 2006 Los poemas de cementerio de Luis Cernuda), es autor de tres libros de poemas: Preludio a la inmersión (1999), El monólogo de Homero (2007) y El síndrome de Diógenes (2009). Los dos primeros están en el catálogo de la Editora Regional de Extremadura y el último en Luces de Gálibo. Tras un prólogo también cortito, pero muy gustoso ("Yo llegué a Cáceres en un Seat 131 Supermirafiori conducido por mi padre."), la recopilación empieza por atrás, es decir, con cuatro poemas del libro inédito Transporte de animales vivos, para seguir con doce de El síndrome... y sendos fragmentos de sus dos primeras obras. Hay que tener en cuenta que estos libros eran en realidad poemas extensos, de una sola pieza, y qué pieza, que demostraron, desde el primer momento, el nivel de exigencia de Llera que, a mi modo de leer, es uno de los más altos del panorama lírico español, joven o no. Para demostrarlo, de ahí lo de la buena idea, esta antología no apta para pusilánimes, que, por eso, no dejará indiferente al lector atrevido, sino todo lo contrario. Ah, ya saben que la tirada también es mínima. Para no desentonar.
26.5.12
Reconquista (Un cuentino occidental)
Cuando las nuevas autoridades culturales, presuntamente acosadas por la temible Crisis, decretaron el cierre de las fronteras y, aprovechando la coyuntura, volvieron a darle la espalda a la nefasta modernidad y al decadente cosmopolitismo, los gristes poetas provinciales se alegraron sobremanera: volverían a ser los únicos protagonistas de su historia, quienes ostentaran en exclusiva los prestigios y se repartieran todas las condecoraciones. Y lo más importante: los destinados a verter en sublimes versos retóricos y heroicos las extremeñas esencias patrias.
25.5.12
Cocktails
¡Qué buena idea la de publicar este libro! La mezcla, atendiendo al título, ha sido perfecta. Un sagaz editor, Javier Sánchez Menéndez (de La Isla de Siltolá); un buen tipógrafo, como Abel Feu; el director de la colección Urbi et Orbi, Juan Bonilla ("incansable paseante de la calle latinoamericana de los libros"); el autor del prólogo (otro exquisito cocktail en sí mismo), Juan Manuel Bonet, y la traductora y responsable de las exhaustivas notas, Marie-Christine del Castillo.
Luis Aranha, su autor, fue un muchacho de São Paulo, nacido en 1901 (como mi abuela Feliciana), que escribió Cocktails a principio de los años veinte del siglo pasado, aunque la obrita se publicó por primera vez sesenta años después, en 1984 (con cubierta del propio Aranha), tres antes de su muerte. Está considerada una de las obras de referencia del modernismo brasileño, o lo que es lo mismo, de las vanguardias de aquel país americano (y, por extensión, de toda América). Esto y mucho más -abruma y deleita la erudición de este hombre- es lo que cuenta Bonet con todo lujo de detalles; lo que, siquiera por un momento, me ha hecho envidiar la vida de quienes, como él (y hay pocos así, que conste), se dedican a la pesquisa de libros, a la búsqueda de versos y autores perdidos, entre los polvorientos anaqueles de las estanterías de las librerías de viejo. ¡Apasionantes esas primeras páginas de Cocktails! ¡Una novela!
Formado en los Maristas, Aranha, "poeta sin casi biografía", dice Bonet, terminó Derecho a los veintipocos y se dedicó el resto de su vida a la diplomacia, que, como ya he dicho más de una vez, no deja de ser una rama de la literatura por aquellas lejanas tierras de ultramar. Eso quiere también decir que dejó la poesía para siempre y, sin explicación aparente, esos sugerentes sueños que alcanzó a plasmar, y de qué forma, en los veintiséis poemas de su único libro.
Formado en los Maristas, Aranha, "poeta sin casi biografía", dice Bonet, terminó Derecho a los veintipocos y se dedicó el resto de su vida a la diplomacia, que, como ya he dicho más de una vez, no deja de ser una rama de la literatura por aquellas lejanas tierras de ultramar. Eso quiere también decir que dejó la poesía para siempre y, sin explicación aparente, esos sugerentes sueños que alcanzó a plasmar, y de qué forma, en los veintiséis poemas de su único libro.
Ni que decir tiene que las versiones de M-C del Castillo hacen posible degustar esos sabrosos cocktails como si fueran, digamos, de Chicote, y demuestran sobradamente que en poesía todo lleva demasiado tiempo inventado, por mucho que algunos se las den ahora de modernos, lo que no deja de ser, casi siempre, una trasnochada impostura. El futurismo y otros istmos son, sí, experimentos de otro siglo que, por suerte, no necesariamente han envejecido mal. Para muestra, este delicioso cocktail.
24.5.12
(Ex) Cultura extremeña (1)
Hace una semana larga que escribí esta reflexión en dos partes. Luego decidí que debería callar o dejar que hablaran otros (que ni lo han hecho ni lo lo harán). Alguien, al fin, se ha dignado a pronunciarse (me refiero al teatrero Javier Leoni que firmaba ayer un artículo en el diario HOY titulado "¿Qué cultura extremeña?") y sólo ahora me animo a entrar también en liza. Está uno cansado de monólogos.
Ganas me dan de empezar como José María Parreño en un reciente artículo de El País: "La cultura es demasiado importante como para dejarla en manos de los políticos". Precisamente uno, Pedro del Pino, que al parecer fue diputado del PP y ahora es jefe de servicio en una Consejería, ha publicado un artículo propagandístico en el diario HOY -donde le han fichado como colaborador- en defensa de la impecable labor cultural de su partido en Extremadura y de paso, cómo no, para criticar la dichosa herencia recibida; esto es, la gestión de los socialistas. Ellos lo hacen mejor y por mucho menos, viene a decir. Al poco de empezar, lanza una afirmación temeraria que, según él, define "el criterio que ha seguido el Partido Socialista, durante largos años, en lo que al desarrollo de la política cultural en Extremadura se refiere: dinero de los contribuyentes a espuertas, sin control, con despilfarro y deteriorando la imagen de la región en el exterior". Todo mentira. O casi. Que hubo excesos y despilfarro, sin duda. ¿No lo eran, y tal vez lo sigan siendo, pongo por caso, los del Ayuntamiento popular de Badajoz con sus premios (uno asistió a cenorrios multitudinarios) y su Feria del Libro (made in Planeta)? A buen seguro menos que en el resto de España, con la diferencia de que aquí salíamos de un lugar al que algunos parecen empeñados en devolvernos dominado por la incuria, la apatía, el abandono, el analfabetismo... Un erial, en suma. Por eso era necesario un esfuerzo mayor. Y un gasto acaso semejante. ¡Si por no tener no teníamos ni bibliotecas!
¿Sin control? ¿Y qué hacía la oposición para evitarlo? ¿No era su obligación hacerlo? ¿Deteriorando la imagen de Extremadura fuera? Al revés, fuimos la envidia del resto de España. En lo literario, por nuestra modélica editorial pública, la Editora Regional, que sobrevive a duras penas, sacando adelante proyectos de su anterior director y gracias a la profesionalidad del pequeño equipo técnico que allí trabaja. Por las Becas a la Creación y las Ayudas a la Edición, también extintas. Por las Aulas de la AEEX, que aquella administración subvencionaba (con perdón) para quitarnos de encima siglos de atraso y darnos, de una santa vez, un baño de universalidad. Es hoy cuando hemos perdido nuestra imagen y volvemos a las sombras de una caverna nada platónica.
Ganas me dan de empezar como José María Parreño en un reciente artículo de El País: "La cultura es demasiado importante como para dejarla en manos de los políticos". Precisamente uno, Pedro del Pino, que al parecer fue diputado del PP y ahora es jefe de servicio en una Consejería, ha publicado un artículo propagandístico en el diario HOY -donde le han fichado como colaborador- en defensa de la impecable labor cultural de su partido en Extremadura y de paso, cómo no, para criticar la dichosa herencia recibida; esto es, la gestión de los socialistas. Ellos lo hacen mejor y por mucho menos, viene a decir. Al poco de empezar, lanza una afirmación temeraria que, según él, define "el criterio que ha seguido el Partido Socialista, durante largos años, en lo que al desarrollo de la política cultural en Extremadura se refiere: dinero de los contribuyentes a espuertas, sin control, con despilfarro y deteriorando la imagen de la región en el exterior". Todo mentira. O casi. Que hubo excesos y despilfarro, sin duda. ¿No lo eran, y tal vez lo sigan siendo, pongo por caso, los del Ayuntamiento popular de Badajoz con sus premios (uno asistió a cenorrios multitudinarios) y su Feria del Libro (made in Planeta)? A buen seguro menos que en el resto de España, con la diferencia de que aquí salíamos de un lugar al que algunos parecen empeñados en devolvernos dominado por la incuria, la apatía, el abandono, el analfabetismo... Un erial, en suma. Por eso era necesario un esfuerzo mayor. Y un gasto acaso semejante. ¡Si por no tener no teníamos ni bibliotecas!
¿Sin control? ¿Y qué hacía la oposición para evitarlo? ¿No era su obligación hacerlo? ¿Deteriorando la imagen de Extremadura fuera? Al revés, fuimos la envidia del resto de España. En lo literario, por nuestra modélica editorial pública, la Editora Regional, que sobrevive a duras penas, sacando adelante proyectos de su anterior director y gracias a la profesionalidad del pequeño equipo técnico que allí trabaja. Por las Becas a la Creación y las Ayudas a la Edición, también extintas. Por las Aulas de la AEEX, que aquella administración subvencionaba (con perdón) para quitarnos de encima siglos de atraso y darnos, de una santa vez, un baño de universalidad. Es hoy cuando hemos perdido nuestra imagen y volvemos a las sombras de una caverna nada platónica.
¿Los Premios Extremadura a la Creación? Sostengo desde hace años que el principio de nuestra debacle cultural (pública) empezó antes de la maldita crisis, gracias a la decisión, libremente adoptada por el señor Vara, presidente de la Junta -ahora Gobierno-, de nombrar consejera a una incompetente. Alguien que de libros, pongo por caso, ni sabía nada ni quería saber. De ahí a suprimir esos Premios, que tanto bien hicieron y tanto prestigio alcanzaron (por sus jurados y sus premiados), media un buen recorte.
No será uno quien defienda lo ocurrido en Mérida, pero, como ha pasado con la Orquesta de Extremadura, han estado en un tris de cargarse el Festival, que es, o eso parece, lo que a estos cultos-recién-llegados les pedía el cuerpo. La culpa, como todo, de la crisis y, cómo no, de la penosa herencia recibida.
De la Filmoteca, el Plan de Fomento de la Lectura (¿qué mejor plan para leer que el de publicar libros?), etc. mejor no hablar. Por mucho que él los cite. Ni de Museos como el MEIAC o el Vostell, antes emblemas de parte de lo bueno que por aquí sucedía, y eso que la Dirección General de Patrimonio es de lo poco que funciona. No en vano la consejera procede de ese mundo.
(Ex) Cultura extremeña (y 2)
Conociendo el percal, dudo mucho que, como dice el señor Del Pino, haya reformas (dejémoslo en recortes) ni nuevos proyectos. Falta lo fundamental: equipo, algo más que cuatro nombramientos de nuevo cuño y otros tantos renovados.
Hay excepciones, sí, y conviene señalarlas. Siquiera locales. En Plasencia, por ejemplo, donde las cosas se están haciendo bien. Hay equipo (de dos, pero qué dos), un concejal con excelente disposición y un alcalde leído y culto dispuesto a que la ciudad sea digna de su rica tradición cultural, se la declare Patrimonio de la Humanidad o no.
Muchas vueltas después, uno se pregunta, ¿qué ha hecho el señor Del Pino y otros cultos conversos como él, gente con mando en plaza, por la cultura real de esta tierra? ¿Han escrito algún libro, han pintado algún cuadro, han compuesto alguna canción? ¿Estuvieron al menos una vez en la tarea de construir, desde donde fuera, la base cultural (pública) de la que llegamos a disponer, tras arduos esfuerzos, o eran de los que se conformaban con quejarse desde casa?
Se pueden hacer cosas con menos dinero, sin duda, pero no a coste cero ni deteriorando hasta el límite los servicios. En efecto, "no es la cultura, como casi todo, una cuestión de presupuesto exclusivamente". Con todo, esta región es la que es, viene de donde viene y está como está. Me hace gracia ese concepto generalizado de la cultura como algo que uno debe hacer gratis, como lujo que es, por amor al arte, y no como necesidad.
De poco sirve, en fin, gestionar desde lo público sin el debido respeto, la necesaria ambición, el preciso criterio y, por descontado, sin las consabidas dosis de conocimiento. Tiempo al tiempo. Suponiendo que Monago llegue a tenerlo.
En todo caso, con dinero público o sin él, con políticas culturales o sin ellas, la realidad es terca. Por eso termino con unas palabras del novelista Eugenio Fuentes (Montehermoso, 1958), tomadas de su último artículo dominical, publicado en el mismo periódico del señor Del Pino: "En la Extremadura de hoy, que no es poderosa, lo más poderoso es su literatura. No tenemos equipos de fútbol en primera división, no ocupamos un lugar de primera fila en la parrilla de salida de la industria o el turismo, pero sí estamos en el grupo de cabeza de las letras." (HOY, 20 de mayo de 2012). Puede ser. 22.5.12
Educación, por Aramburu
Formas
sutiles de analfabetismo. Apenas se notan. A algunos sí se les notan,
lo que prueba que afortunadamente aún quedan cerebros capaces de
medir la temperatura intelectual del presente. ¿Quién necesita
erudición habiendo buscadores de Internet? ¿Con qué fin cultivar la calidad educativa si sólo queremos lucro y diversión? Menudean negros augurios.
Se acerca, según dicen, el día en que, ahítos de cultura visual,
prescindiremos del lenguaje. Nos bastarán entonces cuatro rudimentos
verbales para balbucir saludos, indicarle al médico dónde hace pupa y
descifrar los manuales de instrucciones de los aparatos en que estamos
delegando nuestra soberanía intelectual. No sabremos definirnos,
seremos un árbol junto a otro; a cambio, habremos prolongado la
infancia hasta edades que ayer caían de lleno en la vejez. Quien sepa
latín deberá agitar una campanilla, como los leprosos de antaño. Los
abuelos contarán historias de bibliotecas y democracias remotas a sus
nietos.
Fernando Aramburu (El Cultural)
En defensa de la Escuela Pública
Uno, que no estudió en la Pública hasta llegar a COU, defiende con esperanza y con convencimiento la Educación Pública. Por eso, y a mucha honra, trabajo en ella.
21.5.12
Las cosas de Víctor...
... Peña, que no Martín. Me he reído mucho al leer esta entrada de su blog: "Fe".
En la distancia adecuada
Un libro de Álvaro Valverde es
siempre una buena noticia, pero una antología seria, razonada y concienzuda de
su obra poética lo es todavía más; sobre todo porque ya iba siendo necesaria.
Es muy curioso (por no decir, poco comprensible) que uno de los nombres
imprescindibles en el actual panorama poético en español, con una obra sólida y
bien armada que se acerca a la decena de títulos, con una trayectoria
envidiable de más de veinticinco años, no contase todavía con una recopilación
que recogiese los incontestables hitos que esta andadura ha ido posando en su
devenir. El mismo autor, en jugosa nota final, se refiere con enjundia y
sinceridad al asunto y a él debo remitirme; a mí me queda dar albricias a este
libro ineludible si se quiere entender cómo ha ido evolucionando la poética de
un autor, como digo, de referencia.
No sé si fueron los hados, pero el
día que tuve acceso a este Un centro fugitivo coincidió con la
presentación en Badajoz de la excelente antología que M. Á. Lama y Tomás
Sánchez Santiago han realizado de la obra del llorado Ángel Campos, un poeta,
como todo el mundo sabe, más que estrechamente vinculado a quien protagoniza
hoy estas líneas. El mismo Álvaro Valverde, en una arrebatada y emocional
intervención en este mismo evento, subrayó pormenores de esa amistad y
relacionó singladuras de ambos poetas que, cómo son las cosas, vuelven a
coincidir ahora que se editan enjundiosas calas de sus respectivos itinerarios.
No quiero dejar el acto citado, porque, en él, realizó Sánchez Santiago una
emocionante reflexión acerca del papel del editor de una obra; digamos, antes
que nada, que Valverde ha confiado la suya (con el olfato e intuición que le
caracteriza) a Jordi Doce, poeta e investigador del que ya teníamos noticia cumplida
en esta tierra donde alguno de sus libros y traducciones han aparecido por
primera vez, y sobre parecerme ajustada y más que razonable, le imputo, además,
la reflexión de Sánchez Santiago a la que me refería, en el sentido de indagar
en los criterios que le habrán llevado a decidir por qué tales y tales poemas
en detrimento de otros. No le envidio la tarea, sinceramente; siendo los libros
de Valverde compactos edificios donde prácticamente cada palabra está pesada y
medida (pese a la aparente facilidad de su discurso cálido) y cada poema se ubica
en un lugar incuestionable hace falta valor para separar esas estructuras y
lograr, como creo que Doce ha conseguido, que el resultado pueda leerse como un
“continuum” que, para cualquier no iniciado, se erige en una puerta cómoda que
franquear y así poder adentrarse en el vivencial y reflexivo discurso del poeta
placentino.
Como no podía ser de otra manera
todos sus libros están representados, en mayor o menor medida (salvo el ya
lejano Territorio, del que sólo aparece el conocido poema dedicado a T.
S. Eliot), lo que da idea de la ponderación con que el tiempo ha tratado la
evolución poética de nuestro autor. Buena parte de las antologías al uso hacen
preponderar la carga en un determinado título, lo que descompensa la totalidad
del esfuerzo del escritor. Aquí no; el número de poemas recogidos es similar,
lo que sugiere una valoración unánime de los diferentes jalones de nuestro
autor. Es difícil que un lector, por más avezado que se considere en la obra de
Valverde, eche de menos alguno en particular; puede que sí, eso va en gustos,
claro, pero la selección de Doce me parece tan cuidada que pido perdón por tener
que definirla con el manoseado tópico del “si no están todos los que son, son,
desde luego, todos los que están”.
En el preclaro e iluminador prólogo
que sirve de pórtico a esta cuidada antología encontrará el lector un lúcido y
sostenido panorama de las claves poéticas de Valverde, que el mismo autor ya ha
dado a conocer en otras piezas. No es extraño. Si Doce insiste en la faceta de
lector del poeta como esqueleto que sostiene su quehacer poético, no nos
extraña que el propio autor pueda convertirse (pese a negarlo) en el mejor
lector de sí mismo. Valverde es hoy un nombre ineludible, sobre todo en el
apasionante campo de la poesía meditativa e intelectual, ejercicio que sólo
está al alcance de los más dotados. Tras la lectura de estos mesurados versos,
descubrimos que el poeta es, en definitiva, una voz que busca situarse en el
mundo, que camina por él en un tránsito irremediable, queriendo fijar aquello
que irreparablemente huye. Pero, a la par, esa voz ahonda inquisitivamente en
su interior buscando la difícil comunión de lo de dentro y lo de fuera. Y
Valverde, con cautela, sin estridencias, en ese particular tono de
“conversación en voz baja” que usa en su dicción, nos va descubriendo una
realidad tan familiar que acaba resultando ser la nuestra, la propia de cada
uno, que, gozosa, descubre al fin las palabras exactas que buscaba para su
expresión: las que desgrana este sosegado discurso de sabiduría poética plena.
ENRIQUE GARCÍA FUENTES
Álvaro
Valverde, Un centro fugitivo. Antología poética (1985-2010). Edición de
Jordi Doce. Sevilla, La Isla de Siltolá, col. “Arrecifes”, 2012.
Esta reseña se publicó en el suplemento Trazos, del diario HOY, el día 19 de mayo de 2012.
20.5.12
A la intemperie
Manuel Neila (Hervás, 1950), poeta, traductor y crítico, tiene una veta aforística que viene desarrollando desde hace años. Fruto de esa labor, los libros El silencio roto, Palabras en vilo, La voz desnuda y Juicios en alarde. Los tres últimos, inéditos. De ellos ha sacado los aforismos que componen Pensamientos de intemperie, "quintaesencia", según él, de esa trilogía, si bien recupera algunos de su primera obra. Lo publica Renacimiento, con el rigor acostumbrado, en su colección A la mínima, que dirige el propio Neila.
La mayor parte de los aforismos tienen que ver con los asuntos que de verdad conciernen a Neila: la poesía, por ejemplo (y escribir, en general), a la que dedica páginas de verdad enjundiosas. Por extensión, a cuanto afecta a la vida de un hombre (él), que es casi todo. Siquiera sea porque, como recuerda, "Lo inesperado sucede a cada instante". Central es también la reflexión sobre el aforismo y la aforística.
"Hay pensamientos que sólo afloran como respuesta a una inquietud: son los pensamientos de intemperie". Y añade más adelante: "El pensamiento fragmentario no necesita de escuelas, academias o cátedras: es un pensamiento a la intemperie".
Moralista, como cualquiera que se dedique a esta rigurosa y afilada forma de pensar y de escribir (por cierto, tan de moda: Babelia le dedicó el sábado pasado un especial al tema), Neila actúa con la humildad debida (la que exige al poeta si quiere dedicarse a ese oficio), con un "estilo natural", con sobradas lecturas detrás (sobre todo de clásicos del género: de Pascal a Canetti, de Lichtenberg a Joubert, de Kraus a Ferlosio), para ir, sin ambages, hasta el fondo de las cosas. "Nada aburre tanto como la diversión. Por eso aburren, ¡y de qué modo!, los escritores empeñados en parecer divertidos".
MN lo tiene claro: "Difícilmente entenderemos los aforismos si no conseguimos leerlos como preguntas, a pesar de su forma apodíctica". Tal vez por eso estos aforismos pensados "razonablemente", están destinados a ser leídos una y otra vez, algo que garantiza larga vida al libro. Resista la prueba del tiempo o no, lo que está ya demostrado es que quien toca este libro, "ya lo dijo el poeta, toca a un hombre". Y que este hombre merecer ser escuchado.
Nica
Nicanor Gil es un inquieto informático que lo mismo codirige el Aula de Literatura "José Antonio Gabriel y Galán", que publica un libro de relatos, Historia de Villa Germelina (de la luna libros), o una guía de su pueblo (puebla, mejor), Guía Histórica Ilustrada de Guadalupe (Ediciones del Ambroz). Sí, además de la literatura, a Nica, luchador incansable a favor de la causa saharaui, le apasiona la fotografía, como podemos comprobar en uno de sus blogs: Metamorphosis. El otro forma parte, desde hace unos días, de los que publica el diario HOY y se titula El Olvidadero. ¡Que dure!
19.5.12
Otra referencia
En El juego de la taba, de Elías Moro: "Y en Arrecifes, en fin, y entre tanta joya, un libro largamente anhelado desde que supe de él: Un centro fugitivo (Antología Poética 1985-2010) de Álvaro Valverde (“cosecha del 59”.) Preparado por Jordi Doce, en este volumen se recogen 25 años de poesía del autor placentino. Un libro perfecto tanto para acercarse a su obra por primera vez como para disfrutar con su relectura quienes ya conocíamos la obra de Álvaro".
Distancia adecuada
Así titula el crítico Enrique García Fuentes la reseña que publica en el suplemento Trazos del diario HOY sobre Un centro fugitivo. Ha dado el primero (en papel) y creo que ha dado bien. No por los elogios, que uno agradece, sino por la hondura y precisión con la que está escrita. Muito obrigado.
El ciervo de Valero & Del Río Mons
Otra de las colecciones bonitas de verdad de la Isla de Siltolá (con Abel Feu y Los Papeles del Sitio al fondo) es, precisamente, la de Anejos de Siltolá. En ella acaba de publicar el poeta Vicente Valero Cierto ciervo que vi, un puñado de poemas en prosa pertenecientes a su libro Días del bosque, con el que ganó en 2007 el premio Loewe y que, en consecuencia, editó Visor. Las ilustraciones, unas preciosas fotografías del cántabro José del Río Mons; quien ya se ocupó de otro de los libros de esta misma colección, Elogio del desierto, de Martínez Mesanza.
VV vive en Ibiza, la isla donde nació, y su casa está en un bosque. De ahí que sus versos destilen verdad, lo que no siempre ocurre cuando el poeta, a contracorriente, se acerca a la naturaleza. Lo explica muy bien otro poeta, filósofo también, Ignacio Gómez de Liaño que firma, algo más que un prólogo, "En el claro del bosque". Valero y Del Río Mons aman los bosques, dice. "Yo, sobre todo, los respeto". Y si los ama, añade, es "más como lugares de la condición humana que como lugares de vida". Destaca que la palabra latina luci servía para referirse a bosque y a luz, aunque en funciones distintas de genitivo y dativo.
Luz es, sin duda, lo que proyecta el claro de este bosque de palabras donde uno se pierde confiado.
18.5.12
Lo del Verdugo
Los presagios no fueron buenos. Llegué del trabajo y, al entrar en casa, el olor a humedad era demasiado intenso. Nada normal. Me di cuenta de que la pintura de la pared estaba en parte abombada y de que salía agua por el rodapié. Llamé a los del seguro. Acordé una cita para hoy, pero volví a llamarles preocupado porque aquello iba a peor. Por suerte, a las cuatro y poco ya estaba un fontanero aquí. Apenas llegó, empezó a picar en busca de la fuga. Dio con ella relativamente pronto, agujeros y cascotes después. Uno, desolado, pensaba mientras tanto en Jordi Doce, que estaría a punto de llegar a Plasencia, si es que no lo había hecho ya. Cuando sonó el móvil, el operario estaba ya rematando su faena. Firmé, llegó Y. y me duché. Entre el calor bochornoso y el derivado del disgusto... Cosas que pasan, sí, pero cuando menos falta hace. No es que uno se ponga nervioso antes de actos, lecturas o presentaciones. Lo peor para mí viene después, a toro pasado. Y esta vez no ha sido excepción. Son las seis de la mañana y ya llevo un rato largo despierto. Y con dolor de cabeza.
En el Verdugo nos reunimos un puñado de amigos, la inmensa minoría de costumbre. Esta vez se nos unió mi madre y una prima suya. No había más familia. El resto, ya digo, amigos y lectores placentinos. Algunos vinieron de fuera: Basilio Sánchez, Elías Moro, Miguel Ángel Lama, Salvador Retana (que ya oye todo) y Montse... No faltaban María José y Gonzalo, lo que siempre me tranquiliza, y muchas más personas que no menciono para que esto no parezca un evento social. Mis compañeros del colegio, por ejemplo. En primera fila, estaba Juan Ramón Santos que había preparado un escenario acogedor: dos butacas, una mesita baja con libros, una lámpara de pie... Como en casa, vamos. Me pareció que era mejor este formato de dos amigos, Jordi y yo, conversando sobre la antología que el tradicional de yo hablo de tu libro y tu comentas algo y lees unos poemas. No sé cuánto tiempo estuvimos charlando de esto, de lo otro y de lo de más allá. A uno se le hizo muy corto, la verdad. Naturalidad no faltó, que es lo que importa. Al final, cómo no, para justificar que uno, según dicen, es poeta, leí un par de poemas de la sección de "Inéditos". Con el dedicado a Ángel Campos y a Lisboa se me quebró la voz. Era la primera vez que lo decía en voz alta.
Fuera, no lo he comentado, estaba Álvaro Hurtado, de la librería El Quijote, vendiendo ejemplares. Su fidelidad, como la de tantos otros, es formidable. Había fabricado unos separadores para la ocasión. Y Juanra y la Concejalía de las Artes unos pliegos elegantes con datos sobre Jordi y un poema: "Aquí".
Por todo lo que pasó uno se siente contento, claro está, y muy agradecido. Como reza en la nota final de Un centro fugitivo, "se queja uno en vano de su condición de solitario".
La noche terminó con una cañas y, como suele ocurrir cuando alguien de fuera nos visita, sentados en una terraza de la plaza.
Ahora sigue oliendo a humedad. Los pájaros cantan como locos. El día empieza. La vida, por suerte, continúa.
17.5.12
GHB en Tusquets
Su editorial le dedica una página con motivo de la concesión del Premio Mario Vargas Llosa NH. Por todo lo alto.
El poeta Pablo Guerrero
El cantautor Pablo Guerrero acaba de publicar un nuevo libro de poemas, como el anterior en Maia ediciones y también con ilustraciones del placentino Miguel Copón. Se titula ¿No son copos de nieve? y lleva un breve prólogo de José Ignacio Eguizábal donde dice cosas tan atinadas como que "la poesía verdadera transfigura la realidad, que, paradójicamente, sigue siendo la que es pero con otra mirada" o que la poesía "afirmativa" de PG "no sabe. Anuncia y canta. Celebra". Sin duda, gracias a la poesía "aprendemos de nuevo a ver" y eso ocurre con estos poemas de PG que, sin que ni el título ni el prologuista lo avisen, se sitúan en Egipto y trazan un itinerario por aquellos exóticos parajes sin que el resultado, verso a verso, tenga nada que ver con el típico libro de viajes, de poesía o no, ni con las tópicas ocurrencias previsibles en la visita a aquellos míticos lugares del norte de África.
Desde la pura fragilidad, con una precisión destacable, PG medita más que describe y apenas permite que la geografía y sus monumentos, naturales o no, se cuelen en sus versos; llenos, por cierto, de elocuentes paréntesis. Lo hímnico, ya se dijo, prima sobre lo elegíaco. Todo es misterio, sugerencia, rumor, balbuceo. Aquí se celebra, sí, la vida. El tiempo se detiene y las palabras conjuran para siempre la inevitable presencia de la muerte.
16.5.12
Poesías completas
Una nueva colección se inaugura en la estimulante y nerviosa editorial de La Isla de Siltolá, dedicada a las poesías completas de distintos autores. Empieza con la del ovetense Víctor Botas, en edición del que fuera acaso su mejor amigo, José Luis García Martín (al principio creímos que VB era un alter ego del aldeanovense).
A falta de una cabal y deleitosa relectura del interior, lo que ya puedo afirmar es que, por fuera, la colección es preciosa. Diseñada y cuidada por su director, Abel Feu, da gusto verla. Tapa dura, forrada en tela, papel excelente, etc. En la cubierta, sólo la firma del autor. En la contracubierta, sobre blanco, una fotografía, el nombre del autor y el título del libro, así como el logo de la editorial. Está clara su franca inspiración en la Bibliothèque de la Pléiade de Gallimard. Pensé que estaría dedicada a autores consagrados e incluso muertos, pero en la solapa posterior ya se anuncia el próximo volumen: Ouija, la poesía completa de Juan Bonilla. ¡Larga vida!
14.5.12
Proyecto escritorio
Así se llama el blog de Jesús Ortega en el que distintos escritores muestran los lugares donde escriben, que suelen estar en sus cuartos propios, como diría la Woolf.
"Reúno imágenes y reflexiones a propósito de los espacios de escritura de autores contemporáneos en lengua española. Narradores, poetas y ensayistas participan en el proyecto con un texto breve y una fotografía", explica Ortega, y añade: "Escritorios mundo, escritorios esfera, escritorios isla, escritorios cabaña, escritorios santuario, escritorios celda". "En Proyecto Escritorio convergen las poéticas del espacio", concluye.
"Reúno imágenes y reflexiones a propósito de los espacios de escritura de autores contemporáneos en lengua española. Narradores, poetas y ensayistas participan en el proyecto con un texto breve y una fotografía", explica Ortega, y añade: "Escritorios mundo, escritorios esfera, escritorios isla, escritorios cabaña, escritorios santuario, escritorios celda". "En Proyecto Escritorio convergen las poéticas del espacio", concluye.
Escritorios de F. J. Irazoki y F. Aramburu, en París y Hannover, respectivamente |
13.5.12
Lo último de Pilar Galán
Hace apenas una semana se presentaba en Plasencia, dentro de los actos del Mes del Libro, el último de relatos de Pilar Galán (Navalmoral de la Mata, 1967), Paraíso posible, publicado por de la luna libros. El encargado de hacer los honores fue Juan Ramón Santos, autor de cuentos, como ella, y con obras en la misma editorial emeritense, quien sigue demostrando con frecuencia (más, a buen seguro, de lo que él quisiera) que presentar un libro no siempre ha de ser algo ritual, mecánico o aburrido. Lo suyo fue un ejercicio de inteligencia y de lucidez que remató Pilar Galán con las palabras que preparó para ese acto, unas cuartillas que leyó deprisa (es de las mías), donde se rió mucho de sí misma y dejó caer algunas perlas que cortaron el aire de la Sala del Artesonado de Las Claras; así, ese comentario de un alumno que, informado de la larga enfermedad de su padre y de los días y noches que dedica a su cuidado, le espetó una mañana, con pasmosa naturalidad, al llegar cansada y ojerosa a clase: "Ya tendrá usted ganas de que su padre se muera".
Hubo, además, complicidad entre presentador y presentada, que nunca está de más en cualquier presentación que se precie. De todo aquello me quedaron unas ganas tremendas de leer cuanto antes esos cuentos reunidos, una necesidad ya satisfecha que me ha dejado un estupendo sabor de boca. Sí, es verdad que aquí prima lo agridulce -se repitió aquel día-, pero el humor y la ironía inclinan la balanza hacia ese lado en que lo azucarado predomina.
Breves y muy breves, estos relatos están escritos desde la vida. La más corriente. La usual. Padre, madre, marido, hijos, hermanos, suegra, matrimonio, familia, de un lado, y, del otro, el trabajo (en su caso, la enseñanza, que da mucho de sí cuando de relatar se trata) y otras circunstancias (niños a los que se les aparece la Virgen en una atmósfera que evoca la película Amanece que no es poco; portugueses que invaden Extremadura; alumnos que pasan a ser profesores de viejos maestros; la llegada del fin del mundo; la desesperación del veraneante playero, etc.) dan consistencia a unas historias muy apegadas al terreno, escritas en clave autobiográfica, por decirlo de una manera acaso demasiado sencilla, por no decir simple. Muestra de ellos sería "Navalmoral-Cáceres (y viceversa)", donde PG recuerda los viajes en autobús de su infancia y que a uno le ha llevado hasta algo que publicó en Baluerna.
Paraíso posible se lee sin querer, sin esfuerzo (del malo), un relato va tirando del siguiente y al final, antes de que lo sospeches, en la cesta ya no hay, como quien dice, cerezas, El ritmo es cadencioso y envolvente, el conseguido por alguien con oído, un bien que no es exclusivo de los poetas. Con hallazgos no sólo formales, como esa frase que cierra "Vae victis": "y al otro lado del rencor, no existen ni vencedores ni vencidos". Con cuentos perfectos, como "La Eneida: Libro Cuarto".
Apenas hay microrrelatos, pero para terminar copiaré uno que se titula "Despedida" y que quizás traiga al lector algo del tono -el más ligero- de Paraíso posible:
Vete a tomar por culo, Margarita, me escribió en el móvil. Solo un poeta como él podía despedirse en endecasílabos.
12.5.12
Librero
Recibí ayer un mensajino de mi librero, parco en palabras internáuticas, donde me comunicaba que había recibido, por fin, ejemplares de Un centro fugitivo y me felicitaba por la antología. Es "una edición muy bonita, presentada y cuidada". Y ya en tono de coña, algo muy propio en él, añadía: "Desde ayer en tu librería habitual, destacada en escaparate". Por la tarde, a la vuelta de Correos, bajo un calor sofocante, pasé a verlo. Me hubiera gustado mostrar aquí una imagen de cómo ha quedado, pero... Arriba, encima de una mesita, también había colocado con gracia otro puñado de libros. Sólo lo hace con los de casa. Con los del ya famoso GHB, por ejemplo. Detalles, en fin, de quien desde hace muchos años, por cuenta propia o por cuenta ajena, ejerce de bendito intermediario entre los libros y nosotros. Un librero.
Pijamas
Ve uno cada día a las gitanillas de aquí con sus flamantes pijamas por las calles cercanas a San Lázaro sin apreciar, ignorante, que son unas adelantadas de la moda. Sí, por eso de "la fiebre del pijama-à-porter", que argumentan los de El País. "El pijama es el nuevo esmoquin", dice alguien. "Me parece supersexy", comenta otro. Modas.
11.5.12
Carta de Badajoz (con Ángel)
Este iba a ser un viaje difícil. Lo sabía. La última vez que vi a Ángel Campos Pámpano fue en esa ciudad, en el que fuera mi último acto público como director de la Editora, con motivo de la entrega de los premios Extremadura a la Creación. Cuando acabó el acto, pasamos al vino de honor. (Ya no hay ni premios ni vinos.) Estuvimos muy poco rato. Siempre odié esos saraos donde nunca supe moverme (no como otros) y Ángel no estaba muy católico (un decir). Salimos juntos y, por aquello de los detalles, me llevó en su coche hasta el mío, aparcado relativamente lejos. Al entrar en el suyo, tan desordenado como de costumbre, casi me siento encima de unas pastillas. Pregunté. El estómago, respondió. No volvimos a vernos. A uno le destituyeron y él no dejó de llamarme. Hasta que fui yo quién se interesó por él. Luego...
No había vuelto a pisar Badajoz. ¿Para qué? Quiero decir que no hubo ocasión, como hoy. La excusa: presentar su antología Cercano a lo que importa (Diputación de Salamanca). Ha sido en la residencia Hernán Cortés. El salón estaba lleno. O casi. A Pámpano se le quería. Se le sigue queriendo, mejor.
Ha abierto Paco Muñoz, el anfitrión, y ha seguido Miguel Ángel Lama, autor del prólogo y de la bibliografía. Luego me ha tocado a mí. Empecé recordando lo que suele contar Ibarra cada poco, eso de que no le gusta que se lea. Va por Rajoy, sobre todo. Si se sabe de lo que se va a hablar... Por eso no llevaba nada escrito. Apenas unas notas. Sé muy bien qué es lo que tengo que decir sobre Ángel Campos. Sobraban papeles. Eso ha permitido que la cosa fluyera de otro modo, más natural acaso, pero también que olvidara, por ejemplo, hacer alusión a su faceta de editor (con Manuel "Cerebro" González y Pedro Almoril, sus socios de Libros del Oeste, en la sala) o que hiciera mención a que no fue un poeta de premios quizás porque su mejor premio fue tener un editor como Manuel Borrás (o los pre-textos). No creo que haya quedado mucho más en el tintero. De lo que sí he dicho hablaré, tal vez, otro día.
Ha cerrado, de la forma brillante que él gasta, Tomás Sánchez Santiago, amigo de juventud y ya para siempre de Angelito, que ha destacado, entre otras iluminaciones, lo próximo que el poeta extremeño de San Vicente de Alcántara estuvo del decir, por aquello del título de Eugénio de Andrade, tan parecido al de esta antología. Ese decir que es, al cabo, lo que importa.
Un par de piezas al piano de Felipe Hernández y unos poemas de ÁCP leídos por la poeta Irene Sánchez Carrón han servido de colofón al intenso, emocionante acto.
No voy a citar a quién he abrazado o saludado para no caer en otro error: el de olvidar a alguien. Han sido muchos amigos, sin duda. Que no le ven a uno mal, por cierto, lo que a los hipocondríacos nos tranquiliza. Sin tomar ni siquiera una caña, en eso no he cambiado, he salido pitando para Plasencia. Mañana (ya hoy) trabajo. Y ya ven la hora que es.
10.5.12
La autobiografía de Tranströmer
Tengo todo el respeto por una editorial tan seria y necesaria como Nórdica, pero me siento defraudado, por decirlo de una manera suave, tras adquirir Visión de la memoria, la breve autobiografía de infancia y adolescencia del Nobel Tomas Tranströmer, y encontrarme con unas páginas que ya había leído porque estaban incluidas en la antología El cielo a medio hacer, publicada también por Nórdica y traducidas por Roberto Mascaró.
Uno, en su inocencia, pensó, sin comprobarlo, que aquéllas eran sólo una parte de la mencionada autobiografía.
No están los tiempos para gastar; al menos con un sueldo, a la baja, de maestro de escuela. Ni sobra el espacio en casa. De ahí, ya digo, mi decepción. Como no hay mal que por bien no venga, he releído esas memorables prosas y disfrutado otra vez de ellas. Y me he sonreído al volver sobre estas palabras dedicadas a su madre: "Era una maestra devota y amaba a los niños. Podía pensarse que le iba a ser difícil retirarse. Pero no fue así: sintió una gran liberación".
Uno, en su inocencia, pensó, sin comprobarlo, que aquéllas eran sólo una parte de la mencionada autobiografía.
No están los tiempos para gastar; al menos con un sueldo, a la baja, de maestro de escuela. Ni sobra el espacio en casa. De ahí, ya digo, mi decepción. Como no hay mal que por bien no venga, he releído esas memorables prosas y disfrutado otra vez de ellas. Y me he sonreído al volver sobre estas palabras dedicadas a su madre: "Era una maestra devota y amaba a los niños. Podía pensarse que le iba a ser difícil retirarse. Pero no fue así: sintió una gran liberación".
9.5.12
Intimidad
"Diré el que em fuig. No diré res de mi" ("Diré lo que me huye. Nada diré de mí"), escribió Gabriel Ferrater y uno ha llevado ese verso, desde que lo leyó, como un lema. O como una poética. A rajatabla, según creo. Jordi Doce titula precisamente "Diré lo que me huye" su prólogo a la reciente antología de Siltolá. Con todo, qué emoción dedicar ese libro a tu madre y que ésta, a su vez, también se emocione al recibirlo. O que tu hijo, en su blog secreto, te dedique unas palabras a propósito de lo mismo y de un viaje reciente de Sevilla a Plasencia que hicimos los dos solos y, en fin, de una conversación que tuvo con Javier Sánchez Menéndez, el editor del libro. O que tu hija te pida que le guardes un ejemplar. Orgullo de ser hijo. Orgullo de ser padre. Humildes pero contundentes sentimientos que al cabo nos consuelan y nos dan fuerzas para sobrevivir, que es lo que toca.
GHB gana el VLL-NH
Dicen las agencias, y lo publica el diario Hoy, que "en la modalidad de mejor libro de relatos publicados en 2010 y 2011,
dotada con 5.000 euros en cada caso, resultaron ganadores,
respectivamente, Gonzalo Calcedo por 'El prisionero de la avenida
Lexington' (Editorial Menoscuarto), y Gonzalo Hidalgo Bayal por
'Conversación' (Tusquets)". Se refieren al premio Vargas Llosa NH de Relatos que se entregó ayer en Madrid. Una alegría, y doble, por los dos Gonzalos.
(Nota: la fortografía está tomada de LaRepública.pe)
8.5.12
Uf, vaya lío
"La Coordinadora del Plan de Fomento de la Lectura en Extremadura ha asistido también en su calidad de Directora de la Editora Regional en varios actos de la feria: las presentación de las novedades de dos obras de su catálogo editorial.
A su cargo han estado las las presentaciones de las escritoras nacionales Luz Gabás e Inma Chacón, con numeroso público participando en los diálogos públicos con las autoras. Presidió la Mesa Redonda del día 27 sobre el libro electrónico, además de estar presente en varias presentaciones de libros tanto de editoriales extremeñas como nacionales y digitales.
Estuvo presente también en el último acto oficial de la feria, moderado por Liborio Barrera en el que intervinieron los dos autores con más éxito en el mundo del libro cibernético con los que hoy cuenta la edición española".
Copio (tal cual) unas palabras de Rosa Lencero, la Coordinadora (con mayúscula) del Plan de Fomento de la Lectura de Extremadura. Pertenecen a un correo promocional -abierto y masivo- sobre su agitada presencia en la Feria del Libro cacereña.
Leo, sí, y releo, pero sigo sin comprender. Vamos, que no doy crédito. Y no es sólo la redacción, que conste. Lo del final de primer párrafo, por ejemplo. O lo de "escritoras nacionales". Qué rigor. ¿Tenemos entonces Directora (también con mayúsculas) de la Editora Regional? Pues me temo que (casi) nadie lo sabía. No al menos los medios de comunicación. Ni los ciudadanos de a pie, como uno. ¡Tiene collons! Esto sí. Como lo del consejero de Sanidad de la Junta, que al parecer pasa (o pasaba) consulta médica en Elvas cada quince días. Lo cuenta el diario Hoy.
Clarín, 98
A falta de leer alguna cosa, da gusto comentar esta nueva entrega de Clarín. Publica páginas de un diario del poeta y traductor Manuel Neila; una semblanza del ruso Danil Jarms; unos poemas, traducidos por Martín López-Vega, del excelente poeta macedonio Nikola Madzirov, elogiado por Zagajewski; un cuento, plata y oro, de Felipe Benítez Reyes; unos fragmentos del poeta y editor Javier Sánchez Menéndez; unas hermosas prosas japonesas de M. Ángeles Robles Morales; una entrevista de Susana Benet (muy apreciada por sus haikus) a mi estimado Vicente Gallego en la que, por momentos, entre efluvios y misticismos, me acabo perdiendo; un estremecedor ramillete de testimonios de la posguerra real rescatado por Marciano de Hervás en los archivos de su pueblo, o una parte, sobre el París de Azorín en plena Guerra Civil española, de ese libro, tan esperado, que, sobre la Ciudad de la Luz, tiene entre manos José Muñoz Millanes. Menos reseñas que otras veces -¿los recortes?- y una divertida crónica de Enrique García-Máiquez sobre un reciente congreso dedicado al genial Chesterton cierran un número (por demás literario: el 98) del que aún, ya decía, me quedan textos por disfrutar.
Cuatro poemas
De la antología, que ha publicado en su blog Antón Castro. Y con el lujo de ilustraciones que suele. Obrigado.
7.5.12
Una apostilla
De Simón Viola al artículo de Merche Barrado sobre los recortes en la cultura extremeña. Por cierto, en lo que a uno respecta, extiendo la corresponsabilidad de este lamentable estado de cosas a Izquierda Unida, tan culta ella. Y no digamos alguno de sus sesudos representantes en la Asamblea.
Humo
Enrique Baltanás (Alcalá de Guadaíra, 1952) tiene hace tiempo acreditada su condición de poeta y de estudioso de la literatura (de los Machado, por ejemplo). Aunque ha publicado libros de prosas (es un consumado aforista), Paréntesis edita ahora, a los sesenta de su edad, su primera novela, A punto de dejarlo.
Julián Arjona, el protagonista, bibliotecario y separado, que va a alcanzar la cincuentena, decide dejar el tabaco y relata su último día de fumador. Ese domingo agobiante y solitario que pasa en su casa no deja de ser un viaje inmóvil, ya que, poco a poco, página a página, va dando cuenta de aspectos fundamentales de su vida pasada; en lo sustancial, la de un fumador empedernido.
Para colmo, su trabajo se desarrolla en la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, lo que le permite al narrador, un tipo, entre otras cosas, cínico, melancólico, irónico y sentimental, ensayar sobre ese vicio "que te enseña a morir".
El libro, que denominaremos novela, como los editores y el autor, a falta, supongo, de otro nombre para ese género sin género (o esa suma de géneros), para esa narrativa que tiene que ver con el ensayo, ya se dijo, pero también con el diario; el libro, decía, tiene una trama frágil, muy poco novelesca. Vamos, que no hay intriga ni asesinato ni otras truculencias propias del género canónico más allá del contar mismo. Ocurren sucesos no muy distintos de los que puede gozar o sufrir cualquier mortal. Al fin y al cabo, como dice Julián, "toda vida es una novela". No vamos a desvelar esa delgada trama, con un giro final inesperado, pero sí podemos comentar que los personajes son escasos (Mayte, Norma, Salvador y poco más) y el protagonista, por eso, lo es en grado sumo.
A quienes seguimos a Baltanás a través de su blog y conocemos un poco al personaje que allí comparece no nos ha extrañado que en A punto de dejarlo se aluda al matrimonio (y a la separación: "La vida es triste y fea, como un divorcio"), a la religión (en concreto al catolicismo), a la enfermedad (peor que la muerte), a la educación (cuyo lamentable estado el profesor universitario conoce bien), a la literatura (Julián es un letraherido), a la política (y sus desengaños), a las mujeres (ese insondable misterio)... Hasta el punto de que Baltanás, parafraseando a Sthendal, podría decir: "Julián Arjona c'est moi".
Entretenida de leer, cercana, por lo que comenté antes a propósito de las vidas comunes y corrientes, cargada de un soterrado y negro humor, escrita con una prosa sobria, eficaz, sin alharacas, calculada en función de la historia, el relato no deja de ser también una novela generacional, razón de más para sentirse identificado con muchas de las peripecias y reflexiones de ese solitario fumador dispuesto a que su vida cambie.
Lo que no puedo imaginar es la lectura de un fumador en activo o de alguien que lo fue y dejó de serlo. Uno, rara avis, jamás ha fumado.
Julián Arjona, el protagonista, bibliotecario y separado, que va a alcanzar la cincuentena, decide dejar el tabaco y relata su último día de fumador. Ese domingo agobiante y solitario que pasa en su casa no deja de ser un viaje inmóvil, ya que, poco a poco, página a página, va dando cuenta de aspectos fundamentales de su vida pasada; en lo sustancial, la de un fumador empedernido.
Para colmo, su trabajo se desarrolla en la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, lo que le permite al narrador, un tipo, entre otras cosas, cínico, melancólico, irónico y sentimental, ensayar sobre ese vicio "que te enseña a morir".
El libro, que denominaremos novela, como los editores y el autor, a falta, supongo, de otro nombre para ese género sin género (o esa suma de géneros), para esa narrativa que tiene que ver con el ensayo, ya se dijo, pero también con el diario; el libro, decía, tiene una trama frágil, muy poco novelesca. Vamos, que no hay intriga ni asesinato ni otras truculencias propias del género canónico más allá del contar mismo. Ocurren sucesos no muy distintos de los que puede gozar o sufrir cualquier mortal. Al fin y al cabo, como dice Julián, "toda vida es una novela". No vamos a desvelar esa delgada trama, con un giro final inesperado, pero sí podemos comentar que los personajes son escasos (Mayte, Norma, Salvador y poco más) y el protagonista, por eso, lo es en grado sumo.
A quienes seguimos a Baltanás a través de su blog y conocemos un poco al personaje que allí comparece no nos ha extrañado que en A punto de dejarlo se aluda al matrimonio (y a la separación: "La vida es triste y fea, como un divorcio"), a la religión (en concreto al catolicismo), a la enfermedad (peor que la muerte), a la educación (cuyo lamentable estado el profesor universitario conoce bien), a la literatura (Julián es un letraherido), a la política (y sus desengaños), a las mujeres (ese insondable misterio)... Hasta el punto de que Baltanás, parafraseando a Sthendal, podría decir: "Julián Arjona c'est moi".
Entretenida de leer, cercana, por lo que comenté antes a propósito de las vidas comunes y corrientes, cargada de un soterrado y negro humor, escrita con una prosa sobria, eficaz, sin alharacas, calculada en función de la historia, el relato no deja de ser también una novela generacional, razón de más para sentirse identificado con muchas de las peripecias y reflexiones de ese solitario fumador dispuesto a que su vida cambie.
Lo que no puedo imaginar es la lectura de un fumador en activo o de alguien que lo fue y dejó de serlo. Uno, rara avis, jamás ha fumado.
6.5.12
De los periódicos
"Un cargo fundamental para el mundo del libro como es la dirección de la
Editora Regional, que durante treinta años ha formado parte destacada de
la estructura de funcionamiento de la Consejería de Cultura, sigue a
estas alturas sin cubrir mediante nombramiento oficial y se ignora si
existe intención de dotar el puesto por parte de la actual consejería. El poeta y profesor Álvaro Valverde, que desempeñó este
cargo durante varios años, ha clamado reiteradamente a través de su blog
contra la aparente amortización de la dirección de la Editora
Regional. «A cambio se ha perdido la posibilidad de sacar adelante
publicaciones que ningún editor privado abordaría, teniendo en cuenta
además que en la región estos editores son una especie exótica», se
queja Valverde.
El escritor alude a la importancia del Catálogo creado
por la Editora Regional, al interés que despertaban sus títulos en
editores y lectores de fuera de la región y a las expectativas que fue
capaz de crear entre gente joven que se abría al mundo de la letras.
«Este parón, más que indignante es increíble -dice-, porque hay que
tener muy poco amor a la cultura y a los libros para hacer esto en una
tierra que siempre estuvo atrás y que ahora lo había superado, para
dejarlo malbaratar». Para Álvaro Valverde, la Editora Regional había
conseguido convertirse en la mejor editora pública del país y eso le
hace difícil soportar esta especie de neutralización de la misma que no
ha suscitado reacción pública ni de gente de la cultura ni del PP o el
PSOE, a los que Valverde hace culpables de un silencio corresponsable.
«Esta es una región de apáticos y no sé si de cobardes», se lamenta".
Mercedes Barrado, diario Hoy, "La cultura recortable".
5.5.12
EncaminArte: un balance
De pequeño gran acontecimiento puede ser calificada, ahora que termina, la exposición EncaminArte, fruto del proyecto "Arte en la Escuela" llevado a cabo por la Comunidad Escolar del "Alfonso VIII" de Plasencia. A la bulliciosa y multitudinaria inauguración han seguido días de numerosas visitas que el "boca a boca" ha ido propiciando. Eso y las imágenes televisivas que Vía Plata ha emitido una y otra vez. Y las opiniones fundadas de personas que conocen el arte y se han declarado gratamente sorprendidas. Son muchas las sensaciones que registra el Libro de Visitas de la muestra, todas menos la indiferencia.
Todavía hay tiempo de pasarse por la sala del Conventual de San Francisco, que luce por cierto como nunca. Hoy y mañana -se clausura el domingo-, estará abierta de 12 de la mañana a 2 de la tarde y
de 6 a 8 de la tarde. Enhorabuena, pues, a niños, padres y maestros.
4.5.12
Violeta profundo
Hace tiempo que vengo defendiendo la poesía de Rafael Fombellida, a quien considero uno de los mejores poetas de su generación, que es la mía. Cosecha del 59 y natural de Torrelavega.
Llega ahora el libro Violeta profundo, editado por Renacimiento, que, si no fuera una solemne bobada, uno calificaría como el mejor de los suyos. Lo digo porque para cada lector ese título puede ser, de entre los publicados por un mismo autor, distinto. Uno, por las razones que sean, a día de hoy, es el que prefiere.
No puedo negar que lo he leído desde la emoción. Desde la complicidad también. Hace tiempo llegaron noticias preocupantes, apenas susurradas: "Rafael...". De ese paso por el infierno, dan cuenta estos versos. Sin compasión. Sin victimismo. Sin vaguedades. A tumba abierta, que es el único estado en el que se debería escribir poesía. Uno ha entendido, acaso mejor que nunca, que puede ser legítimo hacer literatura con la poesía (si ambas cosas son, en rigor, compatibles, algo que niega Gamoneda, por ejemplo), pero éste, ay, no es el caso. Y se nota a la legua, lo mismo que a un actor malo le delata de lejos su falsa retórica.
No puedo negar que lo he leído desde la emoción. Desde la complicidad también. Hace tiempo llegaron noticias preocupantes, apenas susurradas: "Rafael...". De ese paso por el infierno, dan cuenta estos versos. Sin compasión. Sin victimismo. Sin vaguedades. A tumba abierta, que es el único estado en el que se debería escribir poesía. Uno ha entendido, acaso mejor que nunca, que puede ser legítimo hacer literatura con la poesía (si ambas cosas son, en rigor, compatibles, algo que niega Gamoneda, por ejemplo), pero éste, ay, no es el caso. Y se nota a la legua, lo mismo que a un actor malo le delata de lejos su falsa retórica.
En realidad Violeta profundo es un libro de amor. A la vida, sobre todo. Y a una mujer, Marisa, "que nunca faltó de mi lado". "Qué modesto es vivir, y que poco se precia", escribe.
Después de leerlo -a sorbos lentos, como con miedo-, he comprendido muy bien las palabras de la dedicatoria que figura al frente de mi ejemplar: "este libro de sombra y de luz". Más de lo segundo, sin duda, a pesar de que la Noche (que Fombellida llega a escribir con mayúscula) haya sido larga, oscura y, claro, profunda.
Más allá, porque la vida es inconcebible sin ella, la muerte, omnipresente en un libro que da testimonio de una íntima relación con ella: "Un hombre muerto es sólo y nada menos / un hombre muerto. No te aflijas / por él, ni lo adolezcas".
En medio, un asombroso puñado de poemas arrancados a la meditación, cargados de lecturas (Milton, Rilke, Thomas, Eliot, Keats, Saba, Baudelaire, Ungaretti...) escritos con maestría, poderosos en su fragilidad, que consuelan a pesar del dolor que rezuman. Podemos decir que esa corriente central de la poesía española de las últimas décadas, la meditativa o metafísica -el rótulo lo mismo da-, tan fructífera si tenemos en cuenta los títulos que ha dado, se afianza aún más gracias a este libro llamado, lo intuyo, a perdurar.
"Si alguien me nombra, que me llame Nada", dice el primer verso del poema final, "Nihil". Con todo, ya se dijo, las ventanas que abre esta obra dan a la luz. Una luz confortable, la que ilumina el mundo tras el paso feroz de una tormenta.
3.5.12
Mediocres
"Antes, me decía Miquel Agulló, las mejores carreras universitarias
acababan en el servicio al estado. Hoy lo hacen en cualquier enorme
máquina de estacazo financiero. A la política sólo se dedican quienes no
han podido entrar en esas máquinas atroces. La ruina del estado, que es
la nuestra, está en manos de los mediocres".
Félix de Azúa, "Las churras y las merinas", El País.
¿Se mueren los blogs?
Se lo pregunta Iván Thays en una entrada del suyo, Vano oficio. Luego da una lista de los vivos. Dice que es incompleta. Menos mal, ya daba a éste por muerto. Pasen y lean.
2.5.12
Mala pasada
Esta mañana, tras añadir a la breve nota de presentación la referencia a la nueva antología y guardar el cambio, la plantilla de este blog se transformó. Sin previo aviso, claro. Ahora me doy cuenta de que la lista de enlaces no es la que era sino una muy anterior en el tiempo. Intentaré devolverla a su ser en cuanto pueda. Como he intentado hacer con todos los desbarajustes ocasionados. Veremos.
Blogs estudiantiles
El que en su obligado retiro laboral transitorio ha confeccionado con sus alumnos del "Gabri" placentino mi amigo Néstor Hervás. Literandos lo han llamado.
O el que Antonio Tejero, que fuera director general de de Calidad y Equidad Educativa con Eva María Pérez y antes y siempre un maestro de lo más inquieto, tiene con sus alumnos de 5º del Castra Caecilia de Cáceres.
O el que Antonio Tejero, que fuera director general de de Calidad y Equidad Educativa con Eva María Pérez y antes y siempre un maestro de lo más inquieto, tiene con sus alumnos de 5º del Castra Caecilia de Cáceres.
"Los de dentro"
Lo reconozco: en esta ocasión sí he leído de pe a pa el artículo de Muñoz Molina en Babelia (El País), y me ha gustado. Tiene mordiente. Comienza: "Decía Borges que los seres humanos nacen aristotélicos o platónicos; yo
he pensado muchas veces que nacen, nacemos, acreedores o deudores, de
modo que hay quien se pasa toda la vida exigiendo lo que se le debe y
quien vive angustiado por las deudas urgentes que se le están reclamando
siempre. También empiezo a sospechar que se nace para estar dentro o
para quedarse o sentirse fuera...".
Un párrafo: "Se reconoce en seguida a los que están dentro, a los que han nacido para estarlo. Es un club en el que por ahora todavía está representado mayoritariamente el sexo masculino. Hay quien sin haber publicado nada o casi nada ya ha aprendido todas las maneras, que en su variante española incluyen una jactancia áspera, un lenguaje de clan, una destreza para situarse y repartir juego, para intercambiar favores, una soltura para citar el título de lo que uno mismo ha escrito como si fuera de dominio público, para pronunciar nombres de pila. La literatura es un local que ellos controlan desde la barra; acodados en ella, intercambiando claves, inapelablemente aprobando o descartando, volviéndose a medias para mirar de soslayo a la concurrencia, administrando el sarcasmo, contando anecdotillas denigratorias ya muy manoseadas, detectando candidatos posibles a los que quizás convenga admitir en el club. (...) Siempre están en el secreto de algo que los demás ignoran".
Y una oración: "Hay quien publica un tomo liviano de verso o prosa y enseguida se llama a sí mismo poeta, escritor, escritor joven, y va a congresos de poetas vestido de poeta o de escritor joven, y firma manifiestos de jóvenes poetas o jóvenes narradores, y es incluido en antologías generacionales o identitarias, y habla con aplomo de los escritores en primera persona del plural, y muy pronto se hace jurado en premios y antólogo y dirigente de congresos, cada vez más en el meollo, en el centro, en el ajo".
Un párrafo: "Se reconoce en seguida a los que están dentro, a los que han nacido para estarlo. Es un club en el que por ahora todavía está representado mayoritariamente el sexo masculino. Hay quien sin haber publicado nada o casi nada ya ha aprendido todas las maneras, que en su variante española incluyen una jactancia áspera, un lenguaje de clan, una destreza para situarse y repartir juego, para intercambiar favores, una soltura para citar el título de lo que uno mismo ha escrito como si fuera de dominio público, para pronunciar nombres de pila. La literatura es un local que ellos controlan desde la barra; acodados en ella, intercambiando claves, inapelablemente aprobando o descartando, volviéndose a medias para mirar de soslayo a la concurrencia, administrando el sarcasmo, contando anecdotillas denigratorias ya muy manoseadas, detectando candidatos posibles a los que quizás convenga admitir en el club. (...) Siempre están en el secreto de algo que los demás ignoran".
Y una oración: "Hay quien publica un tomo liviano de verso o prosa y enseguida se llama a sí mismo poeta, escritor, escritor joven, y va a congresos de poetas vestido de poeta o de escritor joven, y firma manifiestos de jóvenes poetas o jóvenes narradores, y es incluido en antologías generacionales o identitarias, y habla con aplomo de los escritores en primera persona del plural, y muy pronto se hace jurado en premios y antólogo y dirigente de congresos, cada vez más en el meollo, en el centro, en el ajo".
1.5.12
Las bibliotecas de Salamanca
En Lecturas y algo más, el blog del Club de Lectura de la Biblioteca "Torrente Ballester" de Salamanca (que coordina la bibliotecaria Isabel Sánchez), hay una entrada, a modo de balance, sobre las jornadas "El valor de las bibliotecas en un mundo en crisis", algo más que una mera declaración de intenciones o un simple gesto de reivindicación profesional. Un oportuno y pensativo paréntesis "para decir en voz alta que las bibliotecas no son un gasto, son una inversión. Una magnífica inversión en cultura, en educación, en placer, en ocio, en igualdad de oportunidades, en servicios, en actividades, en acceso libre y gratuito a la información y a todo tipo de documentos".