Que la política placentina ha venido siendo, desde la Transición, cualquier cosa menos ejemplar era algo de sobra sabido. Aquí y fuera. Pero sobre todo para quienes hemos padecido las aciagas consecuencias. No voy a volver sobre ese desgraciado asunto del que me he ocupado, para nada, mil veces. Pues bien, todo sigue igual. O eso parece. De los últimos acontecimientos, que esta vez tienen como protagonista al PSOE, informa el periodista Antonio Sánchez-Ocaña en el diario HOY.
La crisis se zanja con la disolución, ahí es nada, de la agrupación socialista de Plasencia. De momento, se cierra la sede hasta dentro de un mes. "Para entonces no habrá en la ciudad ninguno de los 300 militantes
actuales, ni agrupación. Solo una sede cerrada. A partir de ese momento
volverá a abrirse la afiliación y se convocará asamblea constituyente
que elija una nueva dirección local", escribe ASO.
El secretario regional del PSOE, Guillermo Fernández
Vara, "explicó que la ejecutiva provincial iniciará los pasos
encaminados para disolverla, «para volver a empezar de nuevo y que el
PSOE en Plasencia sea noticia por todo lo que tiene que hacer en la
ciudad y no por las cosas que puedan pasar dentro del PSOE»".
Uno se daría por satisfecho si a la postre se limpia de una vez el buen nombre de ese partido que, por cierto, al lado de algún que otro indeseable, ay, antes y ahora ha contado con afiliados íntegros. Los placentinos no se merecen menos.