28.8.06
Arquitectura
27.8.06
Poetas en Barcelona
26.8.06
Entradilla
"El 15 de agosto de 1995 ABC publicó unas líneas escritas por quien suscribe dedicadas al libro de Fernando Pérez Marqués (1919-1993) Postales de andar extremeño (1995 y 2004, 2ª ed.). A su hijo, Fernando Tomás Pérez González (1953-2005), hizo mucha ilusión que en las páginas en las que su padre había colaborado durante años se publicase —Santiago Castelo mediante— una reseña de aquella obra. Once años después, es un privilegio honroso pero triste volver a estas páginas para rendir homenaje al amigo desaparecido (26-8-05), a otro escritor pulcro y meticuloso como su padre, a un editor exquisito y honrado".
Fernando, un año
24.8.06
Ironía
Sincericidio
Juan Carlos Ortega: ¿La sinceridad está bien, o es una coartada para decir maldades?
Maitena: Yo he heredado de mi madre algo que mi marido llama sincericidio, que es una mezcla de sinceridad y suicidio y que a veces se parece peligrosamente a la maldad.
21.8.06
Cartas
En un alto de nuestra habitual ruta sabatina, me preguntó Gonzalo si había leído en la sección de Cartas al Director de ABC una suya. No era el caso. La leí más tarde y pensé que las cañas habían hecho seria mella en mí. Tan mareada (y mareante) me pareció. Sí, de tan mal escrita, podría pasar por apócrifa. Hoy desvela Juan Manuel de Prada el misterio: fue el director de ABC, Zarzalejos, quien la manipuló para que los lectores así lo creyéramos. Delirante.
Confesión
18.8.06
Pecharromán
No puedo extenderme sobre los pormenores de mi obsesión por don Ricardo Pecharromán, como le denomina su propia página web. Una visita a la misma (no digamos ya a su museo) despejará el misterio. Para ver parte de su obra basta con pinchar en las sucesivas exposiciones consignadas (sección verde).
Con todo, no me resigno a transcribir parte de la nota de prensa publicada con motivo de su última exposición, denominada, como todas las suyas (las encabeza siempre con su nombre y lo que toque o convenga), "Pecharromán y Mozart. Diálogo de la pintura con la música desde la posmodernidad". La cita dice: «Ricardo Pecharromán presenta una colección de ejecución rápida, vitalista, de primera mano, como si cada obra rehuyera de ser pintada en más tiempo, pero "con largas jornadas de pragmatización en el pensamiento como si el tiempo no transcurriera para afrontarla", ha informado el Museo». Pues eso. Pasen y vean.
15.8.06
Crónicas berlinesas
14.8.06
Veracruz
PS. No haría falta especificar que ese nombre remite a la portuaria ciudad mexicana y que, en consecuencia, carece de cualquier connotación religiosa. Que conste, por si acaso.
13.8.06
De una conversación
ANATXU ZABALBEASCOA. Su punto de vista puede parecer nostálgico.
J. P. No creo que admitir el lado melancólico y nostálgico de la vida sea regresivo. Hoy ser melancólico es ser radical. Permitir que la muerte esté presente en nuestro pensamiento y en nuestra cultura sería considerado radical, y no nostálgico (risas).
(La entrevista completa con el arquitecto finlandés se publicó ayer en Babelia, del diario El País.)
12.8.06
Españas
Educación para la Ciudadanía
11.8.06
Azúa dixit
"Las razones del viaje son, creo yo, el agujero negro de la razón contemporánea. Juro por Dios que no añoro viajar solo, ni ir a la playa solo, ni evitar el contacto con el populacho, como estará sin duda deplorando nuestro catón cejijunto, pero no alcanzo a entender por qué la gente se lanza a lugares tan lejanos y tan caros cuando es incapaz de describir lo que tiene delante de las narices.
(…)
Al lado de casa se esconde lo desconocido, lo que Freud llamaba “lo siniestro” y que no es siniestro sino sólo aquello que se esconde detrás de lo doméstico y conocido, lo que ya no vemos de tanto tenerlo ante los ojos. Soria puede ser más exótica que Tailandia para quien aún sabe mirar con atención".
De La muerte de un viajante (1)
10.8.06
El blog de Jordi Doce
9.8.06
Escapada
Mientras atravesaba los pueblos y comprobaba que las casas de campo han transformado esos parajes, pensaba en lo diferente que resulta el veraneo interior de ese otro de playa que algunos, esporádicamente, practicamos. No me cabe la menor duda: éste es más descansado. Reparador de verdad. Aquí residen la tranquilidad y el silencio. A uno le gustaría compatibilizarlos. No puede ser.
Barco, como decimos en casa, es uno de mis lugares predilectos. Había mucha gente por las calles: al parecer están en fiestas. Aproveché para regalarme un libro. Pregunté en la ferretería por llaveros de latón. Perdí en la plaza de Zalamea uno que me habían comprado allí hace años. Ya no los pedimos, comentó para mi tristeza el dependiente.
Di una vuelta, curioseé y, tras disfrutar un rato del fresquito (casi diez grados menos que en mi pueblo), tomé el camino de vuelta. El día se había torcido a media mañana, pero este viaje a la belleza y a la memoria lo enderezó. Sin duda.
6.8.06
Mi particular homenaje
VISTA DE CIUDAD CON TRANSATLÁNTICO
Buenos Aires, 1936, en una imagen
tomada por Coppola. Se ven
paredes traseras sin ventanas
muros manchados por el óxido,
balcones con la ropa tendida,
azoteas con depósitos grises,
tejados de naves comerciales
y almacenes del puerto. En medio,
cables, tuberías, pararrayos.
A lo lejos, y cerca de los muelles,
avanza, entre majestuosa y elegante,
la silueta de un viejo transatlántico.
A bordo, tal vez en sus bodegas
o en uno de sus secretos camarotes,
entre millonarios y hombres de negocios,
divas de ópera, espías y cantantes
de gira por América o modestos viajeros
sin pasaje en primera, alguien que huye.
Puede ser extremeño. De Trujillo.
Sujeta su equipaje
y espera el desembarco.
En su cabeza se mezclan los recuerdos
y se siente confuso. No sabría decir
si apenado o dichoso. En todo caso,
la travesía ha sido larga y él es alguien
que siempre ha vivido tierra adentro.
Cruzar un océano es algo más
que traspasar una frontera.
Cabría preguntarse
si es un cobarde en plena huida
o un desertor en su escapada
o sólo un emigrante que al marchar sobrevive.
Un toque de sirena, el movimiento
de otros pasajeros, una música
que apenas se hace oír entre el bullicio,
le instan a salir. Ya fuera, observa
gastadas guindalezas, adoquines brillantes
y una fila de taxis alineados que esperan.
Al bajar la escalera, ve de nuevo la vida.
(De Mecánica terrestre, 2002)
Fervor de Buenos Aires
© Sarmiento y Diagonal Norte, 1936, de H. Coppola
Conocí in extenso sus fotografías gracias a Juan Manuel Bonet y al magnífico catálogo que se editó cuando expuso en el IVAM.
Cuentan que cuatro años después de la aparición de Fervor de Buenos Aires, Coppola paseó con Borges la ciudad de calles empedradas y charcos estancados. Sobre uno de esos pequeños espejos de agua, se proyectó la silueta de una casa típica del barrio Palermo. El ojo avizor de Coppola recogió esa "poesía" en una instantánea. Borges, al verla, no dudó: "Esto es Buenos Aires", dijo.
4.8.06
“Ya el único consuelo de mi vida/ es llorar lo perdido para siempre”, “Tan sólo quien conozca la nostalgia/ podrá reconocer lo que me pasa” y “Espera, que muy pronto/ alcanzarás la calma”, son algunos de los luminosos versos de esa antología que subrayé con lápiz.
2.8.06
1.8.06
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Lugares del Otoño
Álvaro Valverde
Plasencia, Madrid, Brujas, Bruselas, Rotterdam, Toledo, Yuste y Deventer son las ciudades que inspiran este breve pero intenso poemario de Álvaro Valverde (Plasencia, 1959), en el que el otoño se alza como protagonista («Bajo la leve niebla de noviembre / llueven hojas en esta calle anónima, / sin nombre para mí que la paseo / en busca de un diario y de un café», y como marco donde el poeta nos transmite sentimientos y sensaciones, en un ejercicio de flâneur del que nos hace partícipes. Álvaro Valverde capta a la perfección el espíritu de cada ciudad evocada en unos versos en los que vuelve a dar cuenta de que es una de las voces fundamentales de la lírica española de hoy. Para el escritor extremeño, la poesía y la literatura no es un mero juego o entretenimiento, sino que implica una carga de profundidad, pues como bien señaló el propio Álvaro Valverde, autor, entre otros títulos, de los poemarios Una oculta razón y Mecánica terrestre, de las novelas Las murallas del mundo y Alguien que no existe, y de la colección de artículos El lector invisible? «la poesía existe como una forma de vida» y «un método de conocimiento de mí mismo y del mundo».
Lugares del Otoño
Álvaro Valverde
Ultramar. Santander, 2006
17 páginas