23.10.23
20.10.23
En ABC Cultural
Á. VALVERDE Y SUS CIUDADES DEL ALMA
CARMEN R. SANTOS
El propio Álvaro Valverde (Plasencia. 1959) explica en una nota final el origen del título, Sobre el azar del mapa, de su último poemario: «Está tomado de un alejandrino de Territorio; el primero que publiqué: «”Trazar itinerarios sobre el azar del mapa”». Una acertada decisión, pues nos remite a una de las constantes. el viaje en un sentido real y también simbólico, la vida como viaje, que recorre la producción del escritor extremeño, sobre todo poeta, pero también narrador con novelas como las murallas del mundo; y ensayista: El lector invisible. De su impulso de trotamundos dio cuenta por ejemplo, en Lejos de aquí; y ahora en este libro de poemas, compuesto por «Cuaderno de Sofía», sobre la capital búlgara, y «Cuaderno suizo», dedicado a Grandson y Ginebra. Los dos son resultado de la visita que realizó Álvaro Valverde a esas ciudades, en periplos cortos y un tanto azarosos, pero muy intensos. Especialmente, porque su concepción del viaje se aleja de lo convencional: «El viajero, / que rehúye a conciencia/ el papel de turista». Así consigue que el lector se sienta también privilegiado viajero al transitar, a través de los versos de Valverde, por una Sofía en cuya periferia. permanece «la tosquedad opuesta a la belleza», de la «arquitectura comunista», pero también misteriosa y poseedora de un secreto, y una Ginebra cosmopolita en la que resuenan los ecos de algunos de sus moradores, como Borges, a quienes rinde homenaje. Nos confiesa que no tomó notas, sino que escribió de memoria. Precioso poemario de «ciudades del alma».
16.10.23
La Editora, punto y...
14.10.23
En la muerte de Louise Glück
Hace apenas dos días, al escribir sobre el poeta Adam Zagajewski para El Cultural, recordé de inmediato a la norteamericana Louise Glück (Nueva York, 1943). A diferencia del polaco, ella sí consiguió el Nobel. El año de la maldita pandemia: el 2020. La primera poeta que lo ganaba después de Wisława Szymborska. Como ésta, por merecimientos propios, por haber escrito, quiero decir, una obra poética sólida que, como bien sabemos, es algo que nada tiene que ver ni con el género ni con las cuotas. Tampoco con la nacionalidad ni con el idioma en que esté escrita, por más que el inglés sea la lengua franca de nuestro tiempo y Estados Unidos un país importante.