Me he decidido a contarlo. Quién si no. En el último claustro del pasado curso, cuando pensaba que aquello por fin había concluido (dos horas dan para mucho), saltó una sorpresa. Olvidé que estos últimos años el equipo directivo reconocía la labor de algún docente y, mira tú por dónde, ese inmerecido honor, que lo mismo sirve como título de "maestro del año" que como aviso, en mi caso, de una jubilación anunciada, le estaba esperando a uno. Bromas aparte, no deja de ser una alegría que los que trabajan contigo piensen que mereces una recompensa, jefes incluidos. Uno cree, con todo, y ojalá no suene a falsa modestia (sería un fracaso si así fuera), que cualquier logro en las tareas laborales es el resultado de la suma de los esfuerzos de todos. Bueno, vale, de casi todos. Con la biblioteca y los planes de lectura y escritura que uno coordina, razón del reconocimiento, eso está clarísimo, dicho lo cual, no puedo sino dar las gracias. Más aún por rematar la faena con un pase inesperado: dar el nombre de uno a la biblioteca del colegio. Será un rótulo efímero, sí. Ya se sabe que la intención de nuestro Excelentísimo Ayuntamiento es derruir dos colegios públicos, el "Ramón y Cajal" (el más antiguo) y el "Alfonso VIII" (el mío, a punto de cumplir 50 años), y construir uno nuevo en las Huertas de La Isla. Pronto, según dicen, aunque el polémico tema sigue dando que hablar. Y lo que queda. (Aprovecho para afirmar, dejando al margen los detalles, que esta fusión me parece innecesaria y ese prepotente edificio de viviendas que iría al lado del nuevo centro escolar, una catástrofe urbanística.)
Para colmo de bienes, mi compañera Teresa Antúnez ha pintado un cuadro precioso (abajo), que se me entregó a modo de trofeo en la mencionada reunión. Ya le estoy buscando una pared en casa. Muy agradecido, soyana.
Ricardo Arroyo, nuestro eficiente secretario, lo recoge así en una de sus muy leídas actas: "Tras los ruegos y preguntas, el Sr. Director, D. José Javier Juanals, de baja en el centro, se persona en el claustro y toma la palabra para, a propuesta del equipo directivo y en nombre del claustro de maestros, homenajear al maestro Álvaro Valverde Berrocoso, coordinador de la Biblioteca Escolar y Plan Lector y Escritura, por su desinteresada dedicación y buen hacer en estos años en lo referente a la Biblioteca del centro. También se acuerda que a partir del próximo curso la Biblioteca Escolar reciba el nombre de 'Biblioteca Maestro Álvaro Valverde'. El homenajeado recibió un hermoso regalo y gran ovación de los presentes, quien en todo momento se mostró emocionado y muy agradecido".
Pues bien, ayer, Día Internacional de la Biblioteca, tras la lectura en el patio, al final del recreo, de algunos fragmentos del precioso pregón de Irene Sánchez Carrón y de tres poemas suyos, que en la voz de los muchachinos quedaron estupendos, volvieron a darme otra sorpresa. Ingenuo que es uno. Al parecer, todo el mundo lo esperaba menos yo. A lo peor es que en vez de ingenuo soy gi... El caso es que el director habló bien de mí y los alumnos aplaudieron y Amelia Trancón, la jefa de estudios, me entregó una rosa y el director una reproducción (arriba) del rótulo que se ha instalado en la puerta de la biblioteca escolar. Los de 6º, mi compañero Jesús (autor del reportaje gráfico) y los miembros del equipo directivo me acompañaron hasta ese lugar y allí tuve ocasión de descubrir la placa. No hubo palabras. Antes, una niña leyó (muy bien) "Futuro", un poema de El cuarto del siroco. Más aplausos y más fotos. Luego, a clase.
Hace justo ahora diez años que llegué al 'Alfonso VIII'. A estas alturas ya puedo asegurar que ha sido una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Y no sólo por esto. Dejo esa historia para otro día.
En fin, contado está. Cosas, ya digo, que pasan. Mil gracias.
Pues bien, ayer, Día Internacional de la Biblioteca, tras la lectura en el patio, al final del recreo, de algunos fragmentos del precioso pregón de Irene Sánchez Carrón y de tres poemas suyos, que en la voz de los muchachinos quedaron estupendos, volvieron a darme otra sorpresa. Ingenuo que es uno. Al parecer, todo el mundo lo esperaba menos yo. A lo peor es que en vez de ingenuo soy gi... El caso es que el director habló bien de mí y los alumnos aplaudieron y Amelia Trancón, la jefa de estudios, me entregó una rosa y el director una reproducción (arriba) del rótulo que se ha instalado en la puerta de la biblioteca escolar. Los de 6º, mi compañero Jesús (autor del reportaje gráfico) y los miembros del equipo directivo me acompañaron hasta ese lugar y allí tuve ocasión de descubrir la placa. No hubo palabras. Antes, una niña leyó (muy bien) "Futuro", un poema de El cuarto del siroco. Más aplausos y más fotos. Luego, a clase.
Hace justo ahora diez años que llegué al 'Alfonso VIII'. A estas alturas ya puedo asegurar que ha sido una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Y no sólo por esto. Dejo esa historia para otro día.
En fin, contado está. Cosas, ya digo, que pasan. Mil gracias.