Fin de fiesta (Pre-Textos), del australiano Clive James (Kogarah, Australia, 1939-Cambridge, Reino Unido, 2019) fue uno de los libros que recogí en mi lista de los mejores del año 2021 para El Cultural. La reseña de Jordi Doce en La Lectura, el nuevo suplemento de cultura de El Mundo, me animó a volver sobre él y reconozco que pocos libros me han estremecido tanto como este en los últimos tiempos. Sorprende que su autor, aunque de origen australiano, fuera durante mucho tiempo un personaje famoso de la televisión británica lo que, imagino, conlleva suponerlo un ser frívolo que viajaba a merced de los acontecimientos que ese trepidante mundo acarrea. También pasó por la radio y el teatro. Fue crítico de The Observer (de 1972 a 1982) y, según la socorrida Wikipedia, "su popularidad en Reino Unido se debió primero a su actividad como guionista de televisión y, posteriormente, a su faceta como presentador de sus propios programas". En la BBC, pongo por caso.
Dicen que, como crítico, "en ocasiones era despiadado". Ejerció ese oficio en la prensa, los suplementos y las revistas. Sus reseñas fueron reunidas en sucesivos libros de ensayo. En 2007 publicó Cultural Amnesia (2007), "una colección de biografías intelectuales mínimas de más de 100 figuras relevantes de la cultura, la historia y la política modernas".
James tuvo como maestro a Philip Larkin (¡qué excelente discípulo!) y agrupó todos los textos que escribió sobre su poesía en Somewhere Becoming Rain, que es, según creo, su último libro publicado, de 2019.
A lo largo de su vida dio a la imprenta novelas y varios volúmenes autobiográficos. Asimismo, colaboró en álbumes musicales junto a Pete Atkin. Y hasta se atrevió con Dante: en 2013 vio la luz una traducción suya de la Comedia.
Otra de sus facetas como escritor fue la de autor de libros de poesía; a veces, humorística y satírica. Poca gracia tienen, sin embargo, aunque no falte un sutil sentido del humor y la imprescindible ironía, los poemas de este libro que comento. Lleva por subtítulo Últimos poemas. Poemas meditativos, sí, al borde de la muerte, escritos por una persona seriamente enferma. Eso no resta a estos emocionantes versos lucidez, todo lo contrario. Ni el cansancio ni la medicación ni los padecimientos ni, al cabo, la culpa (que tiene un peso decisivo en esta historia) vencen a las serenas reflexiones de alguien que sabe bien lo que le espera. Allí, casi siempre solo, en su casa de campo.
No niego que la lectura de Fin de fiesta sea muy distinta si quien la hace es un joven con toda la vida por delante o una persona mayor que ya le ve las orejas al lobo; uno, por ejemplo. Dudo, en todo caso, que cualquier lector, con independencia de su edad, no quede conmovido por lo que James cuenta y por cómo lo hace. No, no estamos ante un poeta aficionado. Su verdad no puede dejar impasible a nadie.
La muestra, dice Doce (y en su categoría de acreditado traductor podemos confiar por completo), está "traducida modélicamente" por Luis Castellví Laukamp, que ya en 2019 publicó en la revista Letras Libres "In Memóriam: Clive James (1939-2019)", donde podemos leer, por cierto, un poema suyo: "Regreso del niño de Kogarah". Como epígrafe: "Inscripción para una pequeña placa de bronce en Dawes Point (Sídney)".
Doce, que presentó el libro junto a Castellví en la librería Rafael Alberti de Madrid, termina su nota afirmado que "estamos ante un poeta genuino, en el que inteligencia y emoción van en todo momento de la mano. Una revelación". Pueden creerlo.