Es verdad: a veces le ciega a uno la pasión. Por ejemplo, con las cosas que tienen que ver con mi tierra. Para bien y para mal, hemos pasado tanto... Con todo, no creo que mienta al calificar de excepcional Extremadura, un libro que acaba de publicar Lunwerg con el patrocinio de la Junta de Extremadura.
A modo de metáfora, la fotografía de la cubierta -una vista aérea del Monasterio de Yuste entre tupidos bosques y nevadas montañas- da fe del hallazgo. De nuestro "paraíso escondido".
Hay pocos textos, pero todos necesarios. Desde el institucional, que firma el presidente Ibarra, a los de Luis Landero (se recupera Esta es mi tierra, el libro de la Editora Regional que antes fue guión televisivo), Javier Cercas (su memorable La hora de Extremadura, que saliera en el suplemento dominical de El País), Alonso de la Torre (a vueltas con la vida en la frontera, de la que sabe tanto), Antonio Sáez (que habla de nuestra cultura, "en el centro de la periferia"), Anatxu Zabalbeascoa (que alude a la reinvención de la región a través de la arquitectura) y Julián Rodríguez. He dejado para el final al responsable de la coordinación del volumen que lo abre con un texto breve, intenso e iluminador, como suelen ser todos los suyos.
Casi todas las fotografías, arte y parte del volumen, son de Alejandro Pérez.
Lo dicho: es fácil apasionarse delante de un libro así. Sí, esto es excelencia. Enhorabuena.
A modo de metáfora, la fotografía de la cubierta -una vista aérea del Monasterio de Yuste entre tupidos bosques y nevadas montañas- da fe del hallazgo. De nuestro "paraíso escondido".
Hay pocos textos, pero todos necesarios. Desde el institucional, que firma el presidente Ibarra, a los de Luis Landero (se recupera Esta es mi tierra, el libro de la Editora Regional que antes fue guión televisivo), Javier Cercas (su memorable La hora de Extremadura, que saliera en el suplemento dominical de El País), Alonso de la Torre (a vueltas con la vida en la frontera, de la que sabe tanto), Antonio Sáez (que habla de nuestra cultura, "en el centro de la periferia"), Anatxu Zabalbeascoa (que alude a la reinvención de la región a través de la arquitectura) y Julián Rodríguez. He dejado para el final al responsable de la coordinación del volumen que lo abre con un texto breve, intenso e iluminador, como suelen ser todos los suyos.
Casi todas las fotografías, arte y parte del volumen, son de Alejandro Pérez.
Lo dicho: es fácil apasionarse delante de un libro así. Sí, esto es excelencia. Enhorabuena.