14.9.08

Hoy

Esta mañana, camino del molino, comprobé que la anunciada entrevista del Hoy no estaba. Pensé mal, claro. Veremos.
Después de comer, he dado el paseo largo. Hacía mucho. Ha sido muy gratificante. Me he encontrado una herradura y la he tirado hacia atrás; para que cambie mi suerte, y eso que uno cree que ya ha cambiado, y para bien.
He pasado debajo del Barrado. Allí se inauguró ayer un monolito en recuerdo de tres asesinados en la guerra civil. Uno de ellos, don Severiano, el maestro. Estuvo Peces Barba. Íbamos a subir pero tenía pocas ganas de políticos, y no lo digo por el profesor de la Carlos III a quien profeso desde hace años una admiración sincera. Mi última entrevista de trabajo en la Editora fue con alguien que ha escrito un libro sobre los maestros depurados tras la guerra. Con el ejemplo de aquéllos (en la lista, por Plasencia, Felipe Núñez Tabares, el abuelo del poeta Felipe Núñez), cómo no va querer uno volver a la escuela.
Podría decir: quiero ser un moderno maestro a la antigua. Pues eso.