He aquí un libro excepcional. Sí, se aparta de lo ordinario; lo común en poesía, valga la paradoja. Reúne dos poemas extensos: el que da (hermoso) título al libro y "Carencia y forma", y uno más breve que lo abre: "Genealogía" Es el tercero de poemas de Serafín Portillo (Plasencia, 1961). Lo he leído entre la alegría y el pasmo. Venía de pasear. He ido hasta la presa del kilómetro 4, por el nuevo sendero que transcurre a la orilla del río. Hora y tres cuartos de marcha. Al llegar a casa, me he duchado y me he puesto a leer. La bonita edición anaranjada (a juego con la tarde de otoño) de Renacimiento (impresa en Salamanca, lo más para un placentino) tiraba de mí. El resto lo han puesto los versos de mi admirado paisano. Termino -la obra es breve- y, con ganas de volver a empezar, me digo: ¿Será que uno también siente como propio el paisaje de La Vera donde transcurre, en lo esencial, el primer poema? ¿Será que, como el protagonista, me perdí también una vez mientras subía al refugio del Guijo? ¿Será, en fin, que yo también miré con perplejidad, desde el mismo puente, las aguas verdosas y turbulentas de la garganta Jaranda? No. Es la poesía. Ese milagro. No hay porqué. Ni falta que hace. Es sólo que uno se ha dejado llevar por las sugerentes corrientes de este mapa; por las aguas del origen que discurren a través de las páginas puras de este libro asombroso.