No se atrevió uno ayer a probar el "pincho estrella" de La Capacha que elogiaba Alonso de la Torre en su columna del Hoy. "Cipotálamo" han llamado a la tapa. Aunque no le hago ascos a algunas vísceras debidamente cocinadas, las criadillas no son lo mío. Las he probado una vez. En San Vicente de Alcántara y a instancias de mi anifitrión, Ángel Campos. Fue después de una lectura y estaban guisadas con tomate. Nada mal, por cierto. Recuerdo que las acompañé con cerveza sin alcohol, que entonces apenas bebía. Un rato después, de vuelta a casa, la Guardia Civil me hizo ¡dos veces! la prueba de alcoholemia: en Deleitosa y a la entrada de Cáceres. Era viernes. Nunca me la habían hecho y no la he vuelto a repetir.
También es memorable, además de compartir con Angelito charla y poesía, el lomo que nos trajimos, el que se entregaba a todos los participantes en aquellas sesiones de la Asociación "Vicente Rollano" a modo de gratificación. Nunca le pagaron a uno mejor.
También es memorable, además de compartir con Angelito charla y poesía, el lomo que nos trajimos, el que se entregaba a todos los participantes en aquellas sesiones de la Asociación "Vicente Rollano" a modo de gratificación. Nunca le pagaron a uno mejor.