Poeta raro dentro de la Generación o Grupo del 50, que tiene un núcleo oficial y canónico pero del que también forman parte un nutrido y plural número de miembros menos reconocidos, Ricardo Defarges acaba de publicar en la editorial Renacimiento Este don a la muerte que es y no es una antología. Defarges ha optado por reunir aquí sus mejores poemas, decisión que lleva implícita la expresa renuncia a publicar su poesía completa. Dos fechas enmarcan la selección: 1960 y 2011. El libro está dedicado a José Manuel Caballero Bonald.
Nacido en Barcelona en 1933, Defarges ha vivido en distintas ciudades (Valencia, Madrid...), trabajado en diversos oficios (entre ellos, agente de Cambio y Bolsa y notario), viajado por medio mundo y editado numerosos libros. Cuenta al final de su franca introducción que actualmente reside en Madrid, donde quiere morir, que lleva "cuatro años parcialmente discapacitado" sin apenas salir de casa (léase su poema "Terraza nocturna"), donde le atienden "dos acompañantes latinoamericanos". "Acepto mi actual soledad -concluye-. No temo a la muerte (¿cómo se puede temer lo inevitable?). Y, mejor o peor, habré vivido". Con este libro da por terminada su obra poética impresa que divide en tres bloques. En el primero, agrupa sus poemas de juventud, "escuetos y sencillos"; en el segundo, el de madurez, poemas más complejos, culturalistas y hasta filosóficos; en el último, poemas de vejez, "de parcial discapacidad y de incipiente decrepitud".
Como él dice, estamos ante una antología (y no) "cerrada" y "final". Los temas de los que se ha ocupado Defarges no son distintos a los de otros poetas. Puede que predomine el de la soledad, aunque "los demás", aclara, no faltan, si se buscan, en su poesía. Se nota que no ha dejado nunca de escribir, según confiesa, y que ha "procurado escribir sólo al impulso de una irrefrenable necesidad".
Ningún lector de poesía debería desconocer la poesía de este hombre solo, como cualquier poeta. Se agradece, en fin, que Renacimiento, como antes Pre-Textos u otras editoriales, nos ofrezca, en una preciosa edición, este puñado de poemas necesarios, en especial los de la última época. "Has vivido bastante. Ya lo has vivido todo", escribió una vez. Y antes: "La muerte es más que la vida/ (repetido pensamiento)./ Por eso vivo".
Nacido en Barcelona en 1933, Defarges ha vivido en distintas ciudades (Valencia, Madrid...), trabajado en diversos oficios (entre ellos, agente de Cambio y Bolsa y notario), viajado por medio mundo y editado numerosos libros. Cuenta al final de su franca introducción que actualmente reside en Madrid, donde quiere morir, que lleva "cuatro años parcialmente discapacitado" sin apenas salir de casa (léase su poema "Terraza nocturna"), donde le atienden "dos acompañantes latinoamericanos". "Acepto mi actual soledad -concluye-. No temo a la muerte (¿cómo se puede temer lo inevitable?). Y, mejor o peor, habré vivido". Con este libro da por terminada su obra poética impresa que divide en tres bloques. En el primero, agrupa sus poemas de juventud, "escuetos y sencillos"; en el segundo, el de madurez, poemas más complejos, culturalistas y hasta filosóficos; en el último, poemas de vejez, "de parcial discapacidad y de incipiente decrepitud".
Como él dice, estamos ante una antología (y no) "cerrada" y "final". Los temas de los que se ha ocupado Defarges no son distintos a los de otros poetas. Puede que predomine el de la soledad, aunque "los demás", aclara, no faltan, si se buscan, en su poesía. Se nota que no ha dejado nunca de escribir, según confiesa, y que ha "procurado escribir sólo al impulso de una irrefrenable necesidad".
Ningún lector de poesía debería desconocer la poesía de este hombre solo, como cualquier poeta. Se agradece, en fin, que Renacimiento, como antes Pre-Textos u otras editoriales, nos ofrezca, en una preciosa edición, este puñado de poemas necesarios, en especial los de la última época. "Has vivido bastante. Ya lo has vivido todo", escribió una vez. Y antes: "La muerte es más que la vida/ (repetido pensamiento)./ Por eso vivo".