Ayer llegó un sobre de la Editora. Hacía tiempo. Aunque mi amigo Cumbreño la diera por muerta, sigue viva. En estado latente, es verdad, pero continúa publicando libros de la etapa del director, que cesó hace casi un año. A la espera de que, por fin, llegue el que anuncian (el rumor, ay, se desvanece), sobrevive a duras penas y, además, cambia de domicilio. Ya tuve que sufrir una mudanza (de su bonita sede en Manos Albas a la horrible y bancaria de Almendralejo) y sé lo que eso significa. Cualquiera que tenga muchos libros en casa lo sabe. En fin. Vuelvo al sobre y al libro que venía dentro. Por sorpresa, de la colección de poesía que, por cierto, tan parada ha estado estos últimos años. Con todo, hace poco apareció Continuo mudar, de Luis María Marina, un libro curioso e interesante, y anuncian una antología de Santos Domínguez.
El nombre de la autora de Géiser, Carmen Hernández Zurbano, no me sonaba de nada. En la solapa se explica que nació en Salamanca en el 76, que vivió su infancia y adolescencia en Extremadura y que aquí trabaja como pediatra. Es su primer libro. No lo parece. Escrito de una forma directa, con poca literatura (en el mal sentido del término), sin mayúsculas ni signos de puntuación, poco pendiente de formalismos, sus versos son cortantes, acerados, cercanos y, sobre todo, frescos. "soy una Carson McCullers / sin talento", dice en el primer poema.
Pocas veces ha leído uno poemas escritos aquí, en sitios de aquí, con nombres de aquí, que ofrezcan una imagen tan diferente de aquí. Iba a decir tan "moderna", pero ¿qué demonios significa a estas alturas eso? Y, sin embargo, no parece escrito por alguien de aquí. Perfecto.
Sin retórica, con lucidez, esta mujer (creo que eso se nota mucho al leer) demuestra con su ópera prima que hay poeta y, lo que importa más, que en Géiser hay poemas. Si para algo sirve haber vivido no pocos años ya y haber leído algunos libros es para detectar dónde está el gato y dónde la liebre. Un poema como "gran café" -y como ése hay bastantes- no lo escribe cualquiera. Los aficionados a las estadísticas pueden certificar la entrada en la lista de otra poeta. Qué bien. A los Víctor les va a gustar.
El nombre de la autora de Géiser, Carmen Hernández Zurbano, no me sonaba de nada. En la solapa se explica que nació en Salamanca en el 76, que vivió su infancia y adolescencia en Extremadura y que aquí trabaja como pediatra. Es su primer libro. No lo parece. Escrito de una forma directa, con poca literatura (en el mal sentido del término), sin mayúsculas ni signos de puntuación, poco pendiente de formalismos, sus versos son cortantes, acerados, cercanos y, sobre todo, frescos. "soy una Carson McCullers / sin talento", dice en el primer poema.
Pocas veces ha leído uno poemas escritos aquí, en sitios de aquí, con nombres de aquí, que ofrezcan una imagen tan diferente de aquí. Iba a decir tan "moderna", pero ¿qué demonios significa a estas alturas eso? Y, sin embargo, no parece escrito por alguien de aquí. Perfecto.
Sin retórica, con lucidez, esta mujer (creo que eso se nota mucho al leer) demuestra con su ópera prima que hay poeta y, lo que importa más, que en Géiser hay poemas. Si para algo sirve haber vivido no pocos años ya y haber leído algunos libros es para detectar dónde está el gato y dónde la liebre. Un poema como "gran café" -y como ése hay bastantes- no lo escribe cualquiera. Los aficionados a las estadísticas pueden certificar la entrada en la lista de otra poeta. Qué bien. A los Víctor les va a gustar.