1.3.12

Hombre en la niebla

 Es el sugerente título del libro que ganó el último premio Adonais (sin tilde, por favor) y su autor es Jesús Bernal (Elche, 1976). Es la segunda obra publicada por este filólogo alicantino y especialista en informática que regenta una librería virtual, Full I Fusta, y que dice vivir "al margen de ambientes literarios".
No hace falta volver sobre el prestigio de ese premio que, nadie lo niega, no tiene ya la impronta que tuvo hace décadas. Pero eso importa poco. Vamos, que no es el premio quien hace al libro sino al revés. Con éste sale ganando Adonais. Por otra parte, a un jurado que cuenta con Eloy Sánchez Rosillo y Julio Martínez Mesanza entre sus miembros se puede presuponer acierto. Coherencia, sin duda. Es el caso, ya digo, aunque sepa de buena tinta que en ediciones muy recientes del veterano galardón algún libro hubiera merecido semejante reconocimiento. Premios.
Me ha gustado de Hombre en la niebla el tono, que en poesía lo es todo. El lenguaje común, el vocabulario esencial, el ritmo elegante. O la precisión y la exactitud, casi la sequedad, dicho en el mejor sentido.
Un paseante recorre distintos paisajes. Observa, siente, piensa y, luego, escribe. Sus referentes son una roca, un manantial, el viento, el agua... La naturaleza, el campo, son una presencia insoslayable. Pero no sólo. Tan certero resulta el poema "Paisaje de meseta" (en realidad, una poética) como "Ropa sin uso" (donde evoca el armario de alguien que ha muerto). Me he sentido muy cercano a "No sé por qué volví" o a "Vuelo del mirlo" y atisbo entre las lecturas de Bernal versos de algunos poetas mediterráneos que admiro como César Simón o Antonio Cabrera, a los que quizás Bernal no haya leído nunca, pero que se movieron o se mueven por ámbitos parecidos.
Se alegra uno, en fin, de que Adonais vuelva a darnos un libro digno de tan noble estirpe. No se puede pedir más.