Tengo todo el respeto por una editorial tan seria y necesaria como Nórdica, pero me siento defraudado, por decirlo de una manera suave, tras adquirir Visión de la memoria, la breve autobiografía de infancia y adolescencia del Nobel Tomas Tranströmer, y encontrarme con unas páginas que ya había leído porque estaban incluidas en la antología El cielo a medio hacer, publicada también por Nórdica y traducidas por Roberto Mascaró.
Uno, en su inocencia, pensó, sin comprobarlo, que aquéllas eran sólo una parte de la mencionada autobiografía.
No están los tiempos para gastar; al menos con un sueldo, a la baja, de maestro de escuela. Ni sobra el espacio en casa. De ahí, ya digo, mi decepción. Como no hay mal que por bien no venga, he releído esas memorables prosas y disfrutado otra vez de ellas. Y me he sonreído al volver sobre estas palabras dedicadas a su madre: "Era una maestra devota y amaba a los niños. Podía pensarse que le iba a ser difícil retirarse. Pero no fue así: sintió una gran liberación".
Uno, en su inocencia, pensó, sin comprobarlo, que aquéllas eran sólo una parte de la mencionada autobiografía.
No están los tiempos para gastar; al menos con un sueldo, a la baja, de maestro de escuela. Ni sobra el espacio en casa. De ahí, ya digo, mi decepción. Como no hay mal que por bien no venga, he releído esas memorables prosas y disfrutado otra vez de ellas. Y me he sonreído al volver sobre estas palabras dedicadas a su madre: "Era una maestra devota y amaba a los niños. Podía pensarse que le iba a ser difícil retirarse. Pero no fue así: sintió una gran liberación".