Como buena parte de los lectores (de literatura) de este país, ha leído uno no pocas novelas de Javier Marías y, además, otro tipo de libros (de artículos, sobre todo), y tengo en alta consideración su obra, acaso la más internacional de entre las nuestras. El personaje, con todo, no me cae demasiado simpático. No me caía, podría precisar, porque su decisión de renunciar, "por coherencia", al Premio Nacional de Narrativa le ha hecho ganar enteros en mi valoración, algo que, como es fácil suponer, aparte de a mí, no le interesa a nadie. Vi en directo la rueda de prensa del Círculo y asentí a sus razones. Es fácil, sí, ver esta corrida desde la barrera. Sin tener que ponerse en su pellejo, quiero decir. Para eso me parece oportuno echar mano de un viejo artículo de Trapiello rescatado para la ocasión. Puede que los nuevos tiempos exijan nuevas formas. De una vez.