Así se titula el libro de José Ignacio Eguizábal (1957), doctor en Filosofía por la Universidad de Salamanca con una tesis sobre María Zambrano.
Ha publicado La huida de Perséfone, El exilio y el reino y Zambrano-Valente, la destrucción y el amor.
El ensayo se publica en la colección Levante de La Isla de Siltolá.
Ha publicado La huida de Perséfone, El exilio y el reino y Zambrano-Valente, la destrucción y el amor.
El ensayo se publica en la colección Levante de La Isla de Siltolá.
"La cuestión es Hölderlin", afirma tajante su autor, no sin antes reconocer que a los filósofos la obra les parecerá literatura y a los literatos, filosofía.
"El viajero que acude a Tubinga buscando la torre junto al Neckar en
la que Hölderlin vivió recluido los últimos treinta y seis años de su vida,
se encuentra con un curioso grafito escrito en la pared y en agreste
dialecto suabio: Der Hölderlin isch et verruckt gwa. Hölderlin no
estaba loco".
"¿Posee esa frase –parafraseando a Hegel- siquiera un momento de verdad?", se pregunta Eguizábal. A eso responde en la primera parte del libro, que lleva también ese rótulo, donde constata con datos que, en efecto, el poeta alemán sufrió una demencia y recorre el camino biográfico que desembocó en su alejamiento del mundo, acogido en casa del carpintero Zimmer.
"¿Posee esa frase –parafraseando a Hegel- siquiera un momento de verdad?", se pregunta Eguizábal. A eso responde en la primera parte del libro, que lleva también ese rótulo, donde constata con datos que, en efecto, el poeta alemán sufrió una demencia y recorre el camino biográfico que desembocó en su alejamiento del mundo, acogido en casa del carpintero Zimmer.
Dedica el segundo capítulo a las relaciones de Hölderlin y Nietzsche, que nació un año después de la muerte del poeta y con el que mantiene numerosas concordancias, más allá de la común locura o, como se diría ahora, de su padecimiento maniaco-depresivo. Los dos, personajes dionisíacos, fueron hijos de pastores protestantes que murieron cuando ellos eran niños; tuvieron relaciones tempestuosas con sus respectivas, influyentes madres; amores intensos, contrariados y difíciles; les gustó la música, otra pasión compartida...
"Nietzsche se adelantó medio siglo a la rehabilitación holderliniana", precisa Eguizábal. Ambos, añade, abandonan el concepto "del tiempo lineal, cristiano, de principio a fin".
El tercer capítulo trata de las relaciones de Hölderlin y Hegel, otro filósofo. Aunque éste era mayor, se conocieron en el Stift de Tubinga, donde compartieron habitación y amistad.
"Casa de citas" incluye fragmentos de cartas, poemas y textos de Hölderlin, tan importantes como Hiperión y Empédocles.
El breve ensayo concluye con un apéndice dedicado a la belleza. En realidad todo en este precioso libro se acerca a la belleza y a la verdad; esto es, a la poesía.