28.9.13

La felicidad lingüística

¡Qué hermoso título! Buena parte de la literatura, no digamos de la poesía, es eso. Y así lo entiende Carmen Hernández Zurbano, salmantina criada entre La Vera y Plasencia, residente en Cáceres, pediatra de profesión, estudiosa de la literatura por gusto y viajera por necesidad. 
En este rincón celebramos la salida de su primer libro, Géisery lo que aquellos versos anunciaban, que había poeta: una voz y un mundo, lo confirman estos otros, los de La felicidad lingüística, libro que lleva la letra N de la colección Luna de Poniente.
No sin ironía, abre el libro "Diga 33", un poema. Le siguen las secciones "33", "¿Qué hace el sonido de la noche en verano dentro de casa" y "La felicidad lingüística".
Los poemas, sin título y escritos siempre con minúsculas (algo más que un gesto: una poética), avanzan fragmentariamente a paso (casi siempre) de versículo, con sonoros silencios señalados con significativos espacios en blanco.
Estamos ante una poesía fresca que carece de aparente retórica. Lo explícito se impone, quiero decir. Y eso vale para el amor o para el sexo. Realismo no sé si limpio o sucio, poco importa, que recrea la vida en familia (son poemas muy hermosos los que dedica a su infancia), el verano y los viajes (de Argentina a Ibiza: "qué intenso viajar y cómo se abre el corazón", dice en "Saludos y agradecimientos") y, en fin, lo que sucede y pasa. Sí, hay algo de diario en estas páginas. Y mujeres. O, digamos, palabras de mujer ("qué difícil / ser joven y mujer"). Es más, a uno la escritura de Hernández Zurbano le ha recordado a la mejor poesía femenina (con perdón) que he leído. Acaso por su crudeza. Y por su ternura, según. De todo hay. En todo caso, lo menciono como elogio.
Cabe explicar, además, que se cruzan en la obra distintas voces, que son distintos personajes los que hablan. Un juego de palabras que da una plasticidad especial al libro.
Aludimos antes a su poética. Podemos definirla a partir de un poema y de unos versos. Éstos: "la cotidianidad / es donde quiero / hacer descubrimientos". El poema: "si la realidad no es sino como / la hemos conceptualizado / lingüísticamente / dónde están / amor / los pájaros  el amor  el deseo / si no los nombras".
El amor y el sexo, ya citados, y sus azarosas e intensas historias están en el centro de La felicidad lingüística. El exigente y extenso poema bonaerense que lleva este título (y que se lo da al conjunto) da buena cuenta de ello.
Celebramos la llegada de Carmen Hernández Zurbano al panorama poético, sí. Su segunda entrega confirma, ya se dijo, que era por algo.