Así se titula una antología publicada por El Torno Gráfico Ediciones para conmemorar la primera Noche en Blanco de Granada, una ciudad que aspira a ser nombrada Capital Mundial de la Poesía.
La selección es plural y los poemas, esa era la clave, tienen relación con la noche.
Francisco Acuyo se ha encargado del prólogo: "Una reflexión sobre la lógica simbólica de la noche", y entre los poetas encontramos un poco de todo, de los más conocidos a los muy desconocidos, al menos para mí. Es de destacar que algunos poemas sean inéditos (los de Luis García Montero, Vicente Gallego y José Luis Rey, por ejemplo).
Sólo de una persona hay más de uno: María Victoria Atencia, algo que cualquiera, lector o poeta, disculpa encantado. Y otra curiosidad: "La noche", un poema firmado por Juan Carlos Pérez Mestre.
En cuanto a uno, el poema elegido es "Nocturno", cómo no, y pertenece a Ensayando círculos:
Alguien, en un gesto usual, mira la luna.
Bajo los soportales,
al acecho,
le dirige algo más
que una mirada.
Pudiera parecer que
hasta le hablase.
En la plaza, su
círculo refleja
una luz muy precisa,
ni siquiera alterada
por el sobrio
alumbrado
de unas cuantas
farolas.
Alguien —fijamente,
y a ratos—
mira al cielo.
Repite
un acto
acostumbrado. Es ancestral,
acaso, o anacrónico;
mas no por eso menos
necesario.
Esa luna está ahí y
siempre ha estado
y el hombre que la
observa es cualquier hombre.
Inmóvil, bajo
arcadas, se pregunta.
Ahora el referente
es ese astro. En él
se fija el tiempo y
el espacio.
Por un momento —a
modo de esperanza—
concilia al fin
mirada y pensamiento.
Su fijeza es el
móvil. La noche, su coartada.