Pilar Galán (Navalmoral de la Mata, 1967) es una de nuestras mejores cuentistas, con cinco libros ya en su haber. Su obra incluye también varias novelas, así como teatro. Aunque su sello habitual sea el emeritense De la luna libros, es el cacereño Norbanova quien edita Jueves Sociales, un volumen que reúne artículos de opinión publicados en su sección de los jueves de El Periódico Extremadura.
El prólogo, "El blues del autobús" corre a cargo del director del diario (de un tiempo a esta parte, por cierto, demasiado escorado hacia el PP), Miguel Ángel Muñoz, al que hay que reconocerle un preámbulo muy bien escrito. A la altura de los textos de Galán, que al interés por sus dotes de observación de lo cotidiano hay que añadir el exquisito uso del lenguaje, algo natural si tenemos en cuenta, ya se dijo, su vocación literaria. Y pues que lo menciono, a "Gestos" y "Estados de perplejidad", las columnas de la primera y segunda parte del libro, se une "Palabras de ida y vuelta", la tercera, dedicada en su totalidad a autores y obras literarias. Diez años lleva Pilar Galán colaborando en el diario cacereño y nos parece un acierto que haya agrupado en Jueves Sociales una amplia muestra de su excelente quehacer periodístico, al tiempo que narrativo.
Ángel M. Gómez Espada (Murcia, 1972) también colabora en prensa. Es articulista del diario Hoy de Extremadura. Además, o sobre todo, autor de libros de relatos y poeta. Codirector de la revista El coloquio de los perros, la extremeña Le Tour 1987, dirigida por Mario Quintana, le publica ahora Los hijos de Ulises.
Es un libro singular. Y no sólo por su procaz cubierta, llena de hombres desnudos metidos en cajas. La cosa va mucho más allá. Lo explica muy bien Pilar Adón, autora de un extenso prólogo titulado "En la cueva". A uno el libro, lo confieso, le ha dejado bastante perplejo. Por su calidad literaria (por espontáneo y fresco que parezca, es complicado escribir de esa manera) y por las ideas que transmite, tan de este tiempo. Sí, los hijos de Ulises somos todos y eso se ve a las claras tras leer este libro inquietante, lúcido, triste hasta la angustia y divertido hasta la carcajada. Me da que refleja bien a su autor, y eso que sólo he cruzado con él unas pocas palabras. Sí, «Somos los hijos de Ulises. / Los que nos quedamos custodiando el secreto de / Ogigia, / La generación perdida que dejó de lado la trashumancia y los problemas. / La leyenda dice que las multinacionales nos contrataron como conejillos de indias». Hay mucha tralla aquí dentro. De la buena. No meramente demagógica, al amor de las modas políticas de esta época zozobrante y convulsa. Se trata de leer entre líneas. Y de pensar, que materia e ideas no faltan. Acaso estemos ante un libro de esos llamados a adjetivar como "generacional". Me da que ha logrado capturar el latido o el pulso de este principio (o fin) de quién sabe qué. En él hay indignación, sí, pero también clarividencia. Quien lo adjetive como "poesía social" se queda corto. Muy corto.
José Antonio Fernández Sánchez nació en Terrassa (1963), reside en Cerdanyola de Vallés y es ferroviario. Publica en la cacereña Letras Cascabeleras su libro Metafóricamente hablando. Sus poemas son bastante extensos, de tono meditativo, serena dicción y ritmo discursivo. Cargados de metáforas (lo del título es por algo), son versos escritos desde el "yo": "Hoy vengo a vaciarme". La visión ("algunas noches veo voces") y la memoria (léase el poema "Tormentas") ejercen sobre ellos su debido poder, por más que la imaginación y los sueños ("Todos los sueños siguen un sentido") actúen como necesarios contrapesos. "He vivido en el filo de las cosas", leemos en el comienzo de "Paisaje". "Preguntas, por su parte, concluye: "A estas alturas mi preocupación / es saber cómo y cuándo, /mirar que no se acerque más lo negro, / y estar atento a nada que ya es mucho".
José Antonio Fernández Sánchez nació en Terrassa (1963), reside en Cerdanyola de Vallés y es ferroviario. Publica en la cacereña Letras Cascabeleras su libro Metafóricamente hablando. Sus poemas son bastante extensos, de tono meditativo, serena dicción y ritmo discursivo. Cargados de metáforas (lo del título es por algo), son versos escritos desde el "yo": "Hoy vengo a vaciarme". La visión ("algunas noches veo voces") y la memoria (léase el poema "Tormentas") ejercen sobre ellos su debido poder, por más que la imaginación y los sueños ("Todos los sueños siguen un sentido") actúen como necesarios contrapesos. "He vivido en el filo de las cosas", leemos en el comienzo de "Paisaje". "Preguntas, por su parte, concluye: "A estas alturas mi preocupación / es saber cómo y cuándo, /mirar que no se acerque más lo negro, / y estar atento a nada que ya es mucho".