El poeta extremeño Antonio Reseco (Villanueva de la Serena, 1973) publica en la colección Tierra de La Isla de Siltolá su libro Casi no existir, título que toma de un poema de Efi Cubero. Hace quince años que publicó su ópera prima y éste es el octavo de poesía que da a la imprenta. El anterior, London bureau vio la luz en la colección Luna de Poniente.
No es Reseco poeta de derivas y cambios de rumbo. Su forma de hacer, su concepción poética, se mantiene firme desde hace tiempo y por eso su voz es reconocible. "Todo ha sido ya. Poco importa.", leemos en el poema inaugural, que da título al libro. Hay algo de recuento en la obra, de vista atrás y, como suele ocurrir, lo que se encuentra no es precisamente digno de ser celebrado. El tono, así, es melancólico, elegíaco, de derrotas y pérdidas sobre todo. A veces nos da la impresión de que quien habla desde esos poemas es alguien mayor, más envejecido, que ya no puede hacer nada por recuperar la vida que esperaba. O que espera. El poema a que aludo termina: "Casi no respirar, sentir apenas, casi no existir."
En "Tao" se muestra una forma de ser y de concebir la existencia: "Llora sin lágrimas, ríe en silencio."
Lo meditativo prima en el conjunto. En poemas significativos y logrados como "Refugio", "Casa en la colina", "Niñez", "Portarretrato", "Sestercio" o "Museo Arqueológico".
En "Desengaño" escribe: "Ahora sé que la vida / siempre importará más que las palabras, / que los motivos del verso / no pueden suplantar a la existencia, / que todo lo que decimos / es pasajero o quizá inútil."
También encontramos poemas de amor y de viajes ("Playa de Rodiles", "Cabo de San Vicente", "Kazán"), por eso más confiados y alegres, y uno dedicado al Cementerio alemán de Yuste que se une a la larga lista de los ya consagrados a ese lugar.
En "Complicidad" alude a "Un poema y su lector" y "En lo más simple" acierta a expresar su fe de vida. El poema empieza: "Ser feliz en este momento, / no pensar en promesas ni límites. / Abrir los ojos sólo para ver."