Poemas en una balanza es el título elegido por Francisco José Cruz, su editor, para la antología de Antonio Deltoro que publicó en 1998 como separata de la revista Palimpsesto. Además de adelantarse a otros florilegios que vendrían y, por eso, descubrir a los
lectores españoles la poesía de un nombre imprescindible de nuestras
letras, tiene la virtud de incluir una amplia conversación entre autor y
editor llena de iluminaciones pues que si algo prima en la manera de
decir de Deltoro es la lucidez. Se pueden consultar dos versiones de la
misma. La original, que publicó Cruz en su blog y otra en la revista mexicana Fractal.
Allí dice, entre otras cosas: "Sí, creo que, efectivamente, toda mi
vida he intentado hacer una poesía que en forma íntima y cada día en voz
más baja acoja la maravilla del mundo". O: "Mis versos me parecen, a
veces, largos puentes entre la intimidad y la intemperie, por los que
dialogan seres y cosas de ambas orillas y que, como todos los puentes,
no pertenecen por entero a ninguno de los extremos". Y: "Concibo mi
poesía como una forma de agradecimiento. Creo, con Paul Eluard, que el
estar vivos es un honor." O, en fin: " Creo que en los años que vienen
hace falta una poesía de tempo más lento. Una poesía de la lentitud no
privilegiaría ningún instante sobre los ojos, no resaltaría el instante
juvenil sobre el maduro; exploraría la longevidad, el tiempo chino,
canettiano, de la sobrevivencia, en un tiempo en que la sobrevivencia de
la especie está en entredicho; situaría el paraíso no al principio o al
final de los tiempos, sino aquí, en este tiempo; no sólo en la
creación, sino también en lo recreado, en lo saboreado, en lo vivido."