Por Antonio Ortega
Como señala Álvaro
Valverde (Plasencia, 1959) en la nota final de este libro, su título proviene
de un alejandrino de Territorio (1985) —el primero de más de una docena de sus
libros— que define el lugar sobre el que se levanta su escritura: «Trazar
itinerarios sobre el azar del mapa». En las sucesivas «travesías» de su obra,
coloca el mapa como la imagen del viaje de su vida, como si lo extendiera antes
de embarcarse en él y ese mapa fuera su único viaje, y el poema fuera entonces
el plano geográfico de ese itinerario. Ahora «el azar ha querido» que tomen
sentido otros versos de esa inicial entrega: «Se hizo la distancia / para amar
lo recóndito». Desde esa distancia de lugar y de tiempo nace «el anuncio / de
una nueva existencia», pues, como este libro nos recuerda, «no basta con soñar
lo que es posible».
Esa posibilidad vino
de la mano de los dos viajes que integran Sobre el azar del mapa: ‘Cuaderno de
Sofía’ y ‘Cuaderno suizo’, de momentos y vivencias capaces «de resistir
indemne(s) / en el fondo sin fin / de la huidiza memoria». Cuadernos que ni son
un diario ni un registro in situ, anotaciones en tiempo real, sino que son las
herramientas de la memoria las que, desde el recuerdo, han elaborado el
discurso narrativo y descriptivo de los «fragmentos / de este plano simbólico /
que sostiene en sí mismo / una humilde verdad». Ambos han sido escritos en la
serenidad e intimidad del «ritmo metódico / que tan bien se acompasa / al
diario vivir», ya en ese «lugar / donde cualquier distancia se ha abolido», con
un lenguaje sobrio y ajeno a los imperativos de la inmediatez y sus exigencias.
Entre el azar y la
voluntad, lejos de la contingencia y buscando orden y sentido, cuando sí
«consuela imaginarlo en la distancia», Álvaro Valverde mira a través de las
sucesivas ventanas que se abren a lo vivido, encadenadas y yuxtapuestas sobre
el plano de corte de la interioridad, desde una mirada hecha espacio único y
real. Un decir rítmico y natural que sabe que, aun «Lejos del mundo, / estamos
en el mundo».
NOTA: Esta reseña se ha publicado en Babelia, suplemento de cultura del diario El País.
La fotografía es de M. Ángeles Álvarez Sánchez.