23.6.05

Tempus fugit

Ayer recogí a mi hija en la Residencia Universitaria donde ha pasado (a ratos) este curso. Con ella, venían los últimos bártulos. Parece que fue ayer cuando su madre y yo la dejamos allí por primera vez.
Que el tiempo pase tan rápido es la inequívoca señal de que uno se va haciendo viejo. Ya nada dura casi nada. Sobre todo lo bueno.