31.12.05

Retiro lo dicho

Nada, retiro lo dicho. Me refiero a los elogios que vertí en un artículo reciente, publicado también aquí, sobre los cafés; en concreto, ponderando la apertura en Plasencia del "Gran Café". Tras fallar el premio de relatos que tienen (nada que objetar), su primera acción placentina consiste en organizar un homenaje a Gabriel y Galán en el atrio de la iglesia de San Esteban, situada enfrente del establecimiento, donde el vate contrajo matrimonio.
No tengo nada contra el poeta, a los hechos me remito. Uno le ha echado muchas ganas (y muchas horas) al primer Centenario de su muerte que hoy se cierra. Por suerte, quedarán sobradas pruebas en tinta sobre papel. Si fuera por los "castúos" que tanto le adoran...
Ahora bien, de eso a celebrar homenajes bajo las estatuas en los paseos provinciales hay un trecho. Aludo al de Cáceres, en el Paseo de Cánovas, de quien éste toma ejemplo. Mal ejemplo, preciso. Por lo demás, allá cada cual. Que a uno eso le parezca casposo y extemporáneo no significa nada. Una opinión, eso es todo. Una, insisto, porque seguro que es todo un éxito de crítica y público.
Lo peor es que en el evento actúa Pepe Extremadura, aunque eso pueda tener una ventaja: que, tras castigar los oídos de los presentes, empiece a llover a cántaros.
¿Ésta es la modernidad y el talante que trae a Plasencia el "Gran Café"? ¡Qué novedad!

30.12.05

Malos modos

A estas alturas de mi vida, si hay algo que no soporto son los malos modos. O la falta de buenos modales. Me importa muy poco que éstos tengan su dosis de falseamiento e hipocresía. Prefiero pensar, eso sí, que surgen de lo que llamábamos la buena educación. La que le falta a algunos. A demasiados. A la sociedad en su conjunto, sin duda.
Nada más lamentable que el tono bronco. Más si no viene ni siquiera a cuento.
Me sorprende sin remedio ese afán por querer parecer siempre gente autoritaria. Como si la autoridad la dieran las voces, gritar más alto. Debe ser muy cansado ir así por la vida. Y muy frustrante. ¡Qué carrera de sargento han perdido!
Qué lamentable, en fin, esa sensación de volver al colegio. Al de mi época, con Franco aún vivo.
Fernando Pérez me recordó más de una vez una expresión de su querida Santa Marta: "Cada vez que habla -decía uno de alguien- escupe cebá". Pues eso.

Azúa dixit

"La melancolía es inherente al habitante de las ciudades".

Está en su blog, donde dedica una entrada a mi admirado Zagajewski: Morirse de risa.

27.12.05

De bibliotecosas

El fuego destruye la biblioteca de Bush

WASHINGTON (Reuters) - El lunes, un trágico incendio destruyó la biblioteca personal del presidente George W. Bush. Sus dos libros se han perdido. El portavoz de la Casa Blanca dijo que el presidente estaba desolado, ya que no había terminado de colorear el segundo.

(Bibliotecosas)

26.12.05

Formar bibliotecas

El pasado sábado, Roger Chartier, uno de los máximos especialistas mundiales en lectura, afirmaba en una entrevista publicada en El País: “Los jóvenes leen más de lo que se dice habitualmente. Lo que ocurre es que han renunciado, en buena medida, a formar bibliotecas. Los estudiantes piensan que los libros acompañan sólo un periodo vital y luego los venden o los regalan”.

La frase me dio que pensar. Y pensar y recordar, ya se sabe, son casi la misma cosa.

Alberto Manguel, del que uno se acuerda en cuanto escucha o lee la palabra lectura, lo dijo al principio de un artículo memorable (premiado, con justicia, por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez): “Mi biblioteca es una suerte de autobiografía. En la proliferación de anaqueles hay un libro para cada instante de mi vida, para cada amistad, para cada desilusión, para cada cambio. Jalonan mis años como esas piedras blancas que marcan la ruta de un peregrino”. A esto, ay, es a lo que, según Chartier, han renunciado los jóvenes.

Uno, que no había leído por entonces a Manguel (del que, por cierto, se publica estos días en Lumen una edición ampliada de su memorable Una historia de la lectura), tuvo claro bastante pronto que quería formar su propia biblioteca. Puede que por imitación: había visto desde muy pequeño la de uno de mis tíos y no había lugar más hermoso para mí, ni en casa de mis abuelos paternos, primero, ni en la suya, después. Antes que otra cosa, era un placer puramente estético: me gustaban las paredes forradas de libros y los lomos y colores, casi siempre apagados, de los volúmenes alineados en las estanterías. Todavía hoy, muchos años después, me encanta sentarme en el sofá y contemplar, desde lejos (todo lo lejos que permiten las dimensiones de nuestros pisos hipotecados), a debida distancia, los anaqueles con esos libros que, como sentenció en autor de Con Borges, son una suerte de autobiografía.

La comencé con plena conciencia de que ése sería un camino sin retorno. Desde un solo libro. Al principio, ¡qué pocos ejemplares contenía! La mayor parte eran de la benemérita colección Libros de Bolsillo de Alianza.

Como suelo recordar cuando asisto a lecturas o talleres, en mi casa no había una gran biblioteca, lo que, además de ser verdad, anima a quienes piensan que eso es imprescindible para ser un futuro lector o un escritor incluso.

Bueno, los tiempos eran otros. Allá por los sesenta del siglo pasado a lo más que se podía aspirar era a tener, además de El Quijote y La Biblia, algunos libros de la colección de RTVE y, más tarde, de la editorial Planeta de Lara y del Círculo de Lectores. Ahora todo ha cambiado. Hace mucho que cambió. En Extremadura, de la mano del Plan de Fomento de la Lectura (que algún ignorante ni siquiera sabe enunciar), se han vendido al simbólico precio de un euro y hasta se han regalado con los periódicos por lo que aquella nefasta estadística de finales de los setenta, según la cual en casi el 80% de los hogares extremeños no había ningún libro, se ha evaporado y no precisamente por arte de magia, como ha dado a entender el mismo iletrado de antes.

Pero no todo es bueno en esto de coleccionar libros, sobre todo, si se hace a tontas y a locas, lo que va, por cierto, contra la idea de coleccionismo. Esas dimensiones a que antes hacía mención, de las que dispone la media, no dan para muchos metros de librerías, por muy de IKEA que sean. Por eso, quien más y quien menos, pasados los primeros impulsos (tan compulsivos como casi todos los de la adolescencia y la primera juventud), orientan, en la medida de lo posible, la adquisición de libros en una determinada dirección y es entonces cuando, en rigor, podemos decir que esa tarea se convierte en parte de uno mismo y deviene autobiográfica.

Es apasionante rastrear el pasado a través de los libros que uno ha ido amontonando a lo largo de su vida. Nos llevan a lugares próximos o remotos. Nos hacen revivir tal o cual acontecimiento. Rememoran la sorpresa de encontrarlos sin previo aviso o la de localizarlos tras a ir deliberadamente hacia ellos.

Es verdad que muchos no nos dicen nada. Son ejemplares que llegaron sin que mediara nuestra intención y no siempre fueron bienvenidos. O que vinieron de nuestra mano pero que, a pesar de eso, ocasionaron un desencuentro. Con todo, nos da no sé qué deshacernos de ellos y, a lo más, los depositamos en otra estantería. En mi caso, en una de construcción artesanal que descansa sobre uno de los muros de piedra del molino de mis suegros.

No creo que Chartier tenga toda la razón. Si así fuera, mucho se pierden los jóvenes con renunciar a construir su vida como si fuera una suerte de biblioteca.

(del HOY)

25.12.05

Un poema de Sophia de Mello



Barcos

Uno a uno hacia el mar pasan los barcos
Pasan frente a promontorios y terrazas
Cortando la lisa superficie del agua

Y los dioses todos son de nuevo nombrados
Más allá de las ruinas de sus templos.

(Versión de Antonio Mengs, Adamar)

23.12.05

Navidad


Aunque uno sucumba ante la avalancha de felicitaciones que llegan por estas fechas, quiero desear lo mejor a los lectores de este blog. Para estas Fiestas y para el año que se avecina. Sobre todo, salud. Lo demás...

19.12.05

Demetrio

No suelo recordar mis sueños. Esta mañana, sin embargo, me desperté en medio de uno y he podido retenerlo. Venía de Mérida en el coche por la N-630 (esta es una pesadilla recurrente) y a la altura de las famosas curvas del Tajo me encontraba con el señor Demetrio, un conocido peluquero placentino. Así ocurría durante tres días seguidos. A eso de las tres de la tarde, en el mismo sitio, sentado en una piedra. En mi sueño deducía que llegaba hasta ese lugar andando, desde Plasencia.

No es extraño que me cruzara con él en mi duermevela. Es raro el día que no me lo encuentro en el paseo. Solemos coincidir en La Isla. Uno va solo. A Demetrio le acompaña uno de sus hijos. Sin pararnos, siempre me pregunta por mi madre (a la que manda recuerdos) y siempre alude a la rapidez de mi paso. Le respondo siempre lo mismo: que mi madre bien, que sí, que se los daré, y que voy muy deprisa por falta de tiempo. Esto, claro, cuando ya nos hemos sobrepasado.

Después de muchos años, volvimos a vernos hace poco. Mantuvimos una conversación más larga. No hace tanto de eso, ya digo. Después de morir mi padre. Hablamos de él, como es lógico, y, entre otras cosas, de canarios, pues él los cría.

Como me dio saludos para ella, unos días después le comenté a mi madre ese reencuentro, lo que me permitió recordar otras cosas. Por ejemplo mi infancia. Sí, porque el señor Demetrio fue durante años a cortarnos el pelo a domicilio. A los cuatro hombres de la casa: a mi padre, a mis dos hermanos y a mí. Confieso que he arrastrado desde entonces una mala conciencia respecto a este hombre. Venía los domingos. Uno al mes. Muy temprano. Con una carterita donde guardaba los útiles necesarios: peine, tijeras, máquina, etc. Cuando sonaba el timbre, uno estaba dormido. No he sido nunca dormilón, pero era tan pronto... Mi reacción era siempre la misma: no quería levantarme. Lo hacía, claro, pero a duras penas y no sin mediar la correspondiente regañina. Cuando llegaba en pijama delante de él, mi cara, de niño somnoliento y enfadado, chocaba con la de alguien despierto y sonriente. Él iba a trabajar y debía resultarle engorroso tener que bregar con un crío impertinente y zangolotino. Aunque disciplinado y obediente desde chiquitito, mis negativas eran sonoras y él debía soportarlas desde la habitación de al lado, separada de la mía por los endebles tabiques de nuestro desarrollismo.

No era sólo el madrugón. Por entonces, los pelados que nos echaban eran tan apurados que detestábamos nuestro calamitoso aspecto hasta que el cabello volvía a crecer. Poco, sin duda, porque apenas lo hacía ya estaba allí de nuevo el peluquero para volver a poner las cosas en su sitio. Sólo una cosa me gustaba de ese corte militarizado (tanto como la sociedad en la que vivíamos): pasar al día siguiente la mano por la cabeza y deslizarla desde el cogotillo hasta la coronilla, hacia arriba, a contrapelo.

La mala conciencia me viene de ahí, de mi actitud negativa hacia alguien que no tenía culpa de nada pero que sufría mis malos modales.

Aunque mi padre siguió siendo un cliente fiel de Demetrio, en cuanto tuve poder de decisión, hecho ya un hombrecito, empecé a ir por mi cuenta a una peluquería donde, por cierto, se notaba el aperturismo democrático por la abundancia de revistas de coches y de chicas poco vestidas que pululaban, entre pelos (los de los clientes, no se me malinterprete), por mesitas y aparadores. Algo que el adolescente que yo era agradecía. La tijera sustituyó a la máquina de rasurar (que tenía algo de temible objeto ortopédico) y cortarse el pelo dejó de ser una intempestiva tortura. Bueno, a decir verdad, nunca ha dejado de serlo del todo y más ahora, cuando uno va viendo que no le queda a uno mucho para convertirse en alguien que al peluquero, lo que se dice necesitarlo, pronto no lo va a necesitar.

Hace una semana, mientras tomábamos unos vinos y unas cañas, respectivamente, hablaba con Gonzalo Hidalgo de Demetrio. Además de tener su casa y, antes, su negocio en el barrio donde vive su madre, el de Rosal de Ayala, ha sido también su peluquero durante años. Casualidades de la vida.

Supongo que los saludos amistosos y los encuentros veloces son clara señal de que no nos guardamos rencor. Al contrario. En lo que a mí respecta, remordimientos aparte, lo que siento por Demetrio es afecto. No en vano me recuerda unos años felices donde las preocupaciones eran tan banales como un pelado. Propias de alguien que aún desconocía, para su bien, el sentido trágico de la palabra muerte.

(Publicado en HOY)

18.12.05

El huésped del futuro

Me gusta leer los artículos de Vargas Llosa; los que no hablan de política, preciso. Hoy hay uno delicioso en El País, El huésped del futuro, dedicado al encuentro de Anna Ajmátova e Isaías Berlin el 20 de noviembre de 1945 en San Petersburgo.
La primera noticia de ese encuentro la tuve leyendo un libro interesantísimo, la biografía de Berlin escrita por M. Ignatieff que en España, bajo el título Su vida, publicó Taurus.
Por suerte, en Galaxia Gutenberg acaba de aparecer El canto y la ceniza, una antología de la Ajmátova y de otra poeta rusa, Marina Tsvetáieva. La edición corre a cargo de Monika Zgustova y Olvido García Valdés.

Del calentamiento... verbal

Cuando Santiago Castelo, en su condición de director de la Real Academia de las Artes y las Letras de Extremadura, hace mención al incidente relatado en mi entrada Al modo de Aguilar y dice de su protagonista que "se le calienta la boca", no se refiere a la primera acepción del diccionario de otra Real Academia, la Española: "hablar con extensión, explayarse en el discurso o conversación acerca de algún punto", sino a la segunda: "enardecerse, prorrumpir en verdades, frescas o palabras descompuestas", por más que el término "verdades" aquí sobre.

Barcarrota

Como recuerda Santos Domínguez en su blog, acaba de aparecer un DVD con la edición digital de aquel alijo de libros emparedados en Barcarrota. No obstante, para poder gozar de esa biblioteca sólo tiene que visitar la página web de la Biblioteca Regional de Extremadura o pinchar directamente aquí. Que lo disfrute.

17.12.05

Dos notas

1.- Reconozco que me sorprende la cerrada defensa que hace Félix de Azúa de Gabriel Albiac en su blog. No es santo de mi devoción el airado filósofo. Será que lo he leído poco.

2.- Excelente la reflexión de Jordi Gracia, Gallos de pelea, publicada hoy en El País. Es extrapolable a otros ámbitos, sin duda.

16.12.05

Primicias

La vida, por más que se empeñe en lo contrario -en esa racha andamos- nos da momentos de alegría. Ayer, sin ir más lejos, cuando pude tener en las manos el nuevo libro de Juan Ramón Santos, El Círculo de Viena, editado por Llibros del Pexe, y la reedición de El cerco oblicuo, de Gonzalo Hidalgo, que ha publicado Calambur. Por si fuera poco, ya he visto (y leído) cubiertas y solapas de otra reedición: la de la última novela de recién citado GHB, Paradoja del interventor. La sacará Tusquets en marzo.
Lo dicho: una intensa alegría. ¡Enhorabuena!

15.12.05

Al modo de Aguilar

A sabiendas de que la cultura les importa un bledo (me consta, nos consta), ¿puede consentir un partido que se autodenomina responsable y serio, el PP de Extremadura, sus dirigentes y militantes (que alguno habrá con luces, digo yo), que su portavoz eche por tierra años y años de trabajo en busca de nuestro resurgimiento cultural y se atreva a afirmar (en un tono de voz histérico, sin atinar en las denominaciones, fuera de sí) que instituciones como la Real Academia de las Artes y las Letras de Extremadura o la Fundación Academia Europea de Yuste son«tinglados creados por el PSOE para servir de correa de transmisión y de capote protector»? Ni ésas ni otras que menciona a medias (porque ni su nombre conoce) o que, por la cuenta que le tiene, no se atreve a mencionar. Da risa.
¿Hasta cuando van a seguir creyendo en ese partido las falacias de ese indocumentado que además, él sí, es un inmenso «fantasma»? ¿No están siempre con lo del sentido común? ¿A qué esperan para ponerlo de una vez en práctica?
Lo he dicho en alguna ocasión y lo repito ahora: da pena tener enemigos de tan poca categoría.
Por lo demás, estoy de acuerdo: ante discursos así de zafios realizados por personajes así de tontos, lo mejor es callarse y dejar que el pobre hombre siga hablando solo, sumido en su propio delirio. Llega un momento, eso sí, en que el silencio puede parecer cómplice y eso tampoco. Por mí que no quede.

Julián Marías

Ha muerto hoy en Madrid. De muchacho, como diría Gonzalo Hidalgo, uno, rarito que era, le escuchaba con gusto en la tele blanquinegra. Eran los tiempos de aquellos programas culturales de sobremesa que presentaron, sucesivamente, Martín Ferrand y Arozamena. Recuerdo, por cierto, una larga entrevista que le hizo este último. Aquello sí que era tomate.
No he leído sus libros. Sí algunos de sus artículos y terceras. Nunca desentonaban.
Fue otro de los verdaderos perdedores de la guerra, un auténtico exiliado interior.
Hace unos pocos años escribí un artículo en ABC donde le mencionaba. Para mi sorpresa, a los pocos días recibí una carta suya agradeciéndome la cita. Todo un detalle. El que en esta hora aciaga, a mi modo de ver, mejor le define.

13.12.05

Cafés

En su último libro publicado en España, La idea de Europa, tan sugerente como todos los suyos, de imprescindible lectura para aquellos que no tengan asumida su noble condición de europeos, George Steiner afirma: “Europa está compuesta de cafés” y, tras enumerar unos cuantos y relacionarlos con un puñado de grandes escritores y pensadores europeos y sus respectivas ciudades, añade: “Si trazamos el mapa de los cafés, tendremos uno de los indicadores esenciales de la «idea de Europa»”. Sí, “el café es el lugar para la cita y la conspiración, para el debate intelectual y para el cotilleo, para el flâneur y para el poeta o el metafísico con su cuaderno. Está abierto a todos, sin embargo es también un club, una masonería de reconocimiento político o artístico-literario y de presencia programática”. “Mientras haya cafés -concluye el autor de Errata- la «idea de Europa» tendrá contenido”.

Viene esta reflexión a cuento de un mínimo pero sustancial acontecimiento que ha tenido lugar en Plasencia. Me refiero a la inauguración del Gran Café. Mínimo porque al fin y al cabo no deja de ser un nuevo negocio hostelero que se abre en una ciudad con sobrada tradición en ese terreno. Sustancial porque, de darse las condiciones necesarias, sus salones proporcionarán esas ocasiones que, según Steiner, favorecen los veladores de los cafés. A lo mejor parte de nuestros males -y éstos, que conste, existen y están, ay, demasiado arraigados- derivan de la falta de conversaciones serenas, inteligentes y en voz baja alrededor de una mesa y de un café que, por cierto, no es lo mismo que las atropelladas y vocingleras charlas de barra de bar con un vaso de vino o de cerveza en la mano. De estas últimas andamos en este pueblo de ruteros harto sobrados. De ellas suelen salir las descalificaciones más denigrantes, los chistes más fáciles, los bulos más infames y, lo que es peor, las soluciones más estúpidas. Así nos ha ido y así nos va.

En cierta ocasión relacioné, probablemente sin mucho fundamento, nuestra decadencia socioeconómica (y cultural, claro) con la falta de cafés. Puede que ahora, la revitalización hostelera y, por ende, cafetera, sea una señal de nuestro definitivo despegue, ése que algunos ven, otros intuyen y los más ni atisban ni, por desgracia, imaginan. Sí, me temo que de sueños andamos escasos por estos lares.

Con todo, en la historia de esta ciudad no han faltado cafés. De su memoria a lo largo de los primeros dos tercios del siglo pasado di cuenta, siquiera en parte (uno no escribe documentadas novelas históricas), en Alguien que no existe. Necesitaba que mis personajes se sentaran por fatalidad y por costumbre en esos sitios y, por eso, de no haber existido me los habría inventado. ¿Por qué? Porque no concibo a la gente que lee, escribe o piensa fuera de esos lugares civilizados tan proclives a la generación de ideas. De buenas ideas. Y lo dice alguien que no hace vida social y que, en rigor, se considera un solitario. Da igual, hasta una persona a la que le guste la soledad, ama los cafés.

Cuando vuelvo a Plasencia desde Gijón o Salamanca si algo echo de menos son el Dindurra y el Novelty. No digamos cuando uno se acerca, pongo por caso, a Lisboa y entra en los muy pessoanos Martinho de Arcada y A Brasileira.

Ya que cito a Salamanca, bueno será reconocer una paradoja: ni nuestra supuesta idiosincrasia castellana nos ha permitido poseer algo tan castellano como las cafeterías.

Es verdad que puedo sentarme en una mesa del Español o del Santa Ana o del Torero (con su reproducción del madrileño Café Gijón al fondo), pero, si nos ponemos estupendos, ninguno fue planeado como café. Ni por su disposición ni por su ambiente.

Ahora que, como solemos repetir con Gil de Biedma, de casi todo empieza a hacer veinte años, a un paso del vigésimo aniversario de la muerte del profesor Juan Manuel Rozas, conviene recordar la apertura del Gran Café de Cáceres, un local inseparable de la mal llamada movida cacereña de aquellos años. Uno, nada noctámbulo, pasó allí buenos ratos en compañía de algunos de los protagonistas de aquel resurgimiento cultural, el mismo que ha llegado, fortalecido por el paso del tiempo y por las sucesivas incorporaciones que se han sumado a este intangible proyecto, hasta nuestros días. Por poner sólo una muestra, me gusta evocar allí, sentado al piano, al poeta Felipe Núñez, quien, con justicia, podríamos designar, al modo rockero, como líder natural de aquel grupo.

Por eso me alegra también especialmente la apertura en Plasencia de otra de sus sedes, y con el mismo nombre.

Como dice Vargas Llosa,“Europa es ante todo un café repleto de gente y palabras, donde se escribe poesía, conspira, filosofa y practica la civilizada tertulia”. Un café “inseparable de la grandes empresas culturales, artísticas y políticas de Occidente”.

7.12.05

El blog de Tato

Será la novedad, no digo que no, pero esto tiene algo de regusto infantil de la mejor especie. Por ejemplo, con el intercambio de cromos. Ofrezco uno: el blog de José Tato González: Activando la disidencia. Lo descubro en el de Josemari Lama.
A este paso no vamos a hacer otra cosa. Y luego dice el Tonto del Guadiana que aquí no se lee...

6.12.05

Solitarios

Lo dice hoy en El País Vila-Matas: "Siempre un verdadero artista es un solitario de sí mismo". Es muy recomendable leer entero su artículo La gloria solitaria, de donde entresaco esa frase.

Pequenos escritores

El poeta portugués Ruy Ventura, que viene narrando en Esta vida de professor sus reflexiones en torno a ese difícil pero apasionado empeño, nos informa de una experiencia muy gratificante con sus alumnos: un "Clube de Escrita". Tienen su propio blog: pequenos escritores de santana.

3.12.05

Pura poesía

La soledad puede ser genética, según asegura un estudio conjunto publicado por la Universidad de Chicago y de Amsterdan. Esta patología está demostrado que afecta a la salud, y especialmente al corazón.

(Cadena SER)

Habilidad

Uno debería poder presumir de según qué habilidad cuando tiene plena conciencia de que la domina como un consumado maestro. He llegado al convencimiento de que hay una que tengo del todo controlada. Lo peor es que no he tenido que poner nada de mi parte para hacerme con ella. Vamos, que he nacido con esa destreza, lo que me produce mala conciencia.
No siempre puedo ponerla en práctica, eso sí. Depende, por ejemplo, de las condiciones meteorológicas (que me han sido muy adversas hasta hace poco). También de otros factores, como se podrá deducir. No le doy más vueltas: la técnica que domino a la perfección es la de pisar en las losetas mal fijadas al pavimento y, por tanto, salpicarme los zapatos y los pantalones (no he llegado a pasar de las rodillas, pero todo se andará) con el agua acumulada en su interior por culpa de la lluvia (o del riego intensivo).
Hoy he practicado en Plasencia, pero lo habitual es que lo haga en la calle Santa Eulalia de Mérida, una perfecta pista de entrenamiento.
Nadie sabe lo que me acuerdo de las pobres madres de algunos ediles.

Jesús G. Calderón

Bueno, bueno, bueno, otro amigo se incorpora al club. Cuánto me alegro. Le toca turno a Jesús García Calderón, poeta (ante todo) y (joven) Fiscal Jefe de Andalucía. Compartimos, entre otras cosas, el año de nacimiento (1959) y el paso por los Maristas. Su bitácora lleva un subtítulo elocuente: "Una mirada humilde y distante". Seguro que merecerá la pena ir echándole cada poco un ojo. O los dos. Lo que no sé es de dónde va a sacar tiempo este hombre para sus anotaciones. Le propongo desde aquí que cuando escriba alguna entrada desde el extranjero lo haga constar, siquiera sea a viaje pasado, para evitar problemas mayores. Lo digo porque sé que no para y que lo mismo vuela a Santiago de Chile (de donde acaba de regresar) que a la selva amazónica, a Bogotá que a Buenos Aires. Bienvenido a la aventura bitacorera.

Fumar

Hace unos días, en medio de una comida, alguien pidió al resto de comensales permiso para fumar. El comentario suscitó un pequeño revuelo. Se recordó que a partir de enero las cosas se iban a poner difíciles para los fumadores. Fue entonces cuando otro sugirió manifestarse en contra de esas medidas. Aunque uno es sólo fumador pasivo (por amor, desde hace treinta años), no pude por menos que plantear una solución: proponer al PP de Mariano Rajoy (que fuma puros) que la organice. Están en racha. Lo harían encantados. Por liberales, mayormente.

2.12.05

Szymborska

Abel Murcia, director del Instituto Cervantes de Varsovia y traductor del último libro traducido al español de Wislawa Szymborska, Instante, me ofrece una primicia y, de paso, me permite (¡gracias, amigo!) compartirla con los lectores de esta bitácora.
Según me cuenta Abel, la Premio Nobel
de Literatura polaca, acaba de publicar un nuevo libro de poesía bajo el título Dos puntos. La obra, que recoge 17 poemas, ha aparecido en la editorial a5 de Cracovia, ciudad en la que reside la poeta, y es el segundo libro publicado por Szymborska tras recibir el Nobel en 1996. Instante (la mencionada versión española vio la luz en la editorial Igitur), libro anterior de la autora, aparecido en Polonia en 2002, fue uno de los libros de poesía más vendidos en España en 2005.
En rigurosa primicia, publicamos uno de los poemas de ese libro:

ABC

Ya nunca sabré
qué pensaba de mí A.
Si B. llegó a perdonarme de verdad.
Por qué C. aparentaba que no pasaba nada.
Qué papel jugó D. en el silencio de E.
Qué esperaba F., si es que esperaba.
Qué aparentaba G., a pesar de estar segura.
Qué quería ocultar H.
Qué quería añadir I.
Si el hecho de que yo estuviera a su lado
tuvo alguna importancia
para J. para K y para el resto del alfabeto.


De Dos puntos

Traducción del polaco: Abel A. Murcia Soriano

Josemari Lama

Sí, puede que cada día nazcan 70.000 nuevas bitácoras, pero no todos aparece la de Josemari Lama. Las piedras del río se llama. Bienvenido al club. Como tú dices, un abrazo de secta.

Saudade

Recoge la cita el poeta Ruy Ventura en su blog:
“A saudade é a homenagem que a alma do presente presta à alma do passado” (Edmund Burke)

La bitácora de Azúa

Hay una solución para los que echen de menos, como yo, las columnas de Azúa en El País: visitar su blog. Inteligencia en vena.

1.12.05

Manifiesto por la lectura

"El mundo del libro al completo -editores, autores, libreros, distribuidores- presentaron ayer un «Manifiesto por la lectura» en el que reivindican que la lectura sea el eje que vertebre el sistema educativo. Y, más allá, pide a las administraciones públicas que, para ello, corrijan una de las más graves deficiencias de la enseñanza pública: la casi nula dotación de las bibliotecas escolares. «Queremos escuelas que suministren en sus bibliotecas los elementos básicos para que todos los alumnos, con independiencia de su situación familiar, puedan tomar contacto con los libros», explica uno de los puntos del manifiesto, presentado en el marco del encuentro «Por una escuela de lectores»" (Juan Carlos Rodríguez, La Razón)

Por si a alguien le interesa: Manifiesto por la lectura

Alonso de la Torre

Me alegro del nuevo fichaje periodístico del HOY: Alonso de la Torre.
El Periódico Extremadura, donde trabajaba desde que volvió a su tierra desde Galicia, pierde a un excelente profesional, el mismo que gana el otro diario.
Julián Rodríguez, el antiguo director, acertó de lleno al abrirle las puertas del Extremadura.
No creo que haya habido un periodista más interesante en la prensa extremeña de los últimos años. El suyo es todo un estilo. Cáceres es otra desde que él la nombró "ciudad feliz". O eso parece.
Estén atentos. Este hombre nos deparará más sorpresas.
¡Enhorabuena, José Ramón!

30.11.05

Cirlot

Los cirlotianos estamos de enhorabuena. De la mano de Enrique Granell, Siruela ha empezado a recuperar la poesía de uno de los poetas españoles más secretos e imprescindibles, Juan Eduardo Cirlot.
Ya nos hizo un guiño hace unos años con el imponente Bronwyn. Acaba de aparecer, ya digo, el primer tomo de su poesía completa, el que reúne lo escrito entre 1943 y 1959. El segundo irá desde 1960 hasta 1972. Reeditarán, de paso, otro de sus libros de referencia: el Diccionario de símbolos. Será imposible, eso sí, leer su diario. Lo destruyó tras recharzar Carlos Barral su publicación.
Presentaron En la llama, Victoria, su hija, y Clara Janés, responsable de una antología del poeta que apreció en Cátedra.
Gracias al bibliófilo José Manuel Fuentes, tengo a mi lado otra antología ejemplar: la que hizo Leopoldo Azancot para la Editora Nacional.

26.11.05

Dato

Animado por el comentario de un amigo, interesado, como yo, por la poesía de Calvo Flores, compruebo en la Agencia Española del ISBN que el de Burguillos tiene registrados cinco libros de los cuales dos están agotados. ¿Qué sentido tiene, entonces, hablar de cincuenta, inéditos o no? ¿No bastaría con uno para justificar su condición de poeta? Un libro o un poema.

25.11.05

Operación rescate

El periódico de hoy habla del poeta Joaquín Calvo Flores (Burguillos del Cerro, 1949). Si lo viera por la calle, no lo reconocería. Ya no es aquel joven muchacho que jugaba al tenis.
Al parecer se ha editado una antología con poemas suyos titulada Solilunios. Lo que más me sorprende es que, según A. Gilgado, este hombre ha escrito cincuenta libros de poesía y ha ganado treinta premios. Supongo que alguno estará inédito. Lo digo porque lleva uno décadas interesándose por los poetas extremeños y, desde que Ángel Campos y yo lo incluimos en nuestra antología Abierto al aire, no había tenido noticias de esa ingente obra. "Una vida en verso" se titula el artículo. No es para menos.
Echo un vistazo a la citado florilegio y compruebo que en su nota biobibliográfica ya se decía que tenía 15 libros terminados. Hablo de 1984.
Uno, olvidadizo donde los haya, siempre recuerda aquellos versos suyos que decían:

Aquí estoy yo, sentado en la camilla,
luchando con un libro de carrera,
mirando en la ventana cómo afuera
pasan coches que irán hacia Sevilla.

Intentaré leer su Solilunios. Siquiera sea a la busca de un tiempo perdido.

23.11.05

Confieso

Porque conozco bien la historia, me duele en lo más íntimo la confesión de Miguel Ángel Lama en la entrada "Hoy" de su blog. Estoy de su parte, y él lo sabe. En esto y en (casi) todo. Su lucidez y su rigor vienen siendo imprescindibles para algunos extremeños (y no sólo) entre los que me cuento. Por volver a ejercitar esas virtudes, inherentes a un crítico literario que merezca tal nombre, ha sido ofendido. Quiero decir que han intentado ofenderle, que no es lo mismo. Su tristeza, por eso, es también mía. Nuestra, me atrevería a decir. De cuantos valoramos las cosas bien hechas y despreciamos las chapuzas. De quienes apreciamos a la gente que sabe y abominamos de los usurpadores. Para quienes tomamos, en fin, la literatura como un templo donde sobran los mercaderes.

Littera

Me llegan dos libros de un nuevo proyecto editorial extremeño, Littera. Viaje a Éfeso (Littera Narrativa), de Juan Ricardo Montaña, y El otoño cotidiano (Littera Poesía), de Antonio Reseco. Los dos, por cierto, son amigos. La colección es bonita y está muy cuidada. Enhorabuena y ánimo.

Loewe

Para demostrar que éste es un premio sólido, el jurado del Loewe premió ayer dos libros, a buen seguro, importantes. Sus autores, el maduro Carnero y el joven Azaústre, son buenos poetas. Leeremos.

21.11.05

Leopoldo de Luis

Acabo de escuchar en RNE que ha muerto. Uno nunca olvidará que fue uno de los pocos poetas que acusó recibo de mi primer libro. En una caja duerme ahora aquella amable carta.

Y has dicho «amor» igual que si dijeras
«eternidad» o «vida» o «tierra» o «muerte».


(Del poema Otra vez)

20.11.05

Parafraseando a Pessoa

Ser novelista no es un ambición mía, es mi manera de estar acompañado.

Celebraciones

Como la de encontrar ayer por sorpresa en El Quijote un nuevo libro de Zagajewski, Deseo, justo después de haber leído, junto a un café, la entrevista que le hizo Jacinto Antón para El País.

19.11.05

Oficio peligroso

¡Quién dice que el de escritor no es un oficio peligroso! Comprueba si no la investigación de Vicente Luis Mora.

16.11.05

Cita

“Se hace muy difícil admitir que una persona que emplea frases hechas sea inteligente.”

No, no es una cita de Gonzalo Hidalgo, aunque a él se la dedico. Es de Aldous Huxley, en concreto de su novela Ciego en Gaza (1936).

13.11.05

Naturalidad

Ahora, al recordar el paseo por el campo que he dado esta tarde, como cada domingo, reparo en lo pronto que uno se acostumbra a todo. Hace apenas un mes ese recorrido era un penoso rodeo por un secarral donde el agua no sonaba y el verde ni se veía. Eso, por suerte, ha cambiado y es una alegría apreciar la naturaleza del otoño en toda su intensidad. Con toda naturalidad, para ser exactos.

9.11.05

Extranjeros

Me ha gustado mucho un reportaje de Gabi Martínez que publica hoy La Vanguardia en su suplemento Cultura/s. Se titula España en perspectiva y, para realizarlo, el periodista ha preguntado por su vida a varios escritores españoles que residen en el extranjero: Semprún, Juan Goytisolo, Manuel Talens, González Sainz, Fernando Aramburu... José Ovejero, que vive en Bruselas, habla de la librería Tropismes lo que al cosmopolita que no soy le permite recordar un rincón de su paraíso particular. Me gusta especialmente una frase de Muñoz Molina a propósito de sus sueños de juventud, de cuando se imaginaba en Nueva York: "Tenía esa manera de mirar lo que está lejos típica del que no sale". Eso me pasa a mí.

De presentadores

Más de lo mismo. Se levanta un inocente revuelo en la prensa nacional por culpa de Umbral. No porque haya vuelto a decir una de esas frases que tan bien le definen (la que le soltó a la Milá a propósito de su silenciado libro en plan granhermano avant la lettre o aquella otra de que "Marte es una especie de Extremadura, pero sin cabras"), sino por haber criticado, más que elogiado, la novela de María de la Pau Janer, ganadora del Planeta. (Por cierto, al final van a conseguir que hablemos más de la cuenta de un libro que, según todos los indicios, sólo merecería el silencio.)
Hay una ya larga tradición de presentadores que atacan el libro presentado delante de las narices del estupefacto autor. Todo es criticable, sobre todo en literatura. Eso sí, de aceptar, deberían los mencionados introductores limitarse a cantar las alabanzas del autor y de la obra, en ese orden, y guardarse para otra ocasión los reproches. Eso siempre que los susodichos, doblados casi siempre de escritores, puedan guardarse un ratito su crecido ego en el bolsillo. Lo que no es nada fácil.

De presentaciones

Ví a Rajoy asistiendo a la presentación de la última película de Torrente y vuelvo a verlo ahora en la de los libros ganadores del premio Planeta. Este hombre va de mal en peor. Por mucho que el personaje no saque lo peor de uno (no como el otro, su mentor y su sombra), no puedo evitar que estas escenas me parezcan patéticas. ¿Para esto se inventaron lo asesores de imagen?

7.11.05

Memoria de Carande

La noticia me llegó a través de un e-mail con una frase escueta de nuestro común amigo Jesús García Calderón: “Me acaban de comunicar la muerte de BV Carande...” Había sido enviado a media tarde, aunque yo no lo leí hasta unas horas después, al volver del campo.

Al día siguiente, Jesús declaraba a un periodista: "Es como si me hubieran quitado un pedazo de mi vida". Tenía razón. Su caso, con ser especial, no es único. Para un buen puñado de escritores extremeños que superamos la treintena, la de Carande fue una imagen tutelar. Más o menos, poco o mucho, tarde o temprano, todos acabamos topándonos con alguna de sus aventuras literarias. Ya fueran las particulares (Capela, Alor, Alor Novísimo) o las promovidas desde la Asociación de Escritores Extremeños, de la que fue su primer presidente y el principal impulsor de la controvertida decisión de desgajarla de la Asociación Colegial de Escritores de España.

Ese “pedazo de vida” que a uno se le va con la desaparición de Carande coincide, sobre todo, con su juventud y eso, ya se sabe, tiene su importancia. Todo estaba entonces empezando –para nosotros, para Extremadura- y no pocos de los jóvenes e incipientes escritores de aquel tiempo éramos conscientes de lo mucho que quedaba por hacer. Eso, lejos de amilanarnos, nos infundía fuerza. No cabe duda de que uno de los puntales de esa batalla (incruenta sólo a ratos) era él, Bernardo, un hombre bregado en mil combates que nos ofrecía una seguridad y una experiencia que nos faltaba.

A mi modo de ver, la más importante de sus aventuras fue Capela, el nombre de una revista, sí, pero también el de su finca de Almendral, donde recaló este “niño de la guerra” a mediados de los años cincuenta del siglo pasado. Uno la esperaba con gusto y, a pesar de sus vaivenes e intermitencias, siempre trajo colaboraciones de interés. Sólo una cosa me basta para justificar su necesidad: que me descubriera la poesía de José Antonio Muñoz Rojas, otro hombre de campo como él. O la de Aquilino Duque. También me gustaban las traducciones de autores clásicos de Manuel Mantero.

Desde ese lugar y desde esas páginas miró Bernardo el mundo. Acaso ninguno de sus libros refleja tan bien esa mirada que Libro de agricultura publicado por la Editora Regional de Extremadura hace años y reeditado en su colección Ensayo Literario, con gran sentido de la oportunidad, recientemente. Se da cuenta allí de un mundo que no existe, lo que hace aún más valiosa esa serena reflexión con aires de relato.

Ya que lo menciono, conviene precisar que en lo que la literatura memorialística se refiere, a ese menudeo en torno a la propia vida, el autor de Suroeste fue un adelantado. Siempre le interesó hablar de sí mismo, contar lo que le pasaba, tal vez porque su vida fue más interesante de lo habitual como dejó contado en su último libro publicado, Memorias, 1932-2002.

Tal vez no haya una manera mejor para conocer a un escritor que leer sus memorias. Tanto si miente como si dice la verdad. Éstas están escritas, como nos confesaba su autor, “en la ignorada e incomparable tierra de calma extremeña, en un altozano (…) de nombre acogedor, Dehesa del Amparo o Capela”. “Libro, añade, que no se hubiera podido escribir en otro lado, se trata de un libro distante, si no distinto, de la vida de un hombre que, justo cuando la sociedad mayoritariamente se urbanizaba, él decidía vivir la otra parte, cada día más reducida y obsoleta, más ajena e inoperante de la contemporaneidad, la agraria”. “Desde este altozano, concluye, las cosas se ven tal como son, o sea, de distinta manera”.

En el Hoy leímos sus artículos durante años. Por esas casualidades de la vida, la suma de esos sesmos está ahora encima de mi mesa de trabajo. Había puesto ese original en manos de la ERE para su posible publicación. Como buen escritor, sus colaboraciones en los periódicos estaban escritas con exigencia. Con la mira puesta en su futura recopilación. Las suyas no eran sino páginas sueltas de ese diario que todo lo que escribía se empeñaba en componer.

Durante años mantuve con él una extensa correspondencia. Eran otros tiempos, ajenos a internet. Sus cartas llegaban siempre en reconocibles sobres amarillos. Una vez estuve a punto de visitar su cortijo, pero no creo que fuera una persona dada a romper fácilmente su aislamiento. Pertenecía a la estirpe nitzscheana de los solitarios.

Hace unos meses, volviendo de Jerez, me topé con el cruce de Almendral. Creí adivinar su casa sobre un altozano arbolado. No me atreví a parar. Ahora, claro está, me arrepiento.

(HOY)

6.11.05

El blog de Juan Domingo

Me alegro mucho de que Juan Domingo Fernández, uno de los periodistas culturales más importantes de Extremadura, se incorpore al mundo de las bitácoras. La suya se titula Gratis total.
Leerlo será un placer, ahora que, por desgracia, tan poco de prodiga en las páginas del HOY.
Con un poco de suerte resucita a mi recordado Tristan Buendía, un heterónimo que utilizaba hace años y que era un oasis en el desierto cultural extremeño de entonces.

5.11.05

Orlando y el haiku

Conocimos al poeta Orlando González Esteva en Santa Cruz de Tenerife. Yolanda y yo mantuvimos con él una conversación que, como bien dice este cubano residente en Miami, podría haber durado hasta hoy. Es autor de un libro sorprendente, Elogio del garabato, reeditado en España por Pre-Textos, la misma editorial que acaba de publicar su Casa de todos. Es un libro de haikus, pero cuidado: no uno de tantos. Con su permiso, reproduzco una reflexión a este propósito: "Como vivo en Miami, es decir, en otro mundo o, más bien, en un exilio múltiple, no estoy muy al tanto de las modas, como están mis amigos españoles y mexicanos que viven en sus respectivos países, de manera que nada tuvo que ver mi acercamiento al haiku con afanes que no fueran hijos de un hallazgo íntimo, hallazgo cuyo origen está en la pasión por la poesía japonesa de Aurelio Asiaín, que me invitó a seleccionar una traducción de un haiku de Matsuo Basho entre las muchas hechas por otros autores, y la lectura de algunos haikus del propio Basho, Buson, Issa, etcétera, traducidos al inglés y recopilados por el poeta norteamericano Robert Hass. Al cotejar esas traducciones al inglés con muchas de las que se han hecho al español advertí que las nuestras eran sólo eso, traducciones, en el sentido menos noble de la palabra; cápsulas verbales ajenas a toda naturalidad y, sobre todo, al pequeño milagro poético que las traducciones al inglés parecían reproducir con una frescura y una inmediatez seductoras. Vi tanto en esos poemas reunidos por Hass que decidí hacerme de mi propia pauta y, más que traducir palabras, intentar reflejar ese milagro recurriendo a los recursos de la poesía española. Durante los últimos tres o cuatro años he traducido tanto que hoy tengo varios cuadernos inéditos con versiones de poemas de un buen número de autores japoneses. La labor, claro está, me llevó a escribir mis propios poemillas, poemillas que a veces tienen algo de seguidilla y aun de greguería, pero cuya ilusión es evocar el espíritu del haiku, insinuarlo, con la esperanza de ser, si no haikus, lo que son o aspiran realmente ser: poemillas, es decir, albergues muy humildes, pero cordiales, para la poesía. Por alguna razón misteriosa, y sin ánimo de llamar la atención o irritar a mis contemporáneos, siempre he tendido a escribir lo que no se "debe" escribir: décimas, redondillas, haikus... La razón debe estar vinculada a esta suerte de aislamiento en que vivo, lejos de las grandes capitales de la cultura, a merced, única y exclusivamente, de lo que de improviso me resulta más propio, más natural, y a mi necesidad de encontrar una patria portátil en la tradición".
Esto y otras cosas me cuenta, nos cuenta, en su último e-mail, ahora que, gracias a este libro, hemos vuelto a dialogar.
Manuel Borrás, que viaja hoy hasta su "exilio múltiple", le lleva un abrazo de nuestra parte. No es para menos.

4.11.05

Far West

La ya mencionada Victoria Domínguez ha tenido el dudoso honor de incorporarse a la extensa lista de insultados por nuestro Tamayo particular, esa especie de Losantos a la extremeña. Se ha referido a ella como "sarpullido".
Los suyos le reirán la gracia. Tan de sal gorda, por cierto. Si este tipo tuviera al menos sentido del humor... Del humor y de otras cosas, claro.
Me temo que jugadas como ésta, y las que quedan por caer, serán las que le permitan a mi paisana darse cuenta de con quién estaba. Puede que el PP de Génova sea otra cosa, pero tengo claro que el de aquí sigue creyendo que vivimos en el Far West.
Nada, bienvenida a los 40 Principales.

COPE

Algo bueno tendría que tener esta ciudad de mis dolores: aquí no se puede oír la COPE. Deberíamos a provecharlo como reclamo turístico. Por su efecto balsámico.

30.10.05

Axiomas

"Cinco axiomas para definir Europa: el café, el paisaje a escala humana y transitable, estas calles y plazas que llevan los nombres de los estadistas, científicos, artistas, escritores del pasado (...), nuestra doble ascendencia en Atenas y Jerusalén y, por último, esa aprensión de un capítulo final, de ese famoso crepúsculo hegeliano, que ensombreció la idea y la sustancia de Europa incluso en sus horas de mediodía"
G. Steiner, La idea de Europa, p. 64.

B. V. Carande

Me cuenta Jesús García Calderón que ha muerto Bernardo V. Carande, el hijo de don Ramón Carande, el escritor, el propietario agrícola, el fotógrafo taurino, el expresidente de la Asociación de Escritores Extremeños... Tantos Bernardos en un sólo Carande. Pena.

Steiner de nuevo

Hay autores de los que uno no se cansa nunca. Es el caso de George Steiner, uno de los grandes pensadores de nuestra época. De él he leído hace muy poco dos libros: Lecciones de los maestros (que se me había quedado atrás por falta de tiempo y de sosiego) y Elogio de la transmisión. En la misma colección en la que está este último (la preciosa Biblioteca de ensayo de Siruela) aparece ahora La idea de Europa. Es una reflexión penetrante, como todas la del autor de Errata. Sabia sin afectación. Dos frases, "Europa está compuesta de cafés" y "Europa ha sido y es paseada", abren las primeras meditaciones de esta conferencia pronunciada en el Nexus Institute de Amsterdam. Por cierto, nada desdeñables son también los prólogos, uno de Vargas Llosa y otro del director y fundador del Nexus, Rob Riemen.
A veces, lo poco es mucho. Eso lo saben mejor que nadie los poetas.

28.10.05

Por ejemplo

Sí, es una anécdota local pero, por lo mismo, puede ser universal.
Ya han conseguido que María Victoria Domínguez, cabeza de lista a las últimas elecciones municipales por el PP, abandone el partido. Lo que no me explico es cómo ha aguantado tanto. Lo de ser militante siempre me ha parecido algo digno de elogio. O de lástima, según se mire. Eso de la obediencia tiene un aire de voto religioso que me cuesta asimilar. El caso es que esta mujer ha dejado su grupo y, sin renunciar a su acta, se ha quedado en el ayuntamiento como concejala no adscrita.
Lo que ha sufrido sólo acierto a imaginarlo. Como casi todos los de aquí, he oído los lindos comentarios de sus otrora compañeros. En especial los que iba divulgando por ahí el que perdió, a su favor, el primer puesto. Insultos de barra de bar, no tenían otro alcance. Viscerales. Obscenamente machistas. No en vano acabó llevando a su antiguo partido a los tribunales por considerar ilegal esa decisión. Luego fundó otro (con el que se presentó a las citadas elecciones para mal de la derecha placentina), aunque ahora sea de nuevo miembro de aquél y con grado incluso de dirigente.
Quien, en última instancia, dio el visto bueno para que encabezara la candidatura es el que al final, indirectamente (para eso se inventaron los esbirros), le ha obligado a dimitir. Sigo admirando la capacidad de ese tipo para cambiar de planteamientos. Eso vale para el proyecto de refinería, para Plasencia y para cualquier cosa. Coherencia se llama esa figura.
Dije una vez, y lo mantengo, que Victoria podría haber sido una buena alcaldesa de esta ciudad. A pesar de su partido, por supuesto. Y digo de su partido, no de sus ideas. No creo que las de esta mujer -una abogada que ejerció como jueza- coincidan con la que tienen estos intransigentes salvapatrias que han ido perdiendo por el camino cualquier atisbo de sano y sensato liberalismo.

Sigue lloviendo

Llueve ininterrumpidamente desde hace horas, en torno a veinticuatro. Esto, que antes era usual, es ahora un milagro. La cara de la gente que va por la calle es de alegría. Ayer tarde, en Garganta la Olla, camino del cementerio, bajo los paraguas, un hombre le decía a otros: "¡qué agua más rica!". Vuelvo a casa con los pies mojados y eso me llena de feliz extrañeza.

Zaga

Se me terminó, ay, el libro de ensayos de Zagajewski (Manolo Borrás acorta y le llama, sin más, Zaga), pero, sin solución de continuidad, he leído (y del tirón) la antología, con prólogo y selección de Martín López-Vega que ha editado, precisamente, Pre-Textos. Para mi gusto, excepcional. Sus poemas me gustan en el castellano de Elzebieta Bortkiewicz, la traductora. Lo bueno de todo esto es que, como existe la relectura, los libros no se terminan nunca. Como los poemas, se abandonan. Y yo los del de Lvov no los dejo por ahora.

24.10.05

Ibero

Estos días no puedo por menos que recordar de continuo a mi amigo Ramón Ibero, extremeño residente en Sabadell y anticatalanista convencido. Bueno, como dice su mujer, Margarita (catalana de nacimiento, por más señas), la gente como él es antiseparatista, pues lo que quiere es una Cataluña unida a España.
Ahora con lo del Estatut está que arde. Normal.
Lo conocí gracias a Fernando Pérez. Es, por cierto, un excelente traductor al que se deben algunas obras notables, sobre todo relacionadas con el arte. No sería extraño que tuvieran en su biblioteca algún libro que haya traducido.
Si me acuerdo tanto de él es porque muchas de las cosas que están pasando ya las había vaticinado. Las tengo por escrito. Y escribe mucho sobre este asunto, vaya si escribe.
No se me olvidará nunca la mañana de agosto en que quedé con él, con Margarita y con su perro en la plaza de Hervás, su pueblo. Se nos unió Ventura Duarte. Ante un comentario del peregrino sobre el nieto del poeta catalán que prologó las Extremeñas de Galán, Ramón se revolvió en su silla, se levantó airado y amenazó con dejarnos allí mismo. Tanto Ventura como yo veíamos poco peligro en el exalcalde de Barcelona. Incluso simpatizábamos con algunas de sus propuestas. Pura inocencia. O ingenuidad, que es peor. De esto hace tres o cuatro veranos. Ibero, sin embargo, le tenía bien calado. A lo que se ve, la razón estaba de su parte. Que antes que socialista era nacionalista es algo que por entonces no teníamos muy claro. Esperemos, con todo, que sus últimos augurios no se cumplan. Estaría encantado de que esta vez fallaran. Si los leyeran, estarían de acuerdo conmigo.

23.10.05

Jordi Doce


Jordi Doce (Gijón, 1967) acaba de sacar en Península el ensayo Imán y desafío. Presencia del romanticismo inglés en la poesía contemporánea. Estoy con él. Fue premio "Casa de América". Aterriza sobre cuatro fundadores de la poesía moderna en España: Unamuno, Machado (Antonio, por supuesto), Juan Ramón y Cernuda y sus relaciones, claro, con la poesía inglesa.
Por si fuera poco, también ha publicado recientemente, además de un libro de poesía (Gran angular, DVD) y otro de aforismos (Hormigas blancas, Bartleby), una antología de un poeta excepcional, Charles Tomlinson (en DVD también).
Eso por no hablar de un libro que edita junto a Sánchez Robayna y que está siendo tan comentado (en privado) como silenciado (en público): Poesía Hispánica Contemporánea (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores), fruto de un polémico curso celebrado en el verano de 2004 en El Escorial en torno a la no menos discutible antología Las ínsulas extrañas.
Que lo lean bien.

22.10.05


En la foto, la oposición del PP en Extremadura. En el centro (es un decir), su líder regional. A su izquierda (otro decir), el alcalde de Badajoz. Como ven, sin vergüenza.

Coincidencias

Anoche se falló el premio "Ciudad de Badajoz". Compruebo que, por segundo año consecutivo, el nuevo jurado de poesía premia dos libros. Uno, qué casualidad, siempre es para un amiguete de los miembros de esa singular pandilla. Uno, bien pensado, sospecha que les da vergüenza premiar libros mediocres (por decirlo suave) y se curan en salud (conciencia, lo sé, la mayoría no tiene) concediéndolo ex aequo. Este año ha ido a parar, por cierto, a un profesional. A un ganapremios, quiero decir. No aprenden. Se obstinan en acentuar su lamentable desprestigio. De ellos y del premio. ¡Qué desconsuelo!

21.10.05


Casa de Cultura "Vázquez Zúñiga" de Ribera del Fresno

Sorpresas

Uno se dice: Ribera del Fresno y teme lo peor. ¿A dónde iré a parar? Y no, resulta que lo que me encuentro es un pueblo precioso, con algunas de las casas más bonitas que he visto en mi vida. Por suerte, ese lugar conserva su memoria. No cedió a la infame piqueta que ha convertidos nuestros pueblos en cualquier cosa.
Allí nació el poeta más importante de nuestro Setecientos, Meléndez Valdés, del que tanto sabe mi amigo (y compañero de blog) Miguel Ángel Lama. O Antonio Salvador, compañero de Universidad del susodicho, con el que hablaba ayer desde allí, cuando sólo vislumbraba Ribera a lo lejos y era incapaz de imaginar las maravillas que encerraba. Mejor, que encierra.
Para colmo, allí hay gente que lee. Funcionan dos clubes de lectura: del Aula de Adultos y de madres de alumnos del IESO (que suena a requiebro caribeño).
Si no fuera por estas cosas...

19.10.05

Cálculos (inútiles)

Me digo mientras conduzco: vivo en Plasencia desde que nací. Durante los tres años que estudié en Cáceres estuve ausente, sí, por más que volviera (casi) cada semana. Lo demás, viajes breves y esporádicos. En 1985 empecé a trabajar en la enseñanza pública. Llevaba ya cinco años dando clases en la privada. Pues bien, desde ese año, y han pasado veinte, sólo he trabajado en Plasencia seis meses. ¿Quién le puede tener miedo al coche y a la carretera? Ayer, Madrid. Hoy, Mérida. Mañana... ¡Ribera del Fresno! Que no decaiga.

17.10.05

Planeta

Me quedo con la anotación que hace en su blog Elena García de Paredes: "Hollywood, Barcelona".

15.10.05

Gaya


Los baños del Tevere

A la vuelta de Madrid, nos enteramos de que ha muerto el pintor Ramón Gaya.

Su pintura me gustaba mucho. Nunca he frecuentado su poesía, pero su libro Velázquez, pájaro solitario me parece una obra excepcional. Es una de esas lecturas que uno nunca olvida.

Precisamente esta mañana visitábamos en Fundación Thyssen la exposición Mímesis. Realismos modernos (1918-1945). No hubiera desentonado una de sus naturalezas muertas al lado de otra de Morandi.

El personaje literario que protagoniza mi poema Diario de un pintor es él. Lo escribí después de ver en televisión un reportaje sobre su vida y su obra donde Gaya era entrevistado.

14.10.05

Estereotipos

Uno tuvo ocasión de escuchar ayer, en Castuera, a la ministra de Cultura, Carmen Calvo. Primero en un acto público -la inauguración del curso escolar de los dos IES de la localidad, donde ella vivió hace años- y después, en privado, durante una comida en la que se mostró locuaz.
La imagen que tenía de ella (y no me refiero a su aspecto físico) no coincide con la que tengo ahora. Me sorprendió gratamente su elocuencia. También su cercanía. Parece mentira que una persona con criterio -y ella lo tiene, ¡vaya si lo tiene!- esté siempre en entredicho. La culpa, como es obvio, no puede ser sólo de los medios. Hay algo que no cuadra. El problema no es, sin duda, que ella no sepa explicarse. Lo hace, nunca mejor dicho, como un libro abierto. ¿Qué ocurre entonces? No lo sé. En lo que coincido con algunos amigos que la escucharon anoche en Badajoz (y también se sorprendieron) es que si, como dijo Wittgenstein, los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo, doña Carmen vive en uno ancho pero no ajeno.

12.10.05

Lectura lenta

Ya lo dije, y lo mantengo, sigue dándome mucha pena que se termine En defensa del fervor. Voy por la página 137. Los dos últimos ensayos que he leído, el dedicado al pintor y diarista Józef Czapski y al poeta y pintor Zbigniew Herbert (del que sólo podemos leer en castellano, y es una lástima, Informe desde la ciudad sitiada, en Hiperión), son excelentes. O eso me parece, claro. Entre anotaciones, subrayados y esos signos personales que uno usa para subrayar, el libro está quedando de lo más mono. Y uno, ya digo, encantado de haber tenido ocasión de conocer esta delicia.
¿Y si mañana le dieran al de Lvov el Nobel? Mejor que no: prefiero leer a mis poetas favoritos sin ese oropel. Que se lo den a Varguitas, que ya le toca.

11.10.05

El pintor de Zagajewski


Józef Czapski (Praga, 1896- París, 1993)
Autorretrato
(1973)

Pacheco

Me alegro de que hayan concedido el premio "García Lorca" al poeta mexicano José Emilio Pacheco. Ha sido uno de mis poetas de cabecera, por más que sus últimos libros ya no me parezcan tan interesantes. Con todo, su Tarde o temprano, en la primera edición de FCE, siempre será uno de los libros que más me ayudaron al principio, cuando uno daba sus primeros pinitos líricos. En especial, las traducciones que contiene. Era aire fresco capaz de conseguir que los poemas de un poeta de provincias respiraran debidamente.

9.10.05

Otoño



Otoño se titula este cuadro de Alex Katz. Por fin ha llegado. ¡Llueve de nuevo!

Canicas


Esta silla es en realidad una escultura. Se titula Canicas y es obra de Horacio Sapere. Pertenece a su serie Poet's room. Cada silla remite a la obra de un poeta. Ésta es la mía, pero no me pregunten el porqué. Lo de la referencia a las canicas, digo.
En una ocasión se mostró en Lisboa, en la Casa Pessoa. Leímos poemas. Cada uno estaba delante de su silla. Algunos se podían sentar en ella, otros... Fue un acto muy bonito, como suelen serlo los que tienen un trasnochado aire vanguardista. De hecho, uno de los poetas leyó mirando a la pared, de espaldas al resto del público.

Extremeños en Obaba

Al día siguiente de que se estrenara en el Festival de Cine de San Sebastián la película de Montxo Armendáriz, Obaba, basada en la novela de Bernardo Atxaga, llegábamos a Tolosa, una ciudad de frontera entre Guipúzcoa y Navarra que dista unos pocos kilómetros de Asteasu localidad natal de Joseba Irazu, el verdadero nombre del escritor, y espacio real de donde surge el territorio mágico que levanta, con voluntad de perdurabilidad, esa formidable historia de historias que es, a fin de cuentas, Obakoak.

Cuando llegamos allí era de noche. Nos había dado tiempo, eso sí, a vislumbrar el color verde de los prados. Lo cierto es que hasta llegar al País Vasco, quinientos kilómetros mediante, todo había sido una sucesión de paisajes planos y pardos (ni siquiera amarillos) de los que la mirada no sacaba sino una inevitable sensación de esplín, más cerca del aburrimiento que del tedio.

Un rato después, al salir del hotel, la lluvia caía con fuerza y el mero hecho de verla era, a estas alturas de nuestra pertinaz sequía, un espectáculo emocionante. No pensaban lo mismo nuestros amigos tolosanos deseosos de que nos la lleváramos con nosotros al volver a casa. Una casa, Extremadura, que ellos abandonaron hace muchos años por causas de fuerza mayor y a la que ahora regresan de vez en cuando para acabar volviendo siempre al Norte; algo demasiado parecido, tantos años después, a su hogar. A ese sentimiento de pertenencia a dos tierras hacía alusión el poema que recitó Filo y que hizo vibrar a los asistentes a la cena del Centro Cultural La Jara. No todos eran extremeños. A esta sociedad gastronómica –que sigue la tradición de este tipo de agrupaciones en el País Vasco- pertenecen gentes de otras regiones a las que acompañaban esa noche las autoridades locales encabezadas por el alcalde, Jokin Bildarratz. Junto a él, otros concejales de su partido, el PNV, y de los otros con representación en el consistorio: PSOE y PP. Ni el talante del joven primer edil ni el del resto de los miembros de la corporación era el que uno está habituado a suponer. Jokin Bildarratz, exsenador y persona influyente en el partido nacionalista (de la nueva línea de Imaz), es un enamorado de Extremadura, como todos los demás. Buena parte de la culpa de esa querencia la tienen Pedro y la citada Filo, presidentes de la Jara, por las actividades que organizan (donde la presencia de productos extremeños es ineludible) y los viajes a la región que cada poco emprenden. Otra, a la buena idea de mantener desde hace años un intercambio entre escolares de Tolosa y La Serena.

Una señal evidente de la pluralidad de ese Centro está en el hecho, nada común, de que les esté permitido cocinar en él a las mujeres. En sentido contrario, una desgracia habitual, algunos concejales iban con escoltas.

Allí conocimos a Miguel Quintas, responsable de las Bibliotecas Escolares de Guipúzcoa (donde hay un bibliotecario escolar en cada centro educativo), gallego de origen pero miembro del Centro Extremeños de Zarautz, donde reside. Por esa villa marinera, donde han veraneado durante años Casas Reales de toda Europa, tomando un café en el restaurante de Arguiñano (visita obligada para propios y extraños), empezó nuestro breve recorrido –con él como guía- por la zona. Uno recordaba que de niño le hablaban de los veraneos de doña María Morales en esa famosa playa. También, cómo no, los del poeta Claudio Rodríguez, que escribió en aquel sitio algunos poemas memorables donde las olas ocupaban el puesto de privilegio que le conceden, sobre todo, los surfistas. Olas que siguieron golpeando nuestro camino por la carretera de la costa, hasta Guetaria y su conocido “ratón”. En el monumento que conmemora el regreso de la expedición de Elcano, pudimos leer el nombre del extremeño Hernando Bustamante, de Alcántara, uno de los cuarenta que volvieron con vida.

Muy cerca, costa y olas adelante, Zumaia. En el paseo, una imponente tienda de productos extremeños, cada vez más apreciados por los vascos, gastrónomos por naturaleza. A ese pueblo fue a parar una abundante colonia de extremeños, la primera hornada de la emigración forzosa. Desde un Campo de Concentración de La Serena hasta un Campo de Trabajo, mano de obra regalada para una fábrica de cemento.

Veintitrés años nos separaban de nuestra última visita al Monte Igueldo. Los cacharritos de su parque infantil despiden el mismo aire melancólico de entonces. Las vistas de San Sebastián y de La Concha, con todo, siguen siendo magníficas. Tiempo nos dio aún de mojarnos con las salpicaduras de las olas del Paseo Nuevo y de palpar algo del ambiente de esa elegante ciudad que para algunos es, sin duda, una de las más bonitas del mundo.

De regreso, la escala en Palencia, con paseo obligado por su mítica Calle Mayor, nos devolvió a nuestra vida provinciana, tan lejana de la de aquel paraíso luminoso y cosmopolita.

(HOY)

Arcadi Espada y el blog

“No es fácil definir qué es un blog. Desde luego, es un diario desde muchos puntos de vista: se escribe cada día con regularidad ferroviaria (al menos en mi caso) y suele tratar de los asuntos cotidianos, estén en la cabeza o en el exterior abordable del escritor. Pero un diario que se da a conocer de inmediato resiste mal las convenciones vertebrales del género. Dejemosaparte los cuadernos que se escriben con el absoluto convencimiento de que no van a publicarse en vida del autor, los llamados diarios secretos. Pensemos en algo más aproximado a nuestros propósitos: un diario que se escribe con el objetivo confesado de publicarlo. Pues bien: hasta la irrupción del blog era inconcebible imaginarlo sin que mediara un tiempo entre la escritura y la publicación. Aunque el escritor de diarios jure y se jure que a la hora de publicarlo no alterará la escritura original que se va acumulando en el cajón, la posibilidad de corregir, seleccionar y destruir está siempre viva. Hay una red. En el momento de la verdad la red podrá usarse o no. Pero uno escribe sobre ella.
Las precauciones de la escritura en directo son por fuerza mayores. Creo que esta característica impide que el blog pueda identificarse con un diario más o menos convencional. Y lo acerca al periodismo”.

8.10.05

Jacobo Siruela dixit

“Lo único estimulante hoy es tener la suficiente libertad como para hacer todo lo contrario de lo que marcan los hábitos y pautas editoriales del último cuarto del siglo pasado. Es decir:

– Hacer pocos libros en lugar de muchos. Se trata de elegir, no de abarcar.

– Dedicar todo el tiempo que requiera cada uno de los libros en su realización, en lugar del menos posible ‘porque es más rentable’.

– No seguir las pautas del mercado, sino intentar adecuar al mercado tus propias propuestas.

– No buscar nada nuevo ni ‘original’ en el diseño, sino algo auténtico y perdurable. Lo nuevo es lo que antes envejece.

– Tratar de buscar belleza –es decir, armonía de formas y colores– frente al relativismo (un poco gregario) de las estéticas instantáneas.

– ¡Guerra al plástico! Es un material anticuado y desagradable. Las encuadernaciones plastificadas son una rémora del siglo pasado. El plástico representa el triunfo de lo funcional frente a lo sensual. Y la sensualidad es el mejor acompañante de lo intelectual.

– Revindicar la encuadernación en papel, un material más acorde con el sentido del tacto. Estudiar a fondo todos los problemas que esto puede producir para la durabilidad del libro.

– Estudiar que el libro pueda abrirse perfectamente en las manos. (Lo contrario es una descortesía elemental con el lector).

– Cuidar al máximo las tipografías, interlineados, espacios blancos para los dedos, tamaño de la letra, etcétera. Son los fundamentos para un buen uso del diseño”.

Zona templada



Es una pequeña joya. Un libro de muy pocas páginas que recoge un ensayo del novelista norteamericano Jonathan Franzen (nació en Illinois en 1959, tenemos la misma edad) que se había publicado en The New Yorker y The Guardian. El prólogo, excelente también, es de Gustavo Martín Garzo. Recomiendo que se lea después del texto de Franzen, para que la sorpresa que éste encierra sea mayor. Aparece en la colección Únicos de Seix Barral.
De Franzen leí con entusiasmo Cómo estar solo, un libro de ensayos que publicó también la misma editorial barcelonesa. Su cubierta, por cierto, es preciosa.

7.10.05

Monasterios

Cuenta el inefable José-Miguel Ullán en El Cultural algo que le dijo Octavio Paz poco antes de morir: "Volverán los monasterios. No en su forma pasada, con la religión en el centro, sino como refugio para aprender de nuevo a mirar, a oír y a pensar en todo aquello que no le interesa al mercado".

4.10.05

Contemplando la luz


Un cuadro de Pieter de Hooch al que hace alusión Zagajewski

En defensa del fervor

A trancas y barrancas va uno leyendo este libro de mi admirado Zagajewski que publica El Acantilado. Porque el tiempo no da más de sí y porque libros así no puden leerse deprisa. Llevo cuarenta páginas y ya sé que me va a doler que se termine.
El polaco, si se me permite el exceso, es ya un amigo. Así lo siento. El poeta y, lo que es mejor, su libro. Éste y los otros suyos que ya he leído.
Tienen suerte los jóvenes poetas que ahora se están formando de toparse con este sabio de Lvov. También tuvimos maestros, es cierto, pero no estaba entre ellos el autor de En la belleza ajena. Con gran oportunidad nos recuerda una frase de otro poeta admirable, Philippe Jaccottet: "Il n'est pa de poésie sans hauteur". Y es verdad: no hay poesía sin altura. Por eso la de buena parte de mi generación es tan bajita.

Alguien que lee

Lo recuerdan José Antonio Marina y María de la Válgoma en su (a ratos) interesante libro La magia de leer. Lo dijo, al parecer, el general argentino, Jorge Rafael Videla: “Un terrorista no es sólo alguien con un arma de fuego o una bomba, sino una persona que disemina ideas contrarias a la civilización occidental y cristiana. Alguien que lee”.

No pudo ser

Ya se ha fallado en Premio Nacional de Poesía y ha ido a parar al veterano poeta José Corredor-Matheos, por su libro El don de la ignorancia, publicado en la colección Nuevos Textos Sagrados de Tusquets Editores. Es un libro que aún no he leído, pero que está hace tiempo en la estantería. Aprovecharé la coyuntura, cuando haya tiempo.
A ver si con el narrador extremeño tenemos más suerte.

Preguntas

¿Será el libro de Ángel Campos Pámpano que resultó premiado con el "Extremadura a la Creación" el que gane mañana el Nacional de Poesía? ¿Tendrá Ibarra -también en esto- razón?
¿Volverá a pasar lo mismo con otro autor extremeño, que también ganó el "Extremadura", en el Nacional de Narrativa que se fallará próximamente en las mismas salas del Ministerio de Cultura?

30.9.05

Plata

Me llega, con un abrazo manuscrito, Plata, el nuevo disco de Pablo Guerrero. Suena mientras escribo. Últimamente, Pablo era noticia por sus libros. Vuelve pues, de la mano de la poesía, a las benéficas fuentes de la música. En estos tiempos de sequía y de triunfitos, da gusto mojarse en las aguas tranquilas de sus sones. ¡Qué gran noticia!

29.9.05

Marina D'Or

Hay dos tipos de personas: las que se alegran de que exista Marina D'Or y las que no. Quienes la visitan y hasta veranean allí (y están deseando que concluya esa terrorífica ampliación que anuncian la tele, con un balneario capaz de atender a siete mil almas al día) y quienes abominamos de ese populoso y hortera Benidorm del siglo XXI, digno de la mente prodigiosa de un zaplana cualquiera.

28.9.05

Viaje en autobús

Camino de Mérida, ay, bajé en autobús hasta Cáceres la otra mañana. No miento si digo que hacía veinticinco años que no repetía la hazaña. Sí, porque de eso se trata. Cola en la Estación de Autobuses de Plasencia -una de las más feas del mundo feo de las Estaciones de Autobuses- para subir al vehículo porque no despachan con antelación los billetes en la taquilla. El viaje, interminable. De hora y media, más de lo que uno tardaba entonces. El citado autocar era también de aquella época. Para recalcar ese salto en tiempo, sonaba en la radio un programa de coplas. La única diferencia que noté es que ahora sigue oliendo a gasoil pero ya no a humo de tabaco. Esa mezcla de aromas, más el ambiente cargado por el olor a humanidad y las inevitables curvas del Tajo, siempre me tenían al borde de... De eso. Es más, dentro de la cartera llevaba una bolsa, por si acaso.
En la Estación de Cáceres me esperaba mi compañero Luis Sáez. Alguno pensaría vete tú a saber. Es la moda. Le relaté el viajecito. Hace unos pocos años escribí un relato de ese trayecto para el número 1 de la colección Baluerna. Se podría decir que lo escribí ayer tarde. Poco, demasiado poco ha cambiado. Lástima.

26.9.05

Bibliotecas y municipio

El primer día del otoño, al menos del de toda la vida, subí de nuevo a Castilla, en concreto a Peñaranda de Bracamonte, para asistir al la inauguración del I Encuentro Bibliotecas y Municipio. La administración local y las bibliotecas en la democracia. Organizado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, el Ministerio de Cultura y la Universidad de Salamanca, ha contado con la colaboración de la Federación de Municipios y Provincias y del ayuntamiento de la localidad salmantina.

Decir Peñaranda es decir lectura. Allí está ubicado desde 1989 el Centro de Desarrollo Sociocultural, al pie de una de las famosas plazas porticadas de la ciudad que vio nacer a quien da nombre a la Fundación más prestigiosa de España en el campo del libro y la lectura, sobre todo en el ámbito infantil y juvenil. La principal característica del Centro es su condición rural; una cualidad que lejos de limitarlo engrandece su campo de acción y da un ejemplar matiz social a sus actividades. Así las cosas, ningún sitio más adecuado para celebrar ese primer Encuentro que relaciona dos términos obligados a reunirse pues del total de bibliotecas españolas el 96% son municipales. Lo recordaba con orgullo el alcalde Albacete, Manuel Pérez Castell, presidente de la Comisión de Cultura de la FEMP.

Otra relación imprescindible es la que se establece entre bibliotecas y democracia. Por mucho que ahora se lleve decir lo contrario (no faltan voceros del revival franquista), la dictadura de Franco fue enemiga acérrima de la cultura y, en consecuencia, de los libros. No hay más que tomar como ejemplo las estadísticas de bibliotecas de mediados de los años setenta, cuando aquélla se desmoronó por fin. La situación era catastrófica. Cualquier comparación con el resto del entorno europeo, puro disparate. Estos veinticinco años han supuesto una auténtica redención en lo que concierne al mundo de las bibliotecas. La evolución ha sido, por fortuna, espectacular. Puede que no haya otro índice más significativo de nuestra transformación en un país moderno. Lo ponderaba, con la pasión y la lucidez que le caracteriza, Antonio Basanta.

Hay que reconocer que ese esfuerzo por convertir a la nuestra en una nación culta se debe en buena medida al esfuerzo de los ayuntamientos que comprendieron pronto y bien que sólo a través de la palabra y de los libros que las contienen la democracia se fortalece y se consolida. Que, como me gusta repetir, las bibliotecas son las salas de estar de esas sociedades de todos.

Eso ha ocurrido en España y, cómo no, en Extremadura donde la situación de partida, como en todo lo demás, era digna de lástima. También aquí se ha crecido, tanto que estamos en la vanguardia del sistema bibliotecario como no nos cansamos de repetir, siquiera sea para que la Extremadura negra que se empeñan en pintarnos algunos (que pintan poco) tenga por lo menos alguna nota de color.

Lo más curioso es que han sido muy pocos los ayuntamientos que no se han implicado o se implican a fondo en lo referente a este capital asunto. Con independencia del partido que en cada legislatura haya venido gobernando cada municipio. Hay casos de irredentos, es verdad, pero son muy pocos. Eso sí, alguno nos toca muy de cerca. Demasiado si tenemos en cuenta sus presunciones.

No es posible concebir hoy día una ciudad o un pueblo (dignos de tal nombre) donde los ciudadanos no tengan ese servicio público cubierto. Es más, está demostrado que basta con ofrecérselo -con la calidad exigible- para que los preocupantes índices de lectura aumenten.

Era de ver la emoción con que nos contaba Jokin Bildarratz, alcalde de Tolosa, la inminente inauguración de una biblioteca especializada en literatura infantil. Será una más, que no una cualquiera, de ese hermoso lugar fronterizo. Lo han hecho realidad aprovechando un viejo molino en desuso.

Volviendo a lo nuestro, me alegré mucho de ver en el Encuentro de Peñaranda a una breve, pero selecta, embajada extremeña: Javier Bodas, Isidoro Bohoyo y Domingo Casado, de la Diputación de Badajoz, en la avanzadilla del fomento de lectura, y la bibliotecaria de Mérida, Magdalena Ortiz, ponente de la sesión La biblioteca, centro cultural del municipio.

El director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco expresó el compromiso del Ministerio de Cultura con las bibliotecas. Falta nos hace, más tras la puesta en marcha del canon por el préstamo bibliotecario. Anunció también que la nueva Ley del Libro (que se podría denominar, según él, de la Lectura) está ultimada.

Es esperanzador que haya tenido lugar este primer Encuentro y deseable y necesario que se mantenga en el futuro. Esa parece ser la voluntad de sus organizadores y del nutrido grupo de asistentes. Un puñado de profesionales empeñados en convertirnos, con la ayuda de los municipios, en el país moderno que, por según qué cosas, todavía no somos.

(HOY)

24.9.05

Conversaciones

Me contaba anoche Cecilia Alarcón, viuda de José Antonio Gabriel y Galán, con su dulce voz de siempre, cómo se enteró de la muerte de Fernando Pérez. Alguien estaba haciendo una fotocopia de un artículo de ABC. Se fijó en el título y comprobó, con sorpresa, que era sobre su amigo. Le pidió permiso para hacer una copia.
Se demoró luego en el relato de la relación amistosa y profesional con el director de la Editora. Su testimonio abunda en lo que algunos de sobra sabíamos.
Precisamente del autor de Descartes mentía me hablaba aquí atrás Antonio de Ahigal, en el despacho siempre abierto de Santiago Antón. Del puñado de tierra extremeña que se metió en el bolsillo en su último viaje a Extremadura. Fue en una cuneta de la A-5.

También hablé con Salvador Retana, el pintor, que acaba de regresar de Canadá. Ha hecho una escala en Nueva York, lo que le ha permitido elaborar un cuaderno sobre esa mítica ciudad de ciudades. Le ha llevado a ultramar su libro con Alberto Manguel. Presentaron allí su imponente Bestiario. Estoy deseando acercarme a su estudio de Jaraíz para que me cuente los detalles. Me hablaba desde su casa de la sierra de Gredos. Estaba allí solo. Él también pertenece a la especie de los solitarios.

23.9.05

¡Uf!

Por fin se acaba una de las semanas más movidas de mi vida. Me temo que sólo ha sido una de tantas. Ni tiempo ha tenido uno para anotar su agobio.

21.9.05

Obrigado

Gracias Miguel Ángel, Ismael, Antonio, gracias a todos los que os alegráis de mi nueva aventura profesional. Es más que eso, bien lo sabéis. A ver qué pasa.

19.9.05

St. John Perse y la poesía

A la question toujours posée: “Pourquoi écrivez vous?” La reponse du Poéte sera toujours la plus brève: “Pour mieux vivre”.

(A la cuestión siempre planteada: “¿Por qué escribe?” La respuesta del Poeta será siempre la más breve: “Para vivir mejor”.)

Notas sobre una exposición

Por justo y pertinente que me parezca, volver a evocar la figura de Fernando Pérez resulta doloroso. La herida sigue abierta. Por otro lado, esto significa que la muerte no ha podido arrebatárnoslo del todo. Va a costarle.
Hasta sus últimos días -y no hablo metafóricamente-, con la enfermedad pisándole los talones, Fernando trabajó en la exposición Extremadura en sus páginas. Del papel a la web, en concreto, en su catálogo, un imprescindible volumen doble en el que permanecerá impreso, como conviene al caso, lo sustancial de la historia de los libros y la lectura en Extremadura. En ese trabajo, además de con la sabia contribución del otro comisario, Juan Gil Fernández, catedrático de Filología Clásica de la Universidad de Sevilla, Fernando contó con la ayuda de Ana Jiménez del Moral, una eficiente especialista que ha coordinado la muestra, y, cómo no, con la fiel complicidad del escritor y tipógrafo Julián Rodríguez -uno de sus mejores amigos-, que es quien se ha ocupado de la edición del citado repertorio.
No me voy a referir a la exposición en sí, que sólo puede explicarse con una visita, sino a una parte de su trastienda que tal vez convenga conocer. Fui testigo de cómo se gestó y cómo, desde el primer momento, Fernando fue una de las personas designadas para llevarla a efecto. Con la misma naturalidad con la que se había contado con él para tantas otras cosas ideadas en la Consejería de Cultura a lo largo de estos años. Él, algo comprensible, se resistió un poco en el primer momento. La enfermedad, decía, era su primera batalla y sabía que ésta iba a ser otra escaramuza complicada. Entonces recordaba otra exposición que también organizó, Los orígenes de la Enseñanza Media. Badajoz, siglo XIX, y la propuesta se le hacía más tentadora. Lo hablamos de vuelta a casa desde Mérida, que es donde se suelen urdir estos proyectos.
Su implicación se fundaba, entre otras razones, en la necesidad de demostrar una falsedad (ah, los tópicos). La de que los extremeños han sido ajenos a la forma de expresión por excelencia de nuestra cultura: los libros. «Una región de bibliófilos, de hombres que se jugaron la vida por sus libros (desde el propietario de la Biblioteca de Barcarrota, hasta el inefable Bartolomé J. Gallardo, intentando en vano sustraerlos a la furia absolutista en los muelles de Triana en la infausta jornada de San Antonio de 1823) ha de ser por fuerza una región con memoria», dejó escrito. Ahí está, acaso, el meollo de la cuestión y un liberal ilustrado como Fernando creía en esa capacidad de salvación (terrena) que los libros tienen. Tal vez por eso aceptó el reto. Porque era preciso explicar a los extremeños, aleccionados en lo contrario, que no siempre hemos vivido en medio de un erial de analfabetismo e ignorancia.
Eso sí, que sea necesario saber cómo fueron las cosas no es excusa para olvidar nuestro alentador presente (que sólo discuten los cínicos) y nuestro esperanzador futuro (a pesar de los voceros de la negatividad). Era lógico que la exposición planeara sobre esos tres tiempos, pues los tres nos definen y entre los tres nuestra imagen se completa.
Lo primero que hizo Fernando, con el proyecto ya en firme sobre la mesa, fue redactar un folio (del que he tomado el entrecomillado anterior) donde dejó fijada, con la lucidez que le caracterizaba, la virtualidad de la idea. Era posible. Él y su amigo Paco Muñoz ya la habían visto. Sería el eje del Año de Libro.
Apenas dio por concluido su trabajo con Julián en el catálogo, el de coordinación con Juan Gil y Ana Jiménez en lo referente a los últimos flecos de la muestra y, en fin, el que concernía a sus propias aportaciones, Fernando entró en la fase final de su vida. Apenas duró unos pocos días.
Porque le conocimos, sabemos que, a pesar de los pesares, nunca cejó en su lucha por la defensa de lo que creía mejor para conseguir los objetivos marcados y que de esa exigencia, con su punto de terquedad, se ha beneficiado, a la postre, esa ambiciosa empresa. Genio y figura.
El jueves le echamos de menos. En las salas del MEIAC (que dirige, por cierto, otro de sus grandes amigos, Antonio Franco) su hueco era palpable. No dudo, pese a todo, que en su cabeza llegó a estar la exposición.
Muy cerca de la realidad. A un paso del ideal que concibió en aquel folio que empezaba: «Extremadura, territorio de fronteras, ha sido durante largos periodos de su historia, tierra asolada por las guerras», y que terminaba: «Porque amar los viejos libros, conocer la historia de su arte y empeño, es la mejor escuela para aquellos que desde Extremadura se afanan por diseñar el scriptorium digital del futuro».
(HOY)