“No es fácil definir qué es un blog. Desde luego, es un diario desde muchos puntos de vista: se escribe cada día con regularidad ferroviaria (al menos en mi caso) y suele tratar de los asuntos cotidianos, estén en la cabeza o en el exterior abordable del escritor. Pero un diario que se da a conocer de inmediato resiste mal las convenciones vertebrales del género. Dejemosaparte los cuadernos que se escriben con el absoluto convencimiento de que no van a publicarse en vida del autor, los llamados diarios secretos. Pensemos en algo más aproximado a nuestros propósitos: un diario que se escribe con el objetivo confesado de publicarlo. Pues bien: hasta la irrupción del blog era inconcebible imaginarlo sin que mediara un tiempo entre la escritura y la publicación. Aunque el escritor de diarios jure y se jure que a la hora de publicarlo no alterará la escritura original que se va acumulando en el cajón, la posibilidad de corregir, seleccionar y destruir está siempre viva. Hay una red. En el momento de la verdad la red podrá usarse o no. Pero uno escribe sobre ella.
Las precauciones de la escritura en directo son por fuerza mayores. Creo que esta característica impide que el blog pueda identificarse con un diario más o menos convencional. Y lo acerca al periodismo”.