30.9.11

Nuevos poemas de Llop

Quienes frecuenten este blog ya sabrán de mi aprecio por la poesía y la prosa del palmesano José Carlos Llop (1956). Pocos libros más adecuados para esta época del año que uno titulado Cuando acaba septiembre, el  que lleva el último de los suyos, publicado por Lumen. Dividido en tres partes -de doce, catorce y un poema, respectivamente-, sus versos ahondan en una poética que celebra la vida con un tono meditativo y elegante que no desdeña la melancolía. Todo bajo la luz solar (aunque no falte un poema dedicado a la luna, de la colección particular de Fernando Aramburu) que enciende las Islas, bañadas por las aguas del clásico mar Mediterráneo ("Mediterránea" se titula, por cierto, uno de los mejores poemas del libro). Porque la poesía, nos dijo Wordsworth, «nace de la emoción revivida en tranquilidad», no pocas imágenes y situaciones remiten al verano, cuya música, escribe Llop, "es calma". Hay mucho de serena aceptación en estas páginas. La mirada del poeta, cargada con el peso de la experiencia y de la edad, parece teñida de una nostalgia que evita el enfermizo regodeo y se complace en la evocación de momentos intensos, (los del "amor como cansancio", pongo por caso), de lugares felices (sus casas, un puerto de pescadores, el bosque), de viajes vividos (a Beirut, por ejemplo, o a Formentera) y de conversaciones que hacen de la amistad una moral. Cavafis, Durrell y Alejandría no dejan de acercarse, una y otra vez, como las olas, hasta estos versos. Y vuelve Marcial a Hispania. Un petirrojo canta. Una mujer se viste ("Las mujeres,/ al quitarse la ropa/ se convierten en diosas,/ antiguas como esos reyes,/ ya que en ese instante/ cada mujer instaura un reino/ hipnótico y al margen"). Sopla el siroco mientras alguien, que habla de la vida, se pregunta: "¿Cómo habría sido/ la tuya sin mí? ¿Cómo sería/ si nos abandonáramos el uno al otro?" En otro sitio, el poeta recuerda a su padre (y el lector hace suyas sus palabras): "pero a esta hora,/ cuando noto su presencia a mi lado,/ hablo con mi padre muerto./ Él también iba a andar por la mañana,/ solo, en aquellos veranos de la infancia". El padre, que en otro poema, regresa a la infancia y llama mare a la suya cuando está a punto de morir. Y la madre, a cuya muerte dedica el extenso y muy emotivo poema final del libro.
La intensidad, la intuición ("uno de los modos del conocimiento poético"), las lecturas o la memoria proyectan una luz amable y otoñal sobre estos poemas que nos hacen mejores, incluso más felices. Llop, que nada tiene que demostrar a estas alturas, profundiza, ya se dijo al principio, en su personal modo de decir. Esto, lejos de marcar distancias con el lector, le hace aún más cercano y permite que se obre ese humilde milagro de la poesía gracias al cual uno acaba convirtiéndose en otro.

29.9.11

Con Gonzalo Calcedo

Es, sin duda, uno de nuestros mejores cuentistas. Con él ha conversado Javier Morales Ortiz.

Inklings de Siltolá

Inklings fue una tertulia de académicos y escritores ingleses vinculados a la Universidad de Oxford entre los años treinta y los sesenta del pasado siglo. Los Inklings eran entusiastas de la literatura y defensores de su difusión. Sus principales componentes fueron Tolkien, Lewis, Barfield, Dyson, Bennett, Hardie o Stevens.
Este original club de autores celebraba sus reuniones en las habitaciones de Tangye-Lean en el University College, y en ellas cada miembro debía leer en voz alta composiciones inéditas, fundamentalmente poemas y cuentos cortos, que eran criticadas de manera inmediata por el resto.
Si bien los Inklings dejaron de reunirse en 1962, su tradición continúa hasta hoy a través de varias asociaciones repartidas por el mundo. 
Ediciones de la Isla de Siltolá ha rescatado el término y el espíritu del cenáculo en los Inklings de Siltolá. El número uno de la colección, Tablero de sueños, de José María Jurado, se presentará en La Casa del Libro, sede C/ Velázquez, 8, de Sevilla, hoy a las 20.00 horas.
A la misma colección pertenece Las noches de verano, de José Luis García Martín y seguirán libros de Antonio Colinas, Antón Castro, Olga Bernad, Luis Alberto de Cuenca y Tomás Rodríguez Reyes.

28.9.11

Una reflexión

Hoy sí das en el clavo, amigo. Como diría el otro, completamente de acuerdo.

La poesía como noticia

"Una poesía provoca una alerta por bomba" es el titular de la noticia del diario Hoy más leída ayer. Al pasar por el escáner, los funcionarios observaron cables y componentes electrónicos dentro de un paquete enviado al Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial. Iba destinado al Premio de Poesía Experimental. Lo que parecía una bomba que movilizó a los Tedax y paralizó el trabajo en la institución y alarmó a todo el barrio durante horas quedó en simple poema. Lo que habrá disfrutado su autor. Uno pensaba, al enterarse, en Antonio Gómez. Le habrá gustado la  performance que el artilugio, dizque "poesía", ha provocado. Seguro.
Y ya que estamos con noticias, podemos comentar otra bomba lírica, de El Cultural, la antología Tenían 20 años y estaban locos que, según Nuria Azancot, "reúne a “veintisiete autores españoles menores de veintisiete años” que han encontrado en la red a una antóloga de su mismo pelaje, Luna Miguel (1990), y a unas editoras a la altura (Alejandra Vanessa y Elena Medel, de La Bella Varsovia)". Al leer esto de quien uno se ha acordado de inmediato es de Luis Antonio de Villena, algunos sabrán por qué. “Los que estamos mal de la cabeza lloramos. Porque los que lloramos amamos la poesía. Porque no hay nada más bonito que un puñado de soñadores haciendo lo que realmente les gusta”, dice la antóloga, y Constantino Molina: «Ustedes que no han leído nunca a Claudio Rodríguez / me van a comer la polla» y, claro, dan ganas de salir corriendo. Si lo que querían, como el del poema bomba, era llamar la atención, lo han conseguido. Ah, ¿y la poesía? No sabemos. Pero seguro que por ahí anda. Gracias.

27.9.11

Una lección

Sin un ápice de ironía lo digo. José Luis García Martín en su laberinto se titula el invento. Martín en estado puro. Con toda naturalidad. Tal cual es. En casa. Quienes le conocemos un poco (¿quién le conoce a fondo?) podemos afirmarlo. En seis minutos y medio, la poesía ("el lenguaje de la inteligencia"), Machado, Borges, su vida de sedentario que viaja (pasea por Venecia, Nueva York...), la crítica, los amigos...
Aprovecho la ocasión para recomendar otro momento muy suyo: el comentario que publica en su blog sobre el número que la revista Ínsula ha dedicado a Caballero Bonald y Brines. "Abogado del diablo" se titula la entrada. ¡Uf!

26.9.11

25.9.11

Es la educación

Leo un interesante artículo sobre la educación del escritor Ismael Grasa en El País. "Pisar el aula" se titula. Sabe de lo que habla: es profesor de un centro privado. De un barrio de Zaragoza, para más señas, al que, claro, no van los chicos de esa zona sino los que vienen de las urbanizaciones de las afueras. Sus circunstancias y las de uno son distintas, pero coincido con muchas de sus afirmaciones. Cuando habla, por ejemplo, de la hipocresía de los políticos (y de otros muchos, añado yo, de cualquier profesión, progres en todo caso) que defienden la escuela pública pero llevan a sus hijos a la concertada o, directamente, a la privada (allí donde la haya). Eso sí, conviene recordar que, por incongruente que a algunos nos siga pareciendo (por eso de que "un Estado no confesional esté pagando escuelas de carácter religioso"), la concertada es también pública, siquiera en la citada financiación, aunque, como explica Grasa con excesivo tacto, "en muchos casos, no se hacen cargo proporcionalmente de los alumnos más problemáticos, bien sea por cuestiones idiomáticas, de aptitud o de extracción social". Bien sabemos lo que hay.
Es de Perogrullo, sí, pero conviene recordar que la escuela (educación o enseñanza) pública se defiende, en primer lugar, enviando a tus hijos a ella, que es lo que ha hecho uno con los suyos. Por coherencia, simplemente. Más si, como hace al caso, perteneces al honorable y vapuleado Cuerpo de Maestros. A nadie se le ocurre tirar piedras contra su propio tejado. Ya. Por eso.

24.9.11

A Jaime Salinas













La Fundación Gerardo Diego publica en su colección Pliegos La Sorpresa un homenaje al editor Jaime Salinas (1926-2011) que, coordinado por José Luis Bernal Salgado (autor de la cariñosa presentación), reúne textos del propio Salinas, Elena Diego, Pureza Canelo y Francisco Javier Díez de Revenga. Se inserta la reproducción de una fotografía del Archivo del poeta cántabro donde se ven, niños aún, a Jaime y su hermana Solita, a su madre, Margarita Bonmatí, y a Germaine Marin (esposa de GD) "al pie de la Magdalena" en el verano santanderino de 1936. "La cabecita rubicunda" a la que se refiere Salinas es la de Elena Diego, que va en el cochecito.
No hace falta recordar que Jaime Salinas fue el primer editor de la poesía completa del Diego y que su familia y la de su compañero del 27, Pedro Salinas, no dejaron de tratarse.
Para más información, el reportaje de Guillermo Balbona publicado por El Diario Montañés hace un par de días.

23.9.11

Reseñina

Esto dice en El Cultural de hoy A. Sáenz de Zaitegui sobre la poesía reunida de Gayga: "Sólo son tres: Descartes mentía, Un país como éste no es el mío y Razón del sueño. Pero qué tres. Último naipe: Poesía completa, 1970-1990 (Mérida: Editora de Extremadura, 2011) es el hat trick de José Antonio Gabriel y Galán: su poesía completa demuestra que es posible ser poeta durante dos décadas (1970-1990) y permanecer inmune a la mediocridad. Hay tantos tan buenos que nos ha costado horas escoger sólo un verso: “No hay relación alguna entre los presidiarios y las flores”. Es la poesía astuta del hombre que se permitió enmendar al dios Blake". 

Vuelven los manifiestos

Como éste, a favor de la Orquesta de Extremadura. Habrá que firmar más, si no al tiempo. Con lo enojoso que es. Y, me temo, lo poco práctico. Además, no faltará quien le señale a uno como socialista, indignado o "de la ceja". Lo de perroflauta ya va a ser más difícil, al menos en mi caso. E imposible, en fin, que te confundan con uno de Izquierda Unida, compañera de viaje de las nuevas autoridades, las mismas que parecen dispuestas a arrasar con todo lo que tenga que ver con la cultura, ese lujo... extremeño. Ni Mao.

Un terremoto literario

El que sufrió Chile el 27 de febrero de 2010. Ya dimos cuenta aquí del libro de Javier Rodríguez Marcos sobre su viaje al después del temblor, Un torpe en un terremoto. Ahora aparece en España, publicado por Candaya, 8.8: el miedo en el espejo, del mexicano Juan Villoro, a quien pilló el seísmo en la planta séptima de un hotel de Santiago. Lo que no aproveche un escritor...

Abre "La Puerta de Tannhäuser"

Será la primera Librería Café de Extremadura (Rúa Zapatería, 22. Esquina con la C/ Arenillas (junto al arco), Plasencia) abre el 21 de octubre a partir de las 18:30. Dicen en Facebook:
Estáis todos invitados, teniendo en cuenta el espacio del local iremos viendo con todos vosotros la mejor manera de poder conoceros y pasar una feliz tarde.
Será una inauguración sencilla en la que os mostraremos mediante acciones y breves actuaciones lo que será el espíritu de este pequeño espacio de ocio y cultura. Intentaremos que sea divertido, dinámico y original. 
El evento está abierto para que invitéis a quien queráis. Por favor difundidlo a vuestros familiares y amigos que no estén en facebook para que lleguemos a todos los placentinos y residentes en la ciudad.
(...)
Importante: sin vosotros no hay Puerta.
(...)
¡¡Amantes de la cultura, del ocio, del cine, de la literatura, de la música, la pintura, la fotografía, las artes alternativas, de las ideas y proyectos nuevos: os esperamos!! 
Allí estaremos. 

22.9.11

Judíos

"Marina Tsvietaieva escribió: “Todos los poetas son judíos”. Yo no soy judío, pero nada que tenga que ver con el mundo judío me es ajeno".
Suscribo ambas afirmaciones, recogidas del blog de José Luis García Martín, que añade: El estudio es la actividad principal del judío. Una clase no se interrumpe ni siquiera para la construcción del templo “porque el mundo se apoya en el aliento de los niños que estudian”.

Coincidencias

Merche Barrado publica en su periódico, el Hoy, un artículo titulado Factura cultural. Bien está que los periodistas aludan a la realidad. 

Noticias plagueras

21.9.11

Noticia de Martín López-Vega

Inaugura en El Cultural Rima interna, un blog, dice, "sin pelos en la rima". Con una intención: "trataremos de analizar, semana a semana, lo que ocurre en la poesía española e internacional, ofreciendo toda la información precisa para no perderse nada interesante y no dejar pasar a ningún rey desnudo..." No es poco. ¡Ánimo!

Una plaga lírica (I)

Plasencia y la poesía se llevan bien. Desde antiguo. El erudito Daniel Berjano publicó a principios del XX, en la Revista de Extremadura, Los poetas placentinos contemporáneos de Lope de Vega, y es que ya en los siglos áureos destacaron, entre otros, los nombres de Micael de Carvajal, Alonso de Acevedo y Luis de Miranda, escritores nacidos aquí, alabados por el mismísimo Cervantes, que formaron parte de un numeroso grupo rescatado del olvido por el aludido Berjano, el bibliógrafo Rodríguez Moñino o el hispanista Joseph E. Gillet. Y cómo no mencionar a Luis de Toro, médico, autor de uno de los textos más hermosos que sobre esta ciudad se hayan escrito. Pura poesía, sí. Como ese lema que don Fadrique de Zúñiga, allá por 1550, mandó grabar en un balcón de su palacio, el que llamamos del Marqués de Mirabel: «Todo pasa», aunque con ello, como ha conjeturado Gonzalo Hidalgo Bayal, otro poeta placentino, “no procurara mayor fin que doblegarse al coqueteo espiritual y efímero del siglo con la ambición expresa de una memoria perdurable”, algo muy poético también.
Sin pretender ningún grado de exhaustividad, que le sobrepasa tanto a uno como al alcance de este preámbulo, podemos dar un salto considerable y, dejando a un lado el prosaico siglo XVIII, aterrizar junto al decimonónico José María Gabriel y Galán, que, a pesar de no ser placentino de nacencia, se paseó por estas calles, se casó en la céntrica iglesia de San Esteban y, de paso, nos legó al menos un poema de evocación inevitable en todo discurso, pregón o prólogo de carácter local que se precie. Más acá, en la segunda mitad del XX, su nieto: José Antonio, éste sí placentín, de quien se acaba de publicar como es debido, muchos años después de su prematura muerte, la poesía reunida.  
Ya rigurosamente contemporáneos, de la Perla del Valle son los poetas Felipe Núñez, al que tuve y tengo por maestro, y mis compañeros de generación Serafín Portillo y Javier Pérez Walias. Como lo es, siquiera sea desde la distancia murciana, Ángel Paniagua.
Pero no acaba con ellos la lista. Sin olvidar a Myriam Rubio y Beatriz Pérez (como se ve no abundan las poetas entre nosotros), en los últimos tiempos se constata un florecimiento poético que uno calificó en su blog, no sin sorna, de auténtica plaga lírica. Sus responsables, sin embargo, son gente seria, preparada y capaz: Álex Chico, Víctor Martín Iglesias, Juan Francisco Fuentes (sobrino de Walias), Víctor Peña Dacosta y José Manuel Chico Morales (hermano de Álex). Los tres primeros ya han publicado su primer libro: La tristeza del eco, Á. Chico (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2008); Cómo hemos llegado a esto (New Jersey, Casavaria, 2010), V. Martín y Tierra, territorio, casa (Sevilla, Argo Ediciones, 2006), J. F. Fuentes. El resto está en ello y Álex Chico a punto de ver publicado, precisamente en Sevilla, su segundo libro, Dimensión de la frontera.

(Nota: en la fotografía, de izquierda a derecha, Álex, José Manuel, Francisco, Víctor M. y Víctor P.)

Una plaga lírica (II)

Nacidos entre 1980 y 1990, poco les une más allá de la azarosa circunstancia de ser naturales de Plasencia y la casualidad de que los cinco son hijos de padres y aun de madres (como en el caso de los dos Víctor) docentes: maestras, maestros o profesores.
Por razones de estudio o de trabajo (su formación es universitaria y quienes trabajan lo hacen en la enseñanza), ninguno reside aquí. Nada nuevo, por cierto: es lo que ha venido ocurriendo con el 99% de los poetas antes mencionados, con vidas ajenas a estas murallas del mundo.
Para confirmar que son hijos de su tiempo, conviene advertir que Víctor Martín ha vivido en Nueva Zelanda y Estados Unidos y que ha viajado, además, por medio mundo, algo en lo que coincide con Álex Chico, otro culo (con perdón) de mal asiento, o con su íntimo amigo Víctor Peña, que ha ejercido en Marruecos.
Será la cercanía del modesto río Jerte, paisajes tan amenos como La Isla y los valles y comarcas que la rodean, la amurallada y provinciana configuración de esta levítica y melancólica ciudad (que incluyera Gutiérrez-Solana en su libro La España negra), la tradición literaria (no sólo poética) de esta angosto rincón del fin de Europa donde una vez convivieron las culturas árabe, judía y cristiana o, en fin, la existencia de un Aula de Literatura que ha contado, en los últimos años, con la presencia de poetas de primera fila, el caso es que algo debe determinar esa suerte de enfermiza inclinación lírica que, ya digo, distingue y singulariza, si tenemos en cuenta las penosas estadísticas, a no pocos vecinos de esta ciudad. Algo por lo que Plasencia, en este sentido, por encima del tópico, podría parecer una ciudad más andaluza que extremeña. Odiosas comparaciones al margen, catálogos de calidades aparte, por encima de cánones, diccionarios, manuales, antologías  y enciclopedias, no cabe duda de que Plasencia ha sido y es tierra de poetas. De poetas conocidos, reconocidos y de otros que acaso sucumbieron en el intento quedando sus versos huérfanos de libro, guardados en un oscuro cajón o legados en una triste herencia. Poetas tan estimados como, pongo por caso, el malogrado funcionario municipal Gaudencio Balbino Marcos, o el perseverante Sixto Martín, que fuera camarero del Danubio, cuyas rimas azulejan una pilastra de La Isla, o, por fin, Manolo Matos, poeta culto e inédito del que uno llegó a leer secretos poemas memorables y que, con su ejemplo, tanto me ayudó a fijar mis primeros, tambaleantes pasos como presunto poeta en ciernes.
Para justificar lo que digo sólo hay un argumento: los poemas que vienen a continuación. Por fortuna, ese puñado de versos no saben, en rigor, ni de autor ni de lugar de nacimiento. La poesía es, antes que nada, universal y anónima. Dejemos, pues, las elucubraciones y pasemos, sin más dilación, a lo que importa.

Álvaro Valverde
Conil, agosto de 2011

20.9.11

Fútbol no, gracias

Por fin alguien a quien no le gusta el fútbol. Creí que era un caso único. Por cierto, ese "alguien", José Manuel Caballero Bonald, respondía así este verano en la revista El Ciervo a la pregunta "¿Eres malo?": "Soy, en el buen sentido de la palabra, malo". Será por eso.

19.9.11

Elecciones

Sí, generales, a la vuelta de la esquina, pero no me refiero a ésas, sino a las que van a tener lugar en la Asociación de Escritores Extremeños para elegir nueva directiva. El momento es delicado. Por la crisis, ya se sabe. Vamos, por la dependencia de las subvenciones. Como casi todo lo que tiene que ver con la cultura en Extremadura (y en el resto de España), la AEEx ha permanecido viva durante más de treinta años gracias a ellas. Esas ayudas han sido básicas para poder subsistir y, cómo no, para poder llevar a cabo sus proyectos. Eso sí, a diferencia de lo ocurrido con otras instituciones endogámicas, ese dinero público se ha gastado de forma responsable y con notables beneficios para la comunidad. Las Aulas Literarias, los Talleres de Relato y Poesía o los Congresos de Escritores son tres buenos ejemplos de ello.
Ocho años, dos legislaturas, ha sido presidente Antonio Sáez Delgado, que no sé si volverá a intentarlo. Antes estuvo uno. Sucedí a Ángel Campos que en sus dos periodos extendió la presencia de las Aulas a las ciudades más importantes de la región, por ejemplo. La fundación de las mismas fue también obra suya, aunque en su condición de vicepresidente de Manuel Pecellín, que relevó a Bernardo V. Carande.
En otros tiempos, estas elecciones tenían su aquél. Quiero decir que había lucha por el poder (¡menudo poder!) y grupos que se enfrentaban, a veces con cierta crudeza... dialéctica. Cosa de poetas, mayormente. La última vez que sucedió eso fue cuando me presenté, a finales de los noventa. Mi contrincante, apoyado por gente íntegra, se quedó más solo que la una el día de la verdad. Con Ángel también hubo batalla. En todo caso, era necesario acudir a las votaciones para defender unos objetivos que creíamos sensatos y viables, de modernización sobre todo, de "pa fuera telarañas", de abrir puertas y ventanas, de eliminar Miravetes y fronteras para dejar que entraran ideas y palabras que nunca habían logrado abrirse paso del todo por estos lares. Un esfuerzo colectivo conseguido por un grupo numeroso de escritores (y de amigos), de dentro y de fuera, que la excusa perfecta de la crisis acaso está a punto de desbaratar. Por eso digo que el momento es complicado. Pocos, me temo, estarán dispuestos a jugársela ante esa situación económica en contra y frente a una administración popular reacia a la cultura (deberían haber escuchado a Zygmunt Bauman en Wroclaw).
Además, la AEEx, gracias a las malas artes de algunos indeseables profesionales, lleva tiempo bajo sospecha: por su presunta vinculación al extinto gobierno socialista. Algunos confundían coincidencia de intereses con pesebrismo, un término que les entusiasmaba. A ver ahora.
Libertad de movimientos y de expresión no faltaron (han sido muchos años en la directiva para constatarlo) y nunca escaseó ni la voluntad política ni el dinero necesario para afrontar programas que interesaban, ya digo, a ambas partes, por más que la iniciativa fuera de los escritores. Quizás por eso nunca concedieron a la AEEx la menoscabada Medalla de Extremadura. Todo lo contrario de lo que ha hecho, legítimamente, el PP en cuanto ha llegado a la Junta. En la derecha, los favores se pagan.
Me he ido desvinculando de la Asociación poco a poco. Hace años que no asisto a sus reuniones y sólo voto por correo. Lo comentaba Javier Marías en su discurso de aceptación del Premio de Literatura Europea del Estado Austriaco: "Creo que la mayoría de los escritores tendemos a sentirnos aislados y además deseamos estarlo, sobre todo a partir de cierta edad. Quizá no sea así al principio -y para los que empiezan jóvenes-". Si puedo acogerme a esta cita de autoridad, es mi caso. Sin embargo, por este inquietante estado de cosas al que estamos llegando, a lo peor este aislamiento encubre, sin querer, una forma de cobardía. No quiero ponerme estupendo, pero clama el silencio con el que escritores e intelectuales (?) extremeños asumen lo que se nos está viniendo encima (y no desde junio, precisamente; la debacle empezó antes). A nosotros (las ayudas a la edición, las becas a la creación e incluso los premios Extremadura han pasado a mejor vida y a no pocos escritores les beneficiaban) y a esa normalidad cultural que tanto costó conseguir. Lo de poner en la hora del mundo, y desde dentro, el reloj literario de esta tierra donde nacimos por azar. De momento, el Aula de Literatura "José Antonio Gabriel y Galán" de Plasencia traerá este curso sólo dos escritores, la mitad de los habituales estos últimos años. En las demás, pasará otro tanto. Me da que la recién creada revista Suroeste pende de un hilo (el de la Diputación de Badajoz) y por poner otro caso ajeno a la Asociación, pero significativo, el suplemento cultural "Trazos", del diario HOY, subvencionado por la antigua Consejería de Cultura, no ha vuelto a salir. Y ya se ve lo que está pasando con el añejo "Felipe Trigo".
De la parálisis administrativa, con todas las instituciones dependientes de la Consejería de Educación y Cultura (Editora, Filmoteca, Museos, Orquesta, Biblioteca...) a la espera de que nombren o confirmen a sus respectivos responsables, mejor no hablar.
En todo caso, en lo que a la literatura respecta, no hablamos de grandes ayudas capaces de desestabilizar los presupuestos o de incrementar el déficit. Insisto, la crisis es sólo la excusa.
No dejo de darle vueltas al asunto y de pensar en mis amigos Fernando Pérez (que fue secretario de la AEEx) y Ángel Campos. Me pregunto: si estuvieran aquí, ¿qué dirían ellos? O mejor: ¿qué harían?

18.9.11

Los de la Plaga leen

Juan Ramón Santos recordaba anoche la primera novela de Fernando Aramburu, Fuegos con limón, donde aparece un pintoresco grupo literario denominado La Placa, compuesto por jóvenes que aspiran a  poetas. Los de nuestra Plaga, subrayó el parecido fonético, ya se puede decir que lo son, por más que dos de ellos sea todavía inéditos. Lo pudimos apreciar ayer, a la caída de la tarde, en la placita de San Martín. Faltaron sillas y cuadernillos. Los organizadores no imaginaron que una lectura sabatina de poesía al aire libre iba a dar para tanto. Y lo dio. El escenario, algo imponente (por lo alto), estaba situado delante de algunas fachadas decrépitas. Tras las palabras de presentación de Juanra (al que Víctor Martín rebautizó luego como Juancar), fueron leyendo o recitando sus poemas, en riguroso orden alfabético. El primero, Álex Chico, que es también el mayor (del 80). Leyó con la seguridad de quien está a punto de ver su segundo libro impreso y nos emocionó con su recuerdo de Ángel Campos, a quien dedica un poema en esta nueva entrega. Uno, que ya ha leído Dimensión de la frontera, puede dar fe de que la poesía de Chico va a más. Su hermano José Manuel, estaba bastante más nervioso, como es normal en alguien nacido diez años después y con muy pocos poemas escritos aún. Fue, quizá por eso, el más breve de una velada, por suerte (nada peor que los excesos líricos), más bien corta. Francisco Fuentes fue más prolijo en la introducción. Hasta ese momento, los hermanos Chico Morales se habían limitado a agradecer a público y organizadores (no había autoridades) la feliz celebración del acto. Fuentes, sin embargo, había preparado un texto que era, a la vez, un poema y una poética, que leyó con convicción y muchas tablas, como el resto de poemas, cortos la mayoría, que recitó a continuación. No olvidó nombrar a su tío, el poeta Pérez Walias, presente en la plaza, con nuevo libro a punto de salir en La Isla de Siltolá.
Víctor Martín Iglesias fue el siguiente y, con su voz potente y el desenfado que le caracteriza, deleitó a familiares, amigos, paisanos y novia con su versos tristes y divertidos, con ese grado justo de dulzura y acidez que él sabe preparar. Al escuchar sus versos en voz alta, prueba de fuego de cualquier poema, comprobé una vez más que tiene un oído estupendo, algo natural si tenemos en cuenta su condición de músico.
Cerró la velada Víctor Peña Dacosta que dio muestras de su particular sentido del humor, de su afilada ironía y, cómo no, de su filológico dominio instrumental. Habrá que estar atentos a lo que este hombre nos pueda ofrecer en el futuro. Potencial y habilidades no le faltan. Nos leyó poemas de las dos líneas argumentales en las que trabaja: Trabajos de amor dispersos y Los papeles del divorcio. Lo sexual prevalece en poemas cargados de frescura y algo de provocación que debieron turbar, ya caída la noche, a más de uno (y de una: su novia, por ejemplo, al que estaba destinado el último).
Un éxito, en fin, esta nueva edición de EncontrArte, un proyecto que puso en marcha hace años Lidia Regidor, sentada ayer en la primera fila. Lo que empezó con una broma en este blog ha terminado en otra cosa bien distinta. Me alegro de que la pobre poesía siga paseándose por Plasencia como por su casa.

17.9.11

A vuela blogger

1.- El día que Gonzalo Hidalgo Bayal salga de la penumbra donde dicen que habita y sus libros sean leídos por un público mayoritario (sea esto lo que quieran que sea) este país ya no será el mismo, pero será el mío.
2.- Por cierto, el título de su último libro se les resiste a críticos, comentaristas y reseñadores. Se empeñan en ponerlo en plural. Será, me digo, porque en singular se les hace de menos.
3.- Jaime Siles escribe en el Cultural de ABC sobre la antología de Milosz traducida y editada por Farré. Uno confiaba en que al final lo haría.
4.- Rafael Fombellida publica en el mismo sitio un poema memorable: "Blues del hombre muerto". Marca un antes y un después en su poesía. Una de las mejores de su generación, que es la mía. Cosecha del 59, Elías. 
5.- Eduardo Moga comenta Poesía ante la incertidumbre, la ya famosa antología de Visor.

Amistades literarias

"Bienaventurado el escritor que no está solo con los frutos frecuentemente defectuosos de su inventiva; que tiene quien se los juzgue en privado, sin pelos en la lengua, cuando aún hay tiempo de mejorarlos mediante la sugerencia de rectificaciones y cambios; un cómplice que es, además, la otra parte de un abrazo". Fernando Aramburu, El Cultural.

16.9.11

En el programa de mano del Real

Como es bien sabido, la Fundación Loewe no se ocupa sólo de la poesía. La música está en el centro de sus intereses. Entidad colaboradora del Teatro Real de Madrid, lleva años aportando poemas de poetas "de la casa" (a veces sólo versos sueltos) para los programas de mano. De Vicente Valero, Juan Antonio González-Iglesias, Carlos Marzal, Antonio Cabrera, Lorenzo Oliván, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, etc. Me dicen que se tiran varios miles de ejemplares, mucho más que cualquier edición relacionada con la pobre poesía. En el de esta temporada, va un poema mío: "Bailarina". Teniendo en cuenta que no había publicado nada sobre danza o música, lo escribí ex profeso. Me inspiré en el breve encuentro que tuve, hace ahora diez años, con la bailarina cubana Alicia Alonso. Quedó, al parecer, demasiado largo. Recorté, que es lo que se lleva. Al final, espero que poema al fin y al cabo, resultó lo que puede leerse en el citado impreso. Y en el blog de Carlos Manrique.
Mi amigo Clemente Lapuerta me ha comentado que fue una sorpresa descubrirlo al asitir a la representación de los Ballets de Monte-Carlo.
Por deferencia a mis lectores (acaso una ilusión, pero suena bien), ofrezco aquí la versión original e íntegra del poema en cuestión.

CON ALICIA ALONSO

Aquella mujer ciega me miraba
desde un país donde la luz no existe.
Hablaba y al hacerlo se movía
como si sus palabras fueran música.
Las manos, al compás de su relato,
sugerían un cuerpo en plena danza.
Allí, en el escenario, sola, erguida,
en medio de las sombras donde oculta
cualquier misterio su pasión abstracta,
bailaba sin bailar como si hacerlo
fuera tan natural como estar quieta.
Venía de otro sitio, de muy lejos.
En su sensualidad vibraba el eco
de lo que es sublime y por eso humano;
de lo frío y a la vez de lo cálido;
de lo que es intuición y lo que es técnica.
Inmóvil y perdida, acaso frágil,
su apariencia engañaba: Alicia era
la misma bailarina que en La Habana,
Madrid, París, Moscú o Milán,
interpretara Carmen o Giselle,
Cascanueces o La Bella Durmiente;
la misma que en cualquier lugar del mundo
un entendido asocia a la leyenda.
Donde ella puso el pie, el ballet vive.
Porque la danza es más que ritmo y forma:
es un alma librándose de un cuerpo.

15.9.11

Poemas de "Estudios de la luz"

Pablo Anadón ha publicado en su blog la nota introductoria y unos cuantos poemas de su libro Estudios de la luz, comentado aquí.

14.9.11

Cumbreño, editor

Era sólo cuestión de tiempo. Uno veía venir que José María Cumbreño se acabaría convirtiendo en editor. En parte ya lo fue, al lado de Antonio Reseco en la colección Litteratos de Littera Libros. Un tipo como él, con criterio (remito a su blog) e inquietudes (que no acaban con la escritura de poemas), tenía que fundar su propio sello. Y eso ha hecho. Se llama Ediciones Liliputienses, por aquello de seguir con una de sus obsesiones favoritas. Su primera colección: La Biblioteca de Gulliver. Antes de sacar el primer libro, declaraba que "tratará de ofrecer una muestra de la producción de algunos de los poetas contemporáneos más interesantes de la lengua española. En ella serán los propios autores los que seleccionen los textos que mejor representan el conjunto de su obra.
La elaboración de los cuadernos será totalmente artesanal y las tiradas estarán reducidas a cincuenta ejemplares numerados, lo que sin duda, los convertirá en piezas de coleccionista". Por suerte, soy uno de ellos. Ya tengo encima de la mesa (y bien bonitos que son) Lo demás queda al azar, del mexicano residente en Salamanca Luis Arturo Guichard, y ¿Por qué hay un plato que gira dentro de un microondas?, del ubetense Manuel del Barrio Donaire. Los dos nacieron en los años 70 y son, por tanto, de la misma generación de su editor. Diría más, también de su misma cuerda poética, lo que no deja de ser algo normal. El editor es un crítico. Como cualquier lector, aunque éste no se arriesgue a publicar libros de otros.
He leído ya la primera entrega, la de Guichard (que, por cierto, ya publicó en Litteratos) y me ha gustado. Hay poemas excelentes: "Un libro italiano", "Retrato aéreo", "El camino hacia arriba y hacia abajo", "Ya no hay caminos" o el memorable "El orden de las cosas".
La suya es una poesía de línea clara, irónica y a ratos divertida, bastante prosaica, apta para todos los públicos. Y tan americana como española, lo que empieza a ser también corriente.
Por lo poco que he ojeado del libro de Del Barrio, se ve que hay entre los dos, salvando las distancias, un aire de familia. Ya se dijo que el editor cuenta y más si se apellida Cumbreño. ¡No lo tiene claro ni este hombre!
Sólo queda desear a su pequeña editorial larga vida. Que no termine siendo invisible. Él me entiende.

13.9.11

Vila-Matas responde

El escritor barcelonés de todas partes ha tenido a bien colgar en su página web, sección Una vida absolutamente maravillosa, mi comentario de esta mañana. Muito obrigado.

Vila-Matas ensaya

Ningún vilamatiano debería perderse esta selección de ensayos que, editados por Andreu Jaume, publica, bajo el título Una vida absolutamente maravillosa, Debolsillo.
Ya he dicho más de una vez, y de dos, que el Vila-Matas que prefiero es éste, el ensayista que relata o el cuentista que ensaya. El V-M más borgeano, el que inventa, pero nunca miente. El lector. Sí, porque de todas las almas que su pessoana confederación contiene, sobresale el alma lectora. La más genuina. Acaso la más perdurable. La que le hace distinto y casi único (si ello fuera posible en literatura), tan raro, no-español y extranjero como quería ser cuando era joven y decidió hacerse escritor.
Quienes le vienen siguiendo se encontrarán con textos ya leídos. Da igual. Al menos es lo que me pasa a mí. Ni me canso de leerlos ni mi memoria es perfecta. Están tomados de sus libros El viajero más lento, El traje de los domingos, Desde la ciudad nerviosa y El viento ligero de Parma. De revistas como Letras Libres y de suplementos como Babelia. Para colmo de bienes, se incluye una segunda entrega de Diario voluble y un libro completo (que en su día publicó Pre-Textos): Para acabar con los números redondos. De retratos está compuesto, entre los que no faltan los de sus autores de cabecera: Walser, Joyce, Gombrowicz, Céline, Roussel, Kafka, etc. El volumen se completa con un apéndice de Notas (tan extensas que son ensayos en sí mismos) y un índice onomástico. No se puede pedir más por 14,95 euros.

12.9.11

Metáfora














La fotografía es del diario HOY y en ella aparece Gazpacho, un lince que acaba de llegar al centro de cría de Granadilla, junto a un conejo. Para uno, más allá de la imagen, toda una metáfora.

10.9.11

Colonias

Sin que sirva de precedente, pongámonos frívolos. A partir de una anécdota. Estábamos sentados a la mesa de uno de los comedores del Palace de Madrid para asistir al fallo del Premio Loewe. No me acuerdo del año. Conmigo, el poeta Marcos Ricardo Barnatán, el diseñador Ángel Schlesser y un directivo del Museo Thyssen-Bornemisza. En un momento de la conversación, éste hombre afirmó, sin venir a cuento, que nunca había usado colonia o perfume alguno y que creía que hacerlo era una "mariconada". Así, como suena. El silencio que sucedió a esa radical declaración fue, como es normal, denso. Schlesser, a quien acababa de conocer, pero que ya había demostrado su exquisita educación y su tono amable, vestido con su habitual, impoluta camisa blanca, siguió comiendo sin decir nada, como el resto de comensales. Me miró, le miré, nos miramos... y a otra cosa. El ejecutivo museístico, ya mayorcito, siguió con la especie hasta que, esta vez sí, comprendió que a nadie le interesaba. No hace falta decir que el discreto modisto, además de ropa y joyas, tiene su propia línea de perfumes. Me acordé del sucedido cuando el domingo pasado la quiosquera me espetó: ¿Lleva usted Vetiver? Sí, contesté azorado. Entonces ella añadió que le gustaba mucho y que lo había reconocido. No es la primera vez, mi amigo Castelo lo detectó en otra ocasión, tras uno de esos abrazos tan imponentes y cariñosos que suele dar. Uso esa colonia de Adolfo Domínguez desde que me la regaló una cuñada (para que luego diga Forges). Huele bien, es fresca, nada empalagosa y, lo que también cuenta, su precio es asequible, al menos para un maestro de escuela.
Si echo la memoria atrás, puedo detallar las sucesivas marcas de colonias o, más raro, perfumes que he gastado. Por imitar a mi tío más joven, la primera fue Agua Brava. El frasco era muy pequeño y el tapón, de madera. Por copiar a otro tío, estuve durante años usando Yacht Man. El tarro de cristal era de un añil precioso. Hoy se sigue fabricando, pero ni sombra de lo que fue. De forma intermitente, pero con la fidelidad de una costumbre, he utilizado desde joven la colonia de Loewe. Por eso, cuando vi en El País el primer anuncio de la convocatoria del citado premio de poesía (el de la edición que ganó Juan Luis Panero), lo primero que pensé fue: "me huele bien". Cuando a uno le tocó en suerte, fui obsequiado, entre otros detalles, con un frasquito de Esencia. A día de hoy, sigo guardando uno en el cajón del baño. Para las ocasiones especiales, que cada vez son menos. Con todo, ya digo, prefiero la clásica colonia de la casa, más discreta y llevadera. Tampoco he olvidado, en fin, otro de esos fortuitos olores que forman parte de mi vida: el de una exquisita fragancia de Givenchy (Gentleman, si no me equivoco) que me regalaron in illo témpore y que conduré cuanto pude.Y lo recuerdo bien porque nada como un olor o un aroma, ya sea natural o elaborado, para evocar momentos que consideramos perdidos para siempre.
Mencioné al principio la frivolidad, pero uno es de los que piensan que elegir el olor por el que los demás te van a reconocer, siquiera en parte, no es algo del todo baladí. Los demás y tú mismo, que te identificas con él antes que nadie. No en vano la obtencion de perfumes, y su uso, forma parte de nuestra humana condición. Desde la noche de los tiempos. A pesar del intempestivo troglodita de mi anécdota.

Los de la plaga

Es lo que tiene elegir a un alcalde culto. Como en Plasencia. Por eso, ya se contó aquí,  tenemos una concejalía competente que llevan personas con criterio. Se hará poco, ¡la crisis!, pero al menos se hará bien. Es lo ideal. Retomando una vieja idea de otra concejala de Cultura digna de tal nombre, Lidia Regidor (que no nos duró nada), se ha presentado una nueva edición de EncontrArte, la primera del nuevo equipo. Según el periódico, "el sábado 17 'EncontrArte' llegará a su fin a las 20.30 horas en la plazuela de San Martín de la mano de la literatura. Cinco jóvenes autores leerán sus obras en el marco de una actividad titulada 'La plaga lírica', en referencia al blog del consagrado Álvaro Valverde que destaca el florecimiento poético que ha tenido lugar en los últimos tiempos en Plasencia". Bien, dejando a un lado lo del "consagrado" y lo del "florecimiento", Álex Chico, Víctor Martín Iglesias, Juan Francisco Fuentes, Víctor Peña Dacosta y José Manuel Chico Morales leerán, en efecto, sus poemas al aire libre, en una placita tranquila ganada al botellón y a los coches (que, por cierto, está a un paso de la plaza mayor), a las puertas de una iglesia pequeña con tablas del mismísimo Luis de Morales, donde durante años se colgaron los cuadros del Salón de Otoño. Y lo harán, que conste, por decisión de Juan Ramón Santos, que tiró de mi irónico comentario. He escrito, a petición suya, un breve texto sobre las buenas relaciones de vecindad entre Plasencia y la poesía que irá en el cuadernillo con poemas inéditos que se editará para la ocasión y que recibirán, o eso creo, los asistentes. Lo colgaré aquí cuando pase la lectura.

9.9.11

Un poema tangerino

Un candelabro semejante a éste,
el olor familiar de las especias,
el sonido lustral de esa palabra
de antigua jaquetía,
bastan para volver
a una edad derrotada
donde mienten las fechas
y nunca, jamás marcan
una medida exacta.

8.9.11

JRJ: un aforismo y una ilusión

Tenemos la seguridad de que no gustaremos nunca del todo a los demás. Seamos, pues, plenamente de nuestro gusto.

Mi idea perpetua de la “aristocracia de intemperie”, tan en contraste en España, en Europa, es aquí [América] más natural. La ilusión de mi vida ha sido y es ser un aristócrata de intemperie, un hombre sencillo en lo económico, rico en lo espiritual, y vivo, moral y físicamente, en el aire del mundo.

He tomado estas palabras del blog del juanramoniano Andrés Trapiello.

7.9.11

Houellebecq

No he leído nada de este hombre al que, día sí y día también, me encuentro en los papeles. Ahora con motivo de la publicación por Anagrama de su novela El mapa y el territorio (el título me gusta), premio Goncourt. La tuve en mis manos el otro día, pero, después de hojearla, no la compré.
Gente a la uno lee con el máximo respeto (Fernando Aramburu, Andrés Ibáñez, Alberto Manguel...) no parecen ponerse acuerdo sobre si sí o si no. Bueno, la verdad es que unos dudan más que otros. Con todo, la mayor parte de la crítica coincide en que esta es su mejor novela. Cuando echan la vista atrás, el panorama se le antoja a uno desolador. Menudo historial, qué opiniones. Aumentan mis reticencias. Además, uno sólo compra los libros que sabe que va a leer.
Por instinto, detesto a cualquier escritor con vocación de provocador. En cualquier género, a pesar de que la palma se la lleven los poetas, malditos por excelencia, eternos amigos de la pose. Todo lo que suene a escándalo me da grima. Da igual el palo, ya sea el místico o el pornográfico. Por eso he venido huyendo del tal Houellebecq, que de discreto tiene poco. Y me temo que seguiré haciéndolo.

6.9.11

Céspedes en internet

Alejandro Céspedes (Gijón, 1958) ha publicado su último libro, Topología de una página en blanco, en abierto y en internet, para que cualquiera pueda leerlo. "Todo escritor escribe para ser leído y a medida que me adentro en este mundo digital más me parece que, hoy por hoy, es la forma menos complicada de que eso suceda", comenta en la carta de presentación que me envía. Y continúa: "¿Cuál es la diferencia con la edición tradicional en papel? No sé. Económica no, desde luego, hace tiempo que prácticamente ninguna editorial paga derechos y cuando se cobran no son más que una limosna.
No sé si tendré más lectores que antes, lo que sí sé es que será muchísimo más fácil para quien quiera serlo. En cuanto a la crítica... para ellos será también más fácil deshacerse de este archivo que abrir un sobre. Y si por alguna causa –cada vez más rara- alguien quisiese hacer una crítica ¿qué se lo impediría? ¿Quién puede decir que esto no es un libro?". Céspedes concluye: "He disfrutado -y me he angustiado- tanto con su escritura como con su edición, pero estoy contento con el resultado y cuanto más tiempo pasa más me gusta la idea de que el libro salga así". Ahora sólo queda esperar que cada lector obre en consecuencia. Enhorabuena y suerte.

García Martín opina

"La mayoría de los poetas de los que nadie hace caso no merecen que se les haga ningún caso (tampoco algunos a los que se hace mucho caso, pero esa es otra historia)".
"Sin el apoyo de la Administración, parece que nada puede subsistir en este país, empezando por los partidos políticos. La poesía sí puede. Aunque desaparecieran todos los premios de poesía y todos los editores, seguiría escribiéndose poesía y seguiría encontrando la manera de llegar a los lectores".
"Si los enfrentamientos entre poetas no existieran, habría que inventarlos. La poesía, ya se sabe, es otra cosa. Pero no se puede ser sublime a todas horas".
Estas afirmaciones forman parte de una conversación de José Luis García Martín con Ignacio Peiró publicada en el blog Crisis de Papel. En el mismo lugar donde aparece otra entrada: "Poesía y demás: un cuestionario para "Marinero", que comienza con esta pregunta: ¿Hasta qué punto un poeta se encuentra capacitado para ser crítico de poesía? ¿No será siempre un crítico poco objetivo que se dedica solo a defender su propia concepción de la poesía?, y esta respuesta: "Lo único que incapacita para ser crítico de poesía es no ser un buen lector de poesía. Y un buen lector, si es poeta, aprecia muchas más diversas maneras de la poesía que la que él es capaz de escribir".

5.9.11

Anatxu Zabalbeascoa conversa con el arquitecto José María Sánchez García

Todos sus proyectos están en Extremadura... No ha sido adrede. Hemos estado muy cerquita de construir en otros lugares. Pero allí hemos ganado concursos. 
Esa comunidad ha apostado por la arquitectura joven y nacional con excelentes resultados. ¿Por qué? Creo que fue el empeño de una persona, José Antonio Galván. Él quiso que la protagonista de las nuevas obras de la región fuera la arquitectura y no los arquitectos. En la Consejería de Cultura entendieron esa apuesta y ese empeño en demostrar que las cosas se podían hacer bien y democráticamente con presupuestos ajustados. Él llevó los concursos abiertos a las nuevas instalaciones culturales. Hoy Extremadura tiene un patrimonio arquitectónico contemporáneo, un referente, se conoce fuera de España. Como allí siempre vamos un poco por detrás, se ha aprendido de los errores de otros y se actúa con más cabeza.

Escapada

Soy muy casero. Demasiado. Por eso, concluidas las vacaciones, es raro que le pille a uno el fin de semana fuera de casa. Y, sin embargo, éste... No el lo mismo leer los suplementos culturales de los sábados (con su cal y su arena) en la penumbra del saloncito, me decía, que hacerlo aquí sentado en este banco del paseo marítimo, con la playa de la Fontanilla a mis pies, bajo una luz  limpia y deslumbrante y un viento de poniente que complica la lectura, sí, pero que facilita, y cuánto, la vida.
Un viaje ineludible a Sevilla ha sido la excusa para volver a Conil, un regreso algo rápido y forzado que es, sin duda, constatación también de una vieja querencia.
Cuando llegamos, el diluvio ya había cesado. Di mi paseo (la Fuente del Gallo estaba desierta) y luego subimos a Vejer y volvimos por Barbate y El Palmar, un recorrido que no nos atrevemos a hacer en agosto por aquello de los atascos. Gracias a la ruta, recuperó uno el blanco laberinto vejeriego -que siempre te sorprende con una nueva calle, una nueva ventana o mirador, un vislumbre de paisaje aéreo-; aprecié el intenso, inédito olor a suelo y vegetación empapados que desprendían los pinares barbateños; pude ver del atardecer desde lo alto de Los Caños con el  imponente faro de Trafalgar al fondo; miré los troncos retorcidos y al trasluz del inquietante acebuchal cercano y el perfil blanco, cúbico y compacto de Conil con la torre de Telefónica arriba (qué bonita, por cierto, la fotografía que cuelga en las paredes del bar Los Hermanos donde se recuerda la inauguración del cable telefónico submarino)... Por la noche volvió a llover. A pesar de eso, el centro del pueblo estaba muy animado, con los preparativos de las ferias, como si no fuera septiembre.
El sábado se nos fue la mañana en pasear, leer (ya se dijo) y acercarse a Cádiz para dar una vuelta, entrar en mis algunas librerías (no estaba en Quorum el libro veneciano de Marina Gasparini) y comer en una terraza de la Plaza de San Francisco.
Un pis pas, apenas nada, mucha carretera, y el íntimo convencimiento -demasiado privado para contarlo aquí- de estar viviendo días difíciles de olvidar, intensos de pura necesidad. Lo de fuera que se complementa con lo de dentro. Lo de casa con lo del mundo. 

4.9.11

M. Á. Lama: sobre la educación en España

Copio íntegra la estupenda carta que Miguel Ángel Lama publicó ayer en el diario El País sobre este grave asunto irresuelto que temerarias decisiones autonómicas está agravando y comentarios indignantes y despreciables, como los de Esperanza Aguirre, a favor del desprestigio de los docentes, han puesto de actualidad.
Produce estupor leer la dedicatoria que Pérez Galdós escribió en 1881 para su novela La desheredada y comprobar la vigencia que aún tienen su lamento y su deseo. Galdós, tras referirse a las "dolencias sociales" que acarrea la falta de "reconstituyentes" como la aritmética, la lógica, la moral y el sentido común, y llamar "curanderos y droguistas" a políticos y filósofos, que nos "recetan uno y otro día", dedica su novela a los "verdaderos médicos" que pueden sanarnos: a los maestros de escuela.
Pasan los años, las décadas y se suceden los Gobiernos, y la educación sigue siendo la grave asignatura pendiente de nuestro país, de esta sociedad enferma. No hay ninguna tentativa de reforma seria que implique una aportación presupuestaria de carácter extraordinario -de emergencia- y una conciencia social de trascendencia histórica sobre la educación como base para el progreso de un país. Lejos de esto, se recortan gastos, equiparándolos a los derivados de un despilfarro delictivo o a los de áreas no prioritarias; y se propician situaciones de deficiencia con las que se atenta contra la calidad de la enseñanza y el ánimo de los profesores.
Elevar la nota de corte para estudiar en la Universidad española los títulos que conducen a ser maestro de escuela o profesor de Secundaria no cuesta dinero. Reducir los recursos económicos, materiales y humanos de la educación de un país no solo es un suicidio, sino una afrenta.

"Conversación" en El Cultural













Ha estado uno fuera (lo contaré) unas pocas horas y se le acumulan las noticias (que irán saliendo). Ésta, por ejemplo, que me hace llegar Zoki (ayer leía un texto suyo frente al mar), acerca de la reseña de Conversación, el nuevo libro de Gonzalo Hidalgo Bayal, firmada por Ricardo Senabre en El Cultural. Muy elogiosa, por cierto. Además de ser un excelente analista, conoce la obra de Gonzalo desde el principio. El nombre del profesor estuvo en varias versiones de mi nota sobre los cuentos, pero al final cayó. Era a propósito de una de las citas que se incluyen en la faja de promoción, que es suya. Para próximas ocasiones, que las habrá, se podrá utilizar esta otra: "He aquí unas muestras narrativas para lectores de verdad".

2.9.11

Reglas a las que debe someterse toda crítica

Uno: la crítica debe decir de qué trata el libro. Dos: la crítica debe decir lo que el autor del libro dice acerca de lo que trata el libro. Y tres: la crítica debe decir lo que el crítico piensa sobre lo que el autor dice acerca de lo que trata el libro.
Robert Pinsky, citado por Manuel Rodríguez Rivero.

1.9.11

Llega Clarín

Me refiero a la revista, no el escritor asturiano, como ella. Un número variado, el 94, que aprovecho más allá de lo previsible. Suele pasar. Entre otros textos, además de los Paliques finales (con reseñados y reseñadores de enjundia), un par de poemas del griego y exquisito Elytis (ah, qué jóvenes éramos cuando lo leímos por primera vez) y otros dos del estadounidense y proletario Levine; una conversación de Gabriel Insausti con el poeta Julio Trujillo; unos incisivos aforismos de Marcos Abal ("La timidez es siempre una exageración", "Ser poeta es no usar para nada al poeta que llevamos enterrado dentro, y que abre los ojos automáticamente cuando ve un buen culo", "Nada me parece poco"); un curioso texto de Julio Baquero sobre ranas, oriente y la poesía; algunos trabajos académicos con bibliografía incorporada (que, por suerte, no eran frecuentes en Clarín); un paseo por Sicila de la mano de Martínez-Conde (sin referencias literarias, por cierto) y un ensayo estupendo de Marina Gasparini Lagrange, autora de Laberinto veneciano (un libro publicado por Candaya con el que quiero hacerme), leído en la presentación barcelonesa de sus ensayos sobre la mítica ciudad italiana. "Escribimos desde un lugar, dice, desde un sentimiento, desde una nostalgia. Escribimos desde una pregunta, desde una incertidumbre o desde la necesidad de trazar pertenencias a través de la palabra". Y, con sensatez, añade: "El lugar desde el que se escribe, cualquiera que éste sea, requiere de un tono, de un lenguaje". Y más adelante: "Caminar es una manera de pensar", o, recordando al Señor de la Montaña: "La escritura que me interesa es la que ensaya y no aspira a llegar a ninguna conclusión, pues los Ensayos, como bien tuvo Montaigne en subrayar, hablaban fundamentalmente de sí mismo".

El primer libro de Rodrigo Olay

Se titula Cerrar los ojos para verte (Consejería de Cultura y Turismo del Gobierno del Principado de Asturias, 2011) y con él ganó el Premio Asturias Joven de Poesía 2010. En el jurado, entre poetas que me suenan y que no, Martín López-Vega, un buen referente.
Joven, como el nombre del galardón, es Rodrigo Olay, nacido en Noreña en 1989. Da un poco de vértigo comprobar que los poetas que empiezan a publicar podrían ser ya tus hijos. No en vano un verso dice: "como un viejo que llora cuando escucha «Penélope...». Más llamativo me parece que algunos poemas del libro sean de 2005, cuando el autor contaba 16 años.
No hace falta volver sobre los innumerable tópicos que rodean a una ópera prima. Me da la impresión que Rodrigo Olay ha obrado por derecho. Quiero decir que no ha ocultado lo mucho que esta primera obra tiene de taller de aprendizaje, de ejercicios de manos, de experimentaciones varias, de tanteos. Lógico. Lo peor es que otros intentan disimularlo y, ya digo, nuestro poeta no. Desde el prólogo (firmado por un tal G. de B. en Logroño), un poema en cuaderna vía que homenajea a los antiguos maestros del mester, se le ven a Olay las intenciones. El juego, la ironía, el humor, las experiencias, las lecturas, la infancia, la adolescencia y, sobre todo, el amor (y el desamor) son sus temas. Y él mismo, claro, porque Montaigne no mentía. Nada nuevo tampoco.
El despliegue de formas para abordar esos asuntos es significativo: sonetos, décimas, haikus (el "soneto de los haraganes", según García Martín), soleares, greguerías y, cómo no, poemas, digamos, al uso, componen el variado muestrario de este libro brillante, sin duda, siquiera sea por esa variedad de registros.
Dije "lecturas" y bueno será detenerse en eso: el estudiante de Filología Hispánica ha leído. Y mucho, añado. Nada habitual, me temo. De ahí que en sus versos se encuentren infinidad de referencias. Por citar sólo algunas, explícitas o tácitas: Gil de Biedma, JRJ, Salinas, Borges, Luis Alberto de Cuenca (que podría haber firmado "La noche de los fuegos"), Bonet, Machado, Bécquer, Juaristi, Ángel González... Intuyo una especial, aunque puedo pasarme de listo: la del mencionado José Luis García Martín, residente en Oviedo también y asiduo animador de tertulias poéticas. Noto su presencia en las series de poemas breves de "Por el ojo de la cerradura", "Cantares" y "Según sentencia del tiempo". Con todo, como diría el inquieto crítico y poeta de Aldeanueva criado en Avilés, un puñado de poemas bastan para justificar la edición de este libro. Por ejemplo, "Autorretrato", "Venecia", "Estambul" (dos piezas logradas), "La verdad en el arte es la belleza", "El retrato", "L'amour de loin" (de aires borgeanos) o el excelente "Fatvm", que cierra el volumen. Bueno, no exactamente, porque el juguetón Olay añade un Apppendix probi titulado "El mapa del tesoro" donde nos da cuenta de un hallazgo: cuatro poemas (apócrifos) de un poeta latino, epígono de Marcial y Catulo: Gayo Bruto Olio, a los que llega a partir de una separata de la Universidad de Georgetown. Roderick O'Lay se ocupaba allí de Gayus Brutus Olius y el trabajo formaba parte de unas actas: Studia in honorem George W. Bush (Washington, 2008). Tras dar detallada noticia del descubrimiento, primero en forma de advertencia y luego de introducción (muy graciosa la "Bibliografía citada", con referencias a autores como Miguel Cansado, C. Mustio Collado o L. A. de Villegas), Olay traduce esos cuatro poemas gayolianos (sic) que se mueven, claro está, entre el divertido epigrama y la atenuada pornografía, y son un colofón perfecto para este libro tan variado como entretenido. En todo caso, como dijo Olio: "El poeta / es libre de escribir lo que le salga / de la gloriosa punta de su plectro / y no debe por ello ser juzgado". Vale.