30.9.10

Este blog

Voy guardando las entradas de este blog, que empezó a publicarse en mayo de 2005, en un documento de Word que llamo "Bitácora". A día de hoy, ocupa un total de 553 páginas (sin imágenes) y contiene 251.153 palabras. Si uno fuera novelista de largo aliento, no sé, pero para un presunto poeta estas cifras no dejan de impresionar un poco. Este será el libro más gordo que uno escriba, aunque no esté ni siquiera en papel.

29.9.10

Literatura y violencia en Colombia

El poeta Antonio María Flórez dictó el año pasado en la Universidad de Barcelona, en el marco del ciclo Miradas: Arte y violencia en Colombia, una conferencia que ahora publica la Revista de Estudios Extremeños con el título "Reflexiones sobre literatura y violencia".

28.9.10

Sobre el poema meditativo

"Versos que piensan" titula Jordi Doce una espléndida reflexión sobre el poema meditativo. Quienes hemos caminado por esos derroteros agradecemos más que nadie estas iluminaciones poéticas propias de alguien que sabe muy bien lo que se dice.

25.9.10

Debilidad

Siente uno debilidad por los poetas y novelistas por antonomasia; por los que se autoproclaman genios incomprendidos en su negra provincia sin Flaubert; por los independientes que, eso sí, publican sus libros gracias a las subvenciones públicas de ayuntamientos, diputaciones y autonomías con las que, por supuesto, nada tienen que ver; por los que dicen que los premios están dados, pero se presentan a ellos y los ganan; por los que atacan y critican a las instituciones -la Junta o la Universidad, pongo por caso- para luego solicitarles becas, ayudas y otras prebendas (computables incluso en el currículo) y disfrutar, al tiempo, de su inocente hospitalidad; por los que critican las capillitas, aunque ejerzan de santones en su propia peña lírica, o al presunto stablisment literario, aunque nada les gustaría más que formar parte de él; por los que parecen seniles pero en realidad son patéticos; por los que se sirven de sus cargos, y no de sus libros, para hacer carrera; por los que van de poetas por la vida y el disfraz les delata; por los que dejan que otros pidan para ellos honores que saben de sobra que no se merecen; por los que confunden una mentira con su verdad; también por los que les invitan a explayarse en las páginas de los periódicos y por los que, cómplices, les jalean desde semejante rencor. Siente uno, en fin, debilidad por esos seres entrañables que nos recuerdan nuestro lado oscuro. Ese, ay, que nunca deberíamos enseñar. Por estética.
Dichoso el que pueda hacer suyos los versos del poeta marroquí Abdellatif Laabi:  
La única cosa
de la que puedo enorgullecerme
es de no haberme quejado nunca
y de no haber reivindicado nada 
para mí mismo. 
(Traducción de Laura Casielles, para la revista Clarín)

24.9.10

Las Cortes de Cádiz

Hace 200 años que comenzó el parlamentarismo en España y Josemari Lama lo recuerda en el diario Hoy. Un puñado de extremeños estuvieron allí, de parte del mejor país.

21.9.10

Machadiana

Fue una jornada muy machadiana, sí, pero al revés. Quiero decir que por la mañana, en clase, hubo de todo menos monotonía: mis alumnos siguen siendo, dos años después, las fierecillas que dejé, por decirlo de una manera pedagógicamente correcta. Por la tarde, en el paseo por el campo, las protagonistas fueron las moscas, pero tampoco se portaron como en el poema del bueno de don Antonio. Qué pesadas, Dios mío. Ya no recordaba lo que era recorrer los contornos del molino en septiembre. Una nube de moscas rodeó mi cabeza, me zumbó en los oídos, desde que salí hasta que llegué. De nada sirvió que me pusiera en las orejas unas ramitas de albahaca (uno de los olores, por cierto, que más me gusta), ni la gorra calada, ni las gafas de sol.  Paré lo justo para refrescarme en la fuente de los alisos y creí que me comían. A medio camino opté por una rama de árbol larga y la fui agitando, a modo de limpiaparabrisas, el resto de paseo. Sólo las intermitentes ráfagas de viento me aliviaban un poco del ataque de las dichosas moscas. Para verme. Qué cruz.

20.9.10

Riechmann y otros

Con la lucidez y la radicalidad a que nos tiene acostumbrados, publica Jorge Riechmann un nuevo libro de poesía (y van...) bajo el título (tan original como todos los suyos) de Pablo Neruda y una familia de lobos. Aparece en una nueva y hermosa colección, La grúa de piedra, que dirige en Santander Luis Alberto Salcines, el más conspicuo estudioso de la poesía cántabra contemporánea, donde ya han aparecido entregas de Ángel Sopeña  (un más que interesante poeta secreto), Ana García Negrete y Fernando Abascal.
Volviendo a Riechmann, no hace falta decir que sigue empeñado -bendito empeño- en hacernos ver lo que, de puro obvio y evidente, no vemos. No tanto por denunciar cuanto por mostrar, ya digo la realidad real. ¿Poesía social? Sí, no, bueno, que diría el otro. Cercanos al aforismo, siempre reflexivos y contundentes, sin concesiones a la retórica, políticos sin ambages, los versos y versículos de este libro permiten que nos demos de bruces con la vida que disfrutamos y el mundo que padecemos, o viceversa. Nada humano le es ajeno al poeta Riechmann. Y eso sirve para la belleza, el amor, la verdad y la poesía (que no siempre es lo mismo),  pero también para el cambio tecnológico o el desarrollo sostenible. Para muestra, en fin, un botón:
Podíamos escoger
entre lo malo y lo peor
y decíamos que los tiempos eran sombríos


Ahora que solo vamos pudiendo elegir
entre lo peor y lo catastrófico
¿qué adjetivo emplearemos para estos tiempos
nuestros?


O dos:
La vida como obra de arte
no sería una propuesta estética
sino política y existencial

Y no estaríamos hablando de lujo
sino de lo irrevocable

19.9.10

Labordeta

Decir Labordeta es volver a la adolescencia, a la primera juventud. Sus canciones forman parte de la música de fondo -nunca mejor dicho- de aquellos años, diría Colinas, tan intensos como difíciles. En realidad, nunca han dejado de acompañarnos.
Aunque ya le escuchábamos, la llegada a Plasencia del cura Javier, un aragonés convencido, intensificó nuestro aprecio por sus discos. Al lado de los de casa: Pablo Guerrero y Luis Pastor, siempre un paso por delante. Y de otros, nacionales o extranjeros: cantautores no faltaban.
Ya he contado que por mediación de Félix Romeo (entonces, un referente para quienes nos planteábamos la objeción de conciencia al servicio militar) le llegamos a conocer en persona. Fuimos a grabar un programa de TVE, de la serie Los Poetas (?), a Prado del Rey y quiso que comiéramos antes juntos. La comida y el sitio (un salón cuartelario o colegial) no eran buenos, pero su conversación y su amabilidad superaron todas nuestras expectativas. No siempre está alguien a la altura de la admiración que le profesamos. No fue el caso.
Labordeta ha sido y es un referente moral en un país falto de ciudadanos ejemplares. Sin retórica lo afirmo. Desde el escenario, los libros, los programas de televisión (mochila al hombro) o, airado, en las Cortes. Nos seguirá acompañando por un tiempo. ¿Quién querría olvidarse de un hombre así?

18.9.10

Piedras al agua

Cuando Antonio Cabrera (Medina Sidonia, 1958) publicó en 2000 su primer libro de poemas, sus compañeros de promoción poética ya tenían varios ejemplares en las librerías y algunos, incluso, ya habían sacado una primera edición de sus poesías completas. De ahí que su nombre falte en los recuentos y antologías fundacionales del grupo de los Ochenta (las serias y las publicitarias) y, ya aquí al lado, en otras  más recientes como Poetas de la democracia, de Prieto de Paula. Esta tardanza no ha impedido que críticos y lectores (y, por eso, poetas) le consideren uno de los nombres mayores de nuestra poesía reciente. Su incorporación a la colección Nuevos Textos Sagrados de Tusquets  (donde abundan los compañeros de viaje  generacional) es elocuente. Todo esto viene a demostrar que lo único que importa, a la corta y a la larga, son los libros que se escriben, pues es ahí donde está la poesía y no en otra parte. Tampoco la cantidad es significativa: Piedras al agua es el cuarto de los suyos y reúne el puñado de poemas justos, ni más ni menos. Tampoco es Cabrera un poeta que juegue al despiste: su nueva obra es fruto de un mundo y una voz que sus lectores ya conocíamos. Puede que el primero se ensanche y la segunda se ahonde, pero eso es normal entre seres que viajan y piensan, que pasean y sienten. Que viven y sufren y gozan. La presencia de la naturaleza (auténtica marca de la casa), el feroz paso del tiempo (a través de las estaciones), los sencillos afectos familiares y domésticos (las dos Adelinas, Daniel, su madre...) y, sobre todo, las reflexiones de un hombre que enseña y practica la filosofía dan forma a este libro preciso y luminoso. A mí, por poner un ejemplo, me ha llegado al alma Cementerio de Peliceira, uno de los poemas más despojados y estremecedores del volumen. Recomendar Piedras al agua no es necesario. Lo imprescindible es leerlo.

17.9.10

Grillos

Algunos ya sabíamos que el arte contemporáneo era una jaula de grillos, de ahí que la famosa exposición cacereña nos haya extrañado lo justo. Lo peor es que detrás, cómo no, estaba el mecenas tonto del dinero público. Si no fuera por él, ¿dónde estaría ese presunto arte? Sobre grillos reflexiona hoy JDF.

15.9.10

Tres poemas inéditos

En la revista de creación y pensamiento Las razones del aviador, por deferencia de sus directores, José María Castrillón y Jordi Doce. La fotografía es de mi hijo Alberto y está tomada en junio en el barrio Cimadevilla de Gijón.

Lecturas: JR y MS

Ya hablé de la llegada de dos nuevos libros de Julián Rodríguez. Forman parte de un nuevo ciclo del escritor extremeño, "Piezas breves" y los ha publicado errata naturae en su colección "La mujer cíclope". Tríptico reúne tres relatos (vamos a llamarlos así) y Santos que yo te pinte está compuesto por un único, tenso  e implacable monólogo que recuerda al Rodríguez más radical, en el mejor sentido del término. Aquí no hay concesiones. Basta leer la "Nota del autor" que figura al final del delgado volumen. La que sucede a los textos de Tríptico tiene un valor añadido: es una suerte de poética que vendría a explicar (un término, lo sé, ambiguo e insuficiente), que ilumina, la muy personal aventura literaria de JR. La suscribo de pe a pa. En todo caso, son dos pasos más hacia el afianzamiento de un mundo sin parangón en las letras españolas recientes. Por sustantivo y propio.
A veces echo de menos las conversaciones con Julián camino de Mérida. Por cierto, hace alusión en uno de los libros que acabo de citar a ese hablar en voz baja que tanto le caracteriza. Uno, decía, afinaba el oído y escuchaba atento, porque su hablar parco, como su literatura, no hace concesiones a la palabrería ni a la retórica. Un día mencionó la primera novela debidamente publicitada de Ricardo Menéndez Salmón, La ofensa. Lo traigo a cuento por la sencilla razón de que he terminado (gracias, Nahir) La luz es más antigua que el amor, la segunda de las suyas que leo tras el ya mencionado. Me ha gustado mucho. Coincido con casi todos los críticos que la han reseñado en que el capítulo dedicado a Rothko y el que dedica a otro pintor (inventado), Semiasin, son acaso los mejores de la novela y, por volver a la crítica, también duda uno mucho de que se trate de eso, de una novela. Al uso, digamos, porque novela sin duda es. Parafraseando a MS, lo que aquí se narra es "la vida tal y como sucede". O eso le parece a uno. Excelente.

14.9.10

Antiguo alumno

El sábado, en el Succo, se nos acercó un hombre todavía joven y, dirigiéndoseme a mí, dijo: ¿don Álvaro Valverde? Sí, respondí. La cara... No le reconozco, ¿usted?, vine a decirle. Me dio su nombre y apellidos, que tampoco me sonaban, y añadió que fue alumno mío en el Seminario Menor. Nuestro, precisó mirando a Y., porque también ella dio clases allí unos meses por la baja maternal de una compañera. De eso hace treinta años. Comentó anécdotas, recordó nombres, mencionó mi Mini amarillo... Para calibrar el  tiempo que había pasado, le comenté que daba clase al hijo de un antiguo compañero suyo. Luego, cómo no, hizo alusión a la famosa entrevista del Hoy. (¿Cómo puede haberla leído tanta gente?) Fue entonces cuando le pregunté a qué se dedicaba y, yendo otra vez al mismo sitio -esa amable conversación con Juan Domingo Fernández-, dijo que a algo que no me gustaba nada: "soy político". Alcalde de un pequeño pueblo de Badajoz, para ser exactos ¿De qué partido?, volví a preguntar. Del PP, respondió sonriente. Sonreí también. Se licenció en Derecho y, tras unos años en Madrid, volvió a su tierra. Está  también en la Diputación. Fue cuando Y. y yo citamos algunos nombres de amigos que militan en su partido -Fernando, Antonio-. Había vuelto a Plasencia para comer (al parecer es aficionado a la gastronomía). Al pronto, tipo dicharachero, simpático, sensato y razonable, sentenció que en su época de estudiante, a principios de los ochenta, sólo había un par de restaurantes en Plasencia donde ir a comer con la familia cuando venían de visita: el Km. 4 y el Florida 2. Cerrado hace años el primero, es lógico que estuviera en el comedor del local del hijo del dueño del segundo, otro David, aunque éste en aquel entonces no habría nacido. El rato se fue en evocaciones, en forzar la memoria con resultados desiguales. Me contó que hace unos años estuvo a punto de acercarse a Navalvillar de Pela donde uno leía poemas. Los dos citamos a Fulgencio Parralejo. Al despedirse (no sé qué estarían pensando quienes le esperaban dentro tras su ya larga ausencia), le dio tiempo a decirme que uno estaba mejor que cuando le daba clases, más joven y con mejor aspecto. Agradecí el cumplido con tono resignado. Se ve que la tristeza y seriedad que vestía a los veinte no me favorecían gran cosa. Eso y que este hombre no parece guardarme rencor. Por suerte, me suele pasar con los antiguos alumnos.

12.9.10

El blog de Medrano

Carlos Medrano ha abierto blog. Se llama Isla de lápices, un "espacio escrito", dice él, donde irá ofreciendo a sus lectores poemas, reflexiones, aforismos... Es una alegría que este poeta bartleby haya decidido salir de su largo silencio y de su aislamiento isleño. Larga y feliz travesía, amigo.

11.9.10

Azufaifo

Satta habla en su novela de las "bayas rojizas, un poco marchitas" del azufaifo. Añade que don Ludovico "llenaba con ellas los bolsillos de los nietos". Uno ha podido comprobar que ya están a punto -algunos incluso por el suelo- los humildes frutos que da ese exótico árbol de nombre tan hermoso. Y lo sé porque un ejemplar está plantado en el patio del colegio. Me cuentan que lo trajo un maestro de un viaje por Tierra Santa. Más de un compañero ha querido plantar, a partir de éste, uno en su huerto y al parecer ninguno ha prosperado. Todavía no he comido esas bayas que al madurar adquieren, al menos aquí, un tono marrón. De este año no pasa.

10.9.10

Satta

Arrastra uno como puede, ay, ese complejo de mediocre lector de novelas del que ya he dado cuenta más de una vez aquí. Tal vez por eso me hace tanta ilusión dar con una obra que me permite si no serlo del todo al menos acercarme el máximo posible al lector ideal del género, siendo consciente de que lo de género es mucho decir, ya que pasan por novelas lo que ni siquiera son libros pertencientes a eso que denominamos, en el más amplio sentido, literatura. En estos tiempos, me atrevería a decir, demasiados. La alegría del complejo superado, siquiera por un rato, me la ha dado esta vez El día del juicio, de Salvatore Satta, un isleño de Cerdeña -de Nuoro, para ser del todo exactos, el lugar donde se desarrolla la historia- que como su paisano Lampedusa, otro isleño pero de Sicilia, no llegó a ver su novela publicada. Adelphi la editó en 1979 y Satta, un gran jurista, murió en el 75. Aquí publica el libro Anagrama en su nueva colección Otra vuelta de tuerca pues la primera edición española en esa casa barelonesa data de 1983, que es cuando a buen seguro la leyó mi amigo Gonzalo, con el que quiero comentar un día de estos, entre vino y caña, mi humilde y tardío hallazgo. Aunque Javier Rodríguez Marcos escribió este verano sobre la necesidad de contar los finales (un ingenioso artículo, por cierto), no cometeré la torpeza de contar de qué va la novela. Bueno, va de lo van todas las que merecen tal nombre. De lo que va la literatura que de verdad lo es. Con eso está dicho todo. O casi.  José Luis de Juan  ha escrito una bonita reseña sobre ella. Según Steiner, autor de un prólogo entusiasta, se trata de una "obra maestra". Uno, desde la modestia, también se atrevería a utilizar tan gastado término. Y ahora sí que estaría todo dicho.

9.9.10

Amigos que escriben

Para mi felicidad, se me amontona el trabajo de leer. Llegan libros de amigos. Por orden de aparición: Tríptico y Santos que yo te pinte (errata naturae), dos libritos de Julián Rodriguez que inauguran su ciclo "Piezas breves", y Piedras al agua, de Antonio Cabrera, que pasa a formar parte del club de autores de la colección Nuevos Textos Sagrados de Tusquets. Ya hablaré de ellos. Tiempo al tiempo.

8.9.10

Entrevista verde

El periodista y escritor Javier Morales Ortiz publica en su blog Mecánica terrestre (EFE: verde) una entrevista donde habla uno de asuntos relacionados con la naturaleza, el paisaje y el medio ambiente.

7.9.10

Silencio

En previsión del mucho ruido que uno tendrá que oír cuando empiece, la semana que viene, el curso escolar (vuelvo, ay, con mis queridas "fieras" de hace dos años), llevo unos días enfrascado en un libro muy recomendable del que, por cierto, daba cuenta el domingo El País. Me refiero a No sufrir compañía (Acantilado), del musicólogo, ensayista y poeta Ramón Andrés. (Recuerdo, por ejemplo, lo mucho que me gustó La línea de las cosas, que ganó el premio Ciudad de Córdoba un año después que A debida distancia y, en consecuencia, fue publicado por Hiperión, y he venido echando de menos que no haya insistido más en la poesía.) No sufrir compañía lleva como subtítulo Escritos místicos sobre el silencio. He leído aún poco -la lectura de estos textos debe hacerse con el debido sosiego, meditándose-, pero lo suficiente para volver sobre uno de mis paisanos más queridos, Pedro de Alcántara (aquí el tratamiento de la santidad sobra). O sobre Luis de León, uno de mis poetas de cabecera. El prólogo, conviene decirlo, también es de lectura obligatoria ya que se trata de un ensayo de calado donde Andrés demuestra su ejemplar sabiduría. En estos tiempos de tribulación, bienvenida sean obras como ésta y editores valientes como Vallcorba. Sí, para quedarse mudo.

6.9.10

Zoki y su web

Francisco Javier Irazoki ya tiene web. Está llena de datos biográficos, cubiertas de libros, resúmenes de críticas, poemas, entrevistas, fotos (se puede pulsar encima de cada una para saber más), artículos de prensa, etc. Pasen y vean y, sobre todo, lean.

Protocolo

Esta noche se entregan en Badajoz los premios Extremadura a la Creación. Entre otros, a mi amigo José Antonio Zambrano. Como no he sido invitado, no iré. Si lo hubiera sido, lo más probable. Más allá de otras consideraciones posibles pero ahora innecesarias, ni siquiera se ha tenido en cuenta la tradicional deferencia hacia un antiguo premiado. Se ve que el responsable de ese protocolo tiene las cosas claras. Por lo demás, si no pasaran cosas así, ¿quién iba a creer en las listas negras?
El otro día Manu Leguineche calificó a los periodistas de quejicas. Se ve que también puedo aplicarme el adjetivo.
José Antonio, Isabel, ¿qué voy a contaros que no sepáis? Recurriremos a artes más nobles para poder estar juntos y celebrarlo debidamente. Abrazos.

5.9.10

Recordando a Fog

Pola Oloixarac colgó hace unos días en su blog un precioso homenaje al desaparecido Rodolfo Fogwill. El escritor argentino lee en el Festival de Poesía de Rosario (2008) su "Llamado a los malos poetas".

4.9.10

Aforismos de Eder

"A los tímidos no les queda otro remedio que ir de audacia en audacia".
Es uno, sólo uno, de los certeros aforismos que publica Ramón Eder, bajo el título general de "El árbol del viajero", en el último número de la revista Clarín. Por cierto, la publicación mensual que dirige García Martín viene cargada de contenidos interesantes, como los poemas inéditos de Enrique Baltanás o el análisis sobre la poesía moderna firmado por Alejandro Bekes.

3.9.10

Casas

Una obsesión televisiva. O las que se caen llenas de goteras y grietas (a lo que se ve, las de media España) y las imponentes y lujosas que la gente enseña, unas veces para presumir (a veces no sé de qué: dan miedo) y otras (las más) para promocionarse (las enseña el arquitecto) o para venderlas (lo más frecuente, como en el caso Barcina). Uno comprendió el verdadero alcance de esta moda (con programas en varias cadenas) cuando vio la casa de la cacereña Rosa Perales. Muy bonita, por cierto.

2.9.10

Primicia: "Voces sin tiempo"

Uno desesperaba con respecto a la colección Voces sin tiempo que por fin va a lanzar (es un decir) la Fundación Ortega Muñoz (pinchar en "Publicaciones"). Hace ya años que me llegó la propuesta de Antonio Franco (alma, junto a Clemente Lapuerta, de la mencionada institución), a partir de un comentario mío en una de las primeras reuniones del Patronato (al que entonces pertenecía) donde quise  que quedara constancia de la relación existente entre la pintura paisajística del sanvicenteño y la poesía. Le dije que sí con la única condición de que me acompañara en la aventura un amigo (por eso y por competente): el poeta y traductor Jordi Doce. Dicho y hecho. Hasta ahora, claro. Pero problemas y demoras al margen, los dos primeros libros están a punto de ser distribuidos por las librerías. Se trata de Aires, de Philippe Jaccottet (en traducción de Rafael-José Díaz), y Desde el fondo de los campos, de Mario Luzi (traducido por Coral García).
Son, no está mal decirlo, dos pequeñas joyas que bastan y sobran para justificar la colección, llegue o no a más. Por los poemas que encierran -abiertos a cualquier lector- y por la edición en sí misma, cuidada por Julián Rodríguez y Juan Luis López Espada para Inmedia.Vaya reservando sus ejemplares.

1.9.10

Manguel dixit

"Vivimos en una época en la que valores como brevedad, superficialidad, rapidez y simpleza son absolutos. Nunca lo habían sido. Los valores que desarrollaron nuestra sociedad fueron los de la dificultad (para aprender a sobrellevar los problemas), la lentitud (para reflexionar y no actuar impulsivamente) y la profundidad (para saber adentrarse en un problema). Si se prescinde de esos valores se obtienen reacciones banales fácilmente manipulables".
Hoy, en "Cuando la ficción sirve de defensa". Javier Rodríguez Marcos, diario El País.

Por Valcorchero

Nace una plataforma ciudadana para salvar lo que queda de este monte público placentino. Una buena idea. Que cuenten conmigo.