30.10.05

Axiomas

"Cinco axiomas para definir Europa: el café, el paisaje a escala humana y transitable, estas calles y plazas que llevan los nombres de los estadistas, científicos, artistas, escritores del pasado (...), nuestra doble ascendencia en Atenas y Jerusalén y, por último, esa aprensión de un capítulo final, de ese famoso crepúsculo hegeliano, que ensombreció la idea y la sustancia de Europa incluso en sus horas de mediodía"
G. Steiner, La idea de Europa, p. 64.

B. V. Carande

Me cuenta Jesús García Calderón que ha muerto Bernardo V. Carande, el hijo de don Ramón Carande, el escritor, el propietario agrícola, el fotógrafo taurino, el expresidente de la Asociación de Escritores Extremeños... Tantos Bernardos en un sólo Carande. Pena.

Steiner de nuevo

Hay autores de los que uno no se cansa nunca. Es el caso de George Steiner, uno de los grandes pensadores de nuestra época. De él he leído hace muy poco dos libros: Lecciones de los maestros (que se me había quedado atrás por falta de tiempo y de sosiego) y Elogio de la transmisión. En la misma colección en la que está este último (la preciosa Biblioteca de ensayo de Siruela) aparece ahora La idea de Europa. Es una reflexión penetrante, como todas la del autor de Errata. Sabia sin afectación. Dos frases, "Europa está compuesta de cafés" y "Europa ha sido y es paseada", abren las primeras meditaciones de esta conferencia pronunciada en el Nexus Institute de Amsterdam. Por cierto, nada desdeñables son también los prólogos, uno de Vargas Llosa y otro del director y fundador del Nexus, Rob Riemen.
A veces, lo poco es mucho. Eso lo saben mejor que nadie los poetas.

28.10.05

Por ejemplo

Sí, es una anécdota local pero, por lo mismo, puede ser universal.
Ya han conseguido que María Victoria Domínguez, cabeza de lista a las últimas elecciones municipales por el PP, abandone el partido. Lo que no me explico es cómo ha aguantado tanto. Lo de ser militante siempre me ha parecido algo digno de elogio. O de lástima, según se mire. Eso de la obediencia tiene un aire de voto religioso que me cuesta asimilar. El caso es que esta mujer ha dejado su grupo y, sin renunciar a su acta, se ha quedado en el ayuntamiento como concejala no adscrita.
Lo que ha sufrido sólo acierto a imaginarlo. Como casi todos los de aquí, he oído los lindos comentarios de sus otrora compañeros. En especial los que iba divulgando por ahí el que perdió, a su favor, el primer puesto. Insultos de barra de bar, no tenían otro alcance. Viscerales. Obscenamente machistas. No en vano acabó llevando a su antiguo partido a los tribunales por considerar ilegal esa decisión. Luego fundó otro (con el que se presentó a las citadas elecciones para mal de la derecha placentina), aunque ahora sea de nuevo miembro de aquél y con grado incluso de dirigente.
Quien, en última instancia, dio el visto bueno para que encabezara la candidatura es el que al final, indirectamente (para eso se inventaron los esbirros), le ha obligado a dimitir. Sigo admirando la capacidad de ese tipo para cambiar de planteamientos. Eso vale para el proyecto de refinería, para Plasencia y para cualquier cosa. Coherencia se llama esa figura.
Dije una vez, y lo mantengo, que Victoria podría haber sido una buena alcaldesa de esta ciudad. A pesar de su partido, por supuesto. Y digo de su partido, no de sus ideas. No creo que las de esta mujer -una abogada que ejerció como jueza- coincidan con la que tienen estos intransigentes salvapatrias que han ido perdiendo por el camino cualquier atisbo de sano y sensato liberalismo.

Sigue lloviendo

Llueve ininterrumpidamente desde hace horas, en torno a veinticuatro. Esto, que antes era usual, es ahora un milagro. La cara de la gente que va por la calle es de alegría. Ayer tarde, en Garganta la Olla, camino del cementerio, bajo los paraguas, un hombre le decía a otros: "¡qué agua más rica!". Vuelvo a casa con los pies mojados y eso me llena de feliz extrañeza.

Zaga

Se me terminó, ay, el libro de ensayos de Zagajewski (Manolo Borrás acorta y le llama, sin más, Zaga), pero, sin solución de continuidad, he leído (y del tirón) la antología, con prólogo y selección de Martín López-Vega que ha editado, precisamente, Pre-Textos. Para mi gusto, excepcional. Sus poemas me gustan en el castellano de Elzebieta Bortkiewicz, la traductora. Lo bueno de todo esto es que, como existe la relectura, los libros no se terminan nunca. Como los poemas, se abandonan. Y yo los del de Lvov no los dejo por ahora.

24.10.05

Ibero

Estos días no puedo por menos que recordar de continuo a mi amigo Ramón Ibero, extremeño residente en Sabadell y anticatalanista convencido. Bueno, como dice su mujer, Margarita (catalana de nacimiento, por más señas), la gente como él es antiseparatista, pues lo que quiere es una Cataluña unida a España.
Ahora con lo del Estatut está que arde. Normal.
Lo conocí gracias a Fernando Pérez. Es, por cierto, un excelente traductor al que se deben algunas obras notables, sobre todo relacionadas con el arte. No sería extraño que tuvieran en su biblioteca algún libro que haya traducido.
Si me acuerdo tanto de él es porque muchas de las cosas que están pasando ya las había vaticinado. Las tengo por escrito. Y escribe mucho sobre este asunto, vaya si escribe.
No se me olvidará nunca la mañana de agosto en que quedé con él, con Margarita y con su perro en la plaza de Hervás, su pueblo. Se nos unió Ventura Duarte. Ante un comentario del peregrino sobre el nieto del poeta catalán que prologó las Extremeñas de Galán, Ramón se revolvió en su silla, se levantó airado y amenazó con dejarnos allí mismo. Tanto Ventura como yo veíamos poco peligro en el exalcalde de Barcelona. Incluso simpatizábamos con algunas de sus propuestas. Pura inocencia. O ingenuidad, que es peor. De esto hace tres o cuatro veranos. Ibero, sin embargo, le tenía bien calado. A lo que se ve, la razón estaba de su parte. Que antes que socialista era nacionalista es algo que por entonces no teníamos muy claro. Esperemos, con todo, que sus últimos augurios no se cumplan. Estaría encantado de que esta vez fallaran. Si los leyeran, estarían de acuerdo conmigo.

23.10.05

Jordi Doce


Jordi Doce (Gijón, 1967) acaba de sacar en Península el ensayo Imán y desafío. Presencia del romanticismo inglés en la poesía contemporánea. Estoy con él. Fue premio "Casa de América". Aterriza sobre cuatro fundadores de la poesía moderna en España: Unamuno, Machado (Antonio, por supuesto), Juan Ramón y Cernuda y sus relaciones, claro, con la poesía inglesa.
Por si fuera poco, también ha publicado recientemente, además de un libro de poesía (Gran angular, DVD) y otro de aforismos (Hormigas blancas, Bartleby), una antología de un poeta excepcional, Charles Tomlinson (en DVD también).
Eso por no hablar de un libro que edita junto a Sánchez Robayna y que está siendo tan comentado (en privado) como silenciado (en público): Poesía Hispánica Contemporánea (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores), fruto de un polémico curso celebrado en el verano de 2004 en El Escorial en torno a la no menos discutible antología Las ínsulas extrañas.
Que lo lean bien.

22.10.05


En la foto, la oposición del PP en Extremadura. En el centro (es un decir), su líder regional. A su izquierda (otro decir), el alcalde de Badajoz. Como ven, sin vergüenza.

Coincidencias

Anoche se falló el premio "Ciudad de Badajoz". Compruebo que, por segundo año consecutivo, el nuevo jurado de poesía premia dos libros. Uno, qué casualidad, siempre es para un amiguete de los miembros de esa singular pandilla. Uno, bien pensado, sospecha que les da vergüenza premiar libros mediocres (por decirlo suave) y se curan en salud (conciencia, lo sé, la mayoría no tiene) concediéndolo ex aequo. Este año ha ido a parar, por cierto, a un profesional. A un ganapremios, quiero decir. No aprenden. Se obstinan en acentuar su lamentable desprestigio. De ellos y del premio. ¡Qué desconsuelo!

21.10.05


Casa de Cultura "Vázquez Zúñiga" de Ribera del Fresno

Sorpresas

Uno se dice: Ribera del Fresno y teme lo peor. ¿A dónde iré a parar? Y no, resulta que lo que me encuentro es un pueblo precioso, con algunas de las casas más bonitas que he visto en mi vida. Por suerte, ese lugar conserva su memoria. No cedió a la infame piqueta que ha convertidos nuestros pueblos en cualquier cosa.
Allí nació el poeta más importante de nuestro Setecientos, Meléndez Valdés, del que tanto sabe mi amigo (y compañero de blog) Miguel Ángel Lama. O Antonio Salvador, compañero de Universidad del susodicho, con el que hablaba ayer desde allí, cuando sólo vislumbraba Ribera a lo lejos y era incapaz de imaginar las maravillas que encerraba. Mejor, que encierra.
Para colmo, allí hay gente que lee. Funcionan dos clubes de lectura: del Aula de Adultos y de madres de alumnos del IESO (que suena a requiebro caribeño).
Si no fuera por estas cosas...

19.10.05

Cálculos (inútiles)

Me digo mientras conduzco: vivo en Plasencia desde que nací. Durante los tres años que estudié en Cáceres estuve ausente, sí, por más que volviera (casi) cada semana. Lo demás, viajes breves y esporádicos. En 1985 empecé a trabajar en la enseñanza pública. Llevaba ya cinco años dando clases en la privada. Pues bien, desde ese año, y han pasado veinte, sólo he trabajado en Plasencia seis meses. ¿Quién le puede tener miedo al coche y a la carretera? Ayer, Madrid. Hoy, Mérida. Mañana... ¡Ribera del Fresno! Que no decaiga.

17.10.05

Planeta

Me quedo con la anotación que hace en su blog Elena García de Paredes: "Hollywood, Barcelona".

15.10.05

Gaya


Los baños del Tevere

A la vuelta de Madrid, nos enteramos de que ha muerto el pintor Ramón Gaya.

Su pintura me gustaba mucho. Nunca he frecuentado su poesía, pero su libro Velázquez, pájaro solitario me parece una obra excepcional. Es una de esas lecturas que uno nunca olvida.

Precisamente esta mañana visitábamos en Fundación Thyssen la exposición Mímesis. Realismos modernos (1918-1945). No hubiera desentonado una de sus naturalezas muertas al lado de otra de Morandi.

El personaje literario que protagoniza mi poema Diario de un pintor es él. Lo escribí después de ver en televisión un reportaje sobre su vida y su obra donde Gaya era entrevistado.

14.10.05

Estereotipos

Uno tuvo ocasión de escuchar ayer, en Castuera, a la ministra de Cultura, Carmen Calvo. Primero en un acto público -la inauguración del curso escolar de los dos IES de la localidad, donde ella vivió hace años- y después, en privado, durante una comida en la que se mostró locuaz.
La imagen que tenía de ella (y no me refiero a su aspecto físico) no coincide con la que tengo ahora. Me sorprendió gratamente su elocuencia. También su cercanía. Parece mentira que una persona con criterio -y ella lo tiene, ¡vaya si lo tiene!- esté siempre en entredicho. La culpa, como es obvio, no puede ser sólo de los medios. Hay algo que no cuadra. El problema no es, sin duda, que ella no sepa explicarse. Lo hace, nunca mejor dicho, como un libro abierto. ¿Qué ocurre entonces? No lo sé. En lo que coincido con algunos amigos que la escucharon anoche en Badajoz (y también se sorprendieron) es que si, como dijo Wittgenstein, los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo, doña Carmen vive en uno ancho pero no ajeno.

12.10.05

Lectura lenta

Ya lo dije, y lo mantengo, sigue dándome mucha pena que se termine En defensa del fervor. Voy por la página 137. Los dos últimos ensayos que he leído, el dedicado al pintor y diarista Józef Czapski y al poeta y pintor Zbigniew Herbert (del que sólo podemos leer en castellano, y es una lástima, Informe desde la ciudad sitiada, en Hiperión), son excelentes. O eso me parece, claro. Entre anotaciones, subrayados y esos signos personales que uno usa para subrayar, el libro está quedando de lo más mono. Y uno, ya digo, encantado de haber tenido ocasión de conocer esta delicia.
¿Y si mañana le dieran al de Lvov el Nobel? Mejor que no: prefiero leer a mis poetas favoritos sin ese oropel. Que se lo den a Varguitas, que ya le toca.

11.10.05

El pintor de Zagajewski


Józef Czapski (Praga, 1896- París, 1993)
Autorretrato
(1973)

Pacheco

Me alegro de que hayan concedido el premio "García Lorca" al poeta mexicano José Emilio Pacheco. Ha sido uno de mis poetas de cabecera, por más que sus últimos libros ya no me parezcan tan interesantes. Con todo, su Tarde o temprano, en la primera edición de FCE, siempre será uno de los libros que más me ayudaron al principio, cuando uno daba sus primeros pinitos líricos. En especial, las traducciones que contiene. Era aire fresco capaz de conseguir que los poemas de un poeta de provincias respiraran debidamente.

9.10.05

Otoño



Otoño se titula este cuadro de Alex Katz. Por fin ha llegado. ¡Llueve de nuevo!

Canicas


Esta silla es en realidad una escultura. Se titula Canicas y es obra de Horacio Sapere. Pertenece a su serie Poet's room. Cada silla remite a la obra de un poeta. Ésta es la mía, pero no me pregunten el porqué. Lo de la referencia a las canicas, digo.
En una ocasión se mostró en Lisboa, en la Casa Pessoa. Leímos poemas. Cada uno estaba delante de su silla. Algunos se podían sentar en ella, otros... Fue un acto muy bonito, como suelen serlo los que tienen un trasnochado aire vanguardista. De hecho, uno de los poetas leyó mirando a la pared, de espaldas al resto del público.

Extremeños en Obaba

Al día siguiente de que se estrenara en el Festival de Cine de San Sebastián la película de Montxo Armendáriz, Obaba, basada en la novela de Bernardo Atxaga, llegábamos a Tolosa, una ciudad de frontera entre Guipúzcoa y Navarra que dista unos pocos kilómetros de Asteasu localidad natal de Joseba Irazu, el verdadero nombre del escritor, y espacio real de donde surge el territorio mágico que levanta, con voluntad de perdurabilidad, esa formidable historia de historias que es, a fin de cuentas, Obakoak.

Cuando llegamos allí era de noche. Nos había dado tiempo, eso sí, a vislumbrar el color verde de los prados. Lo cierto es que hasta llegar al País Vasco, quinientos kilómetros mediante, todo había sido una sucesión de paisajes planos y pardos (ni siquiera amarillos) de los que la mirada no sacaba sino una inevitable sensación de esplín, más cerca del aburrimiento que del tedio.

Un rato después, al salir del hotel, la lluvia caía con fuerza y el mero hecho de verla era, a estas alturas de nuestra pertinaz sequía, un espectáculo emocionante. No pensaban lo mismo nuestros amigos tolosanos deseosos de que nos la lleváramos con nosotros al volver a casa. Una casa, Extremadura, que ellos abandonaron hace muchos años por causas de fuerza mayor y a la que ahora regresan de vez en cuando para acabar volviendo siempre al Norte; algo demasiado parecido, tantos años después, a su hogar. A ese sentimiento de pertenencia a dos tierras hacía alusión el poema que recitó Filo y que hizo vibrar a los asistentes a la cena del Centro Cultural La Jara. No todos eran extremeños. A esta sociedad gastronómica –que sigue la tradición de este tipo de agrupaciones en el País Vasco- pertenecen gentes de otras regiones a las que acompañaban esa noche las autoridades locales encabezadas por el alcalde, Jokin Bildarratz. Junto a él, otros concejales de su partido, el PNV, y de los otros con representación en el consistorio: PSOE y PP. Ni el talante del joven primer edil ni el del resto de los miembros de la corporación era el que uno está habituado a suponer. Jokin Bildarratz, exsenador y persona influyente en el partido nacionalista (de la nueva línea de Imaz), es un enamorado de Extremadura, como todos los demás. Buena parte de la culpa de esa querencia la tienen Pedro y la citada Filo, presidentes de la Jara, por las actividades que organizan (donde la presencia de productos extremeños es ineludible) y los viajes a la región que cada poco emprenden. Otra, a la buena idea de mantener desde hace años un intercambio entre escolares de Tolosa y La Serena.

Una señal evidente de la pluralidad de ese Centro está en el hecho, nada común, de que les esté permitido cocinar en él a las mujeres. En sentido contrario, una desgracia habitual, algunos concejales iban con escoltas.

Allí conocimos a Miguel Quintas, responsable de las Bibliotecas Escolares de Guipúzcoa (donde hay un bibliotecario escolar en cada centro educativo), gallego de origen pero miembro del Centro Extremeños de Zarautz, donde reside. Por esa villa marinera, donde han veraneado durante años Casas Reales de toda Europa, tomando un café en el restaurante de Arguiñano (visita obligada para propios y extraños), empezó nuestro breve recorrido –con él como guía- por la zona. Uno recordaba que de niño le hablaban de los veraneos de doña María Morales en esa famosa playa. También, cómo no, los del poeta Claudio Rodríguez, que escribió en aquel sitio algunos poemas memorables donde las olas ocupaban el puesto de privilegio que le conceden, sobre todo, los surfistas. Olas que siguieron golpeando nuestro camino por la carretera de la costa, hasta Guetaria y su conocido “ratón”. En el monumento que conmemora el regreso de la expedición de Elcano, pudimos leer el nombre del extremeño Hernando Bustamante, de Alcántara, uno de los cuarenta que volvieron con vida.

Muy cerca, costa y olas adelante, Zumaia. En el paseo, una imponente tienda de productos extremeños, cada vez más apreciados por los vascos, gastrónomos por naturaleza. A ese pueblo fue a parar una abundante colonia de extremeños, la primera hornada de la emigración forzosa. Desde un Campo de Concentración de La Serena hasta un Campo de Trabajo, mano de obra regalada para una fábrica de cemento.

Veintitrés años nos separaban de nuestra última visita al Monte Igueldo. Los cacharritos de su parque infantil despiden el mismo aire melancólico de entonces. Las vistas de San Sebastián y de La Concha, con todo, siguen siendo magníficas. Tiempo nos dio aún de mojarnos con las salpicaduras de las olas del Paseo Nuevo y de palpar algo del ambiente de esa elegante ciudad que para algunos es, sin duda, una de las más bonitas del mundo.

De regreso, la escala en Palencia, con paseo obligado por su mítica Calle Mayor, nos devolvió a nuestra vida provinciana, tan lejana de la de aquel paraíso luminoso y cosmopolita.

(HOY)

Arcadi Espada y el blog

“No es fácil definir qué es un blog. Desde luego, es un diario desde muchos puntos de vista: se escribe cada día con regularidad ferroviaria (al menos en mi caso) y suele tratar de los asuntos cotidianos, estén en la cabeza o en el exterior abordable del escritor. Pero un diario que se da a conocer de inmediato resiste mal las convenciones vertebrales del género. Dejemosaparte los cuadernos que se escriben con el absoluto convencimiento de que no van a publicarse en vida del autor, los llamados diarios secretos. Pensemos en algo más aproximado a nuestros propósitos: un diario que se escribe con el objetivo confesado de publicarlo. Pues bien: hasta la irrupción del blog era inconcebible imaginarlo sin que mediara un tiempo entre la escritura y la publicación. Aunque el escritor de diarios jure y se jure que a la hora de publicarlo no alterará la escritura original que se va acumulando en el cajón, la posibilidad de corregir, seleccionar y destruir está siempre viva. Hay una red. En el momento de la verdad la red podrá usarse o no. Pero uno escribe sobre ella.
Las precauciones de la escritura en directo son por fuerza mayores. Creo que esta característica impide que el blog pueda identificarse con un diario más o menos convencional. Y lo acerca al periodismo”.

8.10.05

Jacobo Siruela dixit

“Lo único estimulante hoy es tener la suficiente libertad como para hacer todo lo contrario de lo que marcan los hábitos y pautas editoriales del último cuarto del siglo pasado. Es decir:

– Hacer pocos libros en lugar de muchos. Se trata de elegir, no de abarcar.

– Dedicar todo el tiempo que requiera cada uno de los libros en su realización, en lugar del menos posible ‘porque es más rentable’.

– No seguir las pautas del mercado, sino intentar adecuar al mercado tus propias propuestas.

– No buscar nada nuevo ni ‘original’ en el diseño, sino algo auténtico y perdurable. Lo nuevo es lo que antes envejece.

– Tratar de buscar belleza –es decir, armonía de formas y colores– frente al relativismo (un poco gregario) de las estéticas instantáneas.

– ¡Guerra al plástico! Es un material anticuado y desagradable. Las encuadernaciones plastificadas son una rémora del siglo pasado. El plástico representa el triunfo de lo funcional frente a lo sensual. Y la sensualidad es el mejor acompañante de lo intelectual.

– Revindicar la encuadernación en papel, un material más acorde con el sentido del tacto. Estudiar a fondo todos los problemas que esto puede producir para la durabilidad del libro.

– Estudiar que el libro pueda abrirse perfectamente en las manos. (Lo contrario es una descortesía elemental con el lector).

– Cuidar al máximo las tipografías, interlineados, espacios blancos para los dedos, tamaño de la letra, etcétera. Son los fundamentos para un buen uso del diseño”.

Zona templada



Es una pequeña joya. Un libro de muy pocas páginas que recoge un ensayo del novelista norteamericano Jonathan Franzen (nació en Illinois en 1959, tenemos la misma edad) que se había publicado en The New Yorker y The Guardian. El prólogo, excelente también, es de Gustavo Martín Garzo. Recomiendo que se lea después del texto de Franzen, para que la sorpresa que éste encierra sea mayor. Aparece en la colección Únicos de Seix Barral.
De Franzen leí con entusiasmo Cómo estar solo, un libro de ensayos que publicó también la misma editorial barcelonesa. Su cubierta, por cierto, es preciosa.

7.10.05

Monasterios

Cuenta el inefable José-Miguel Ullán en El Cultural algo que le dijo Octavio Paz poco antes de morir: "Volverán los monasterios. No en su forma pasada, con la religión en el centro, sino como refugio para aprender de nuevo a mirar, a oír y a pensar en todo aquello que no le interesa al mercado".

4.10.05

Contemplando la luz


Un cuadro de Pieter de Hooch al que hace alusión Zagajewski

En defensa del fervor

A trancas y barrancas va uno leyendo este libro de mi admirado Zagajewski que publica El Acantilado. Porque el tiempo no da más de sí y porque libros así no puden leerse deprisa. Llevo cuarenta páginas y ya sé que me va a doler que se termine.
El polaco, si se me permite el exceso, es ya un amigo. Así lo siento. El poeta y, lo que es mejor, su libro. Éste y los otros suyos que ya he leído.
Tienen suerte los jóvenes poetas que ahora se están formando de toparse con este sabio de Lvov. También tuvimos maestros, es cierto, pero no estaba entre ellos el autor de En la belleza ajena. Con gran oportunidad nos recuerda una frase de otro poeta admirable, Philippe Jaccottet: "Il n'est pa de poésie sans hauteur". Y es verdad: no hay poesía sin altura. Por eso la de buena parte de mi generación es tan bajita.

Alguien que lee

Lo recuerdan José Antonio Marina y María de la Válgoma en su (a ratos) interesante libro La magia de leer. Lo dijo, al parecer, el general argentino, Jorge Rafael Videla: “Un terrorista no es sólo alguien con un arma de fuego o una bomba, sino una persona que disemina ideas contrarias a la civilización occidental y cristiana. Alguien que lee”.

No pudo ser

Ya se ha fallado en Premio Nacional de Poesía y ha ido a parar al veterano poeta José Corredor-Matheos, por su libro El don de la ignorancia, publicado en la colección Nuevos Textos Sagrados de Tusquets Editores. Es un libro que aún no he leído, pero que está hace tiempo en la estantería. Aprovecharé la coyuntura, cuando haya tiempo.
A ver si con el narrador extremeño tenemos más suerte.

Preguntas

¿Será el libro de Ángel Campos Pámpano que resultó premiado con el "Extremadura a la Creación" el que gane mañana el Nacional de Poesía? ¿Tendrá Ibarra -también en esto- razón?
¿Volverá a pasar lo mismo con otro autor extremeño, que también ganó el "Extremadura", en el Nacional de Narrativa que se fallará próximamente en las mismas salas del Ministerio de Cultura?