30.3.08

Parque Fernando Pérez

El ayuntamiento de Cáceres, en un gesto que le honra, ha decidido poner a un nuevo parque el nombre de Fernando T. Pérez González. Al lado de las calles Albert Einstein y Severo Ochoa, una excelente compañía para alguien que amó tanto la historia y la literatura como la ciencia. Por suerte, no todo son patatales.

29.3.08

Noticias (extremeñas) de Tusquets

Recojo en el apartado el boletín de novedades abril-julio de Tusquets. Voy hojeándolo y me encuentro con la nueva cubierta de Campo de amapolas blancas, de Gonzalo Hidalgo Bayal, la novela corta que publicara en su día la Editora Regional en La Gaveta. Me gusta la fotografía elegida (dos muchachos riendo desde el maletero de un coche) y releo con alegría los elogios que destacan los editores, palabras de Ferlosio, Landero, Pozuelo Yvancos, Conte...
Unas páginas más adelante es otro paisano, Eugenio Fuentes, el que presenta -como en el caso de Gonzalo- una nueva edición en Tusquets de su novela El interior del bosque. Me acuerdo de la noche en que el vecino de enfrente -entonces, Eugenio- llamó a nuestra casa para decirnos que había ganado el premio Alba/Prensa Canaria. Mucho mundo ha recorrido esta historia protagonizada por el detective Cupido.
Más adelante -pasados abril, mayo y junio-, ajustándose a su título, se da noticia del nuevo libro de uno, Desde fuera. Me gusta cómo queda la cubierta con el dibujo que el pintor placentino Emilio Gañán ha cedido, generosamente, para la ocasión.
En fin, por cosas así, hechos y no quimeras, sostenemos algunos que la nave va. No es poco.

27.3.08

Martín de Riquer

"No estoy en condiciones de hacer un discurso mínimamente correcto en lo sintáctico y lo retórico, porque estoy emocionado como nunca, si es que esto que siento lo es. Me extraña que les interese que hablen de mí. Muchas gracias", dicen que dijo ayer Martín de Riquer en la presentación de su monumental biografía. La vi en Barcelona hace unos días, encima de una mesa de novedades. Me llamó la atención, claro. Uno también admira a este sabio sin énfasis al que nunca ha estorbado la erudición. Fue muy emocionante para mí conocerlo personalmente hace un par de años, cuando (un honor) me senté junto a él en una mesa redonda en torno a José María Valverde, que coordinó, of course, Francisco Rico. Estaba ya muy mayor y parecía seriamente enfermo. Con todo, lo poco que dijo de su viejo amigo valió por casi todo lo que dijimos los demás (que sabrán perdonarme).
Esperaré a que salga en junio la traducción del libro en castellano. Su vida bien merece ser leída. Con semejante devoción con la que algunos hemos leído sus traducciones, estudios y ensayos. Con todo, como dicen de su amigo Valverde (con quien firmó la interminable Historia de la Literatura Universal, rescatada ahora por Gredos), la de profesor debió ser su mejor faceta. Por desgracia, de eso uno nunca podrá dar fe.

Al más allá (en clave)

El patatal, Fernando, prospera como nunca. Ganas dan de exiliarse.

26.3.08

Uno de los nuestros

"Me siento muy orgulloso de formar parte de un Ministerio dirigido por un poeta (César Antonio Molina) y de un Gobierno que tiene la sensibilidad de poner los programas de politica cultural en manos de personas que no somos politicos profesionales, Bromeando con gente de la cultura, les digo, "yo soy uno de los nuestros"".
José Jiménez, Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales, Luces de Cultura.

25.3.08

Opiniones contundentes

Que conste: a uno las opiniones contundentes de Andrés Ibáñez no le cabrean. Al revés. Para celebrarlo, tengo entre manos El perfume de cardamomo, sus "cuentos chinos", con introducción de otra firma ejemplar del ABCD: Félix Romeo.

El escritor y la violencia política de su país

No me consta la existencia de un código moral al que hayan de sujetarse los escritores en el desempeño de su labor literaria. Dicho de otro modo, la circunstancia de que un escritor sea un hombre de paz, respetuoso con sus congéneres y amante, pongamos, de la naturaleza y de los hábitos culturales en que se crió, no garantiza poco ni mucho la excelencia artística de sus obras, como tampoco la excluye el hecho de que él practique en su vida privada la ruindad.
Nadie está legitimado para exigir al escritor una conducta determinada. No digamos ya una determinada fe. Hacer tal cosa (y se hace con bastante más frecuencia de lo que muchos creen, a veces por la vía dulce de la subvención, del premio institucional o de prebendas varias) obliga al escritor a crear sus obras al dictado. Queda entonces irreparablemente desvirtuado el sentido primordial de su oficio, que no es otro que el ejercicio libre de la palabra escrita. Y un escritor sometido es una de las criaturas más dignas de lástima que se pueda uno imaginar.

En tanto que ciudadano, a un escritor lo afectan idénticos derechos y obligaciones que a los demás miembros del colectivo social. Pero un escritor no es, en cuanto tal, se diga lo que se diga, un ciudadano común y corriente, o al menos no lo es a la manera como sabemos que lo son el panadero o el dentista, pongo por caso, a quienes no se les hace objeto de reclamaciones morales cuando cuece el uno pan, empasta el otro una muela, por mucho que constituya un valor moral positivo el que despachen bien la tarea por la que se les remunera. Lo cierto es que ni el pan ni el empaste tienen la capacidad de repercutir ideológicamente en las conciencias de los comensales ni de los pacientes. El escritor, en cambio, dispone, si se empeña, de esa capacidad que puede llegar a convertirlo, a ojos de algunos, en un sujeto incómodo, incluso peligroso.

Para empezar, emplea un instrumento, la lengua, de propiedad colectiva, sin el cual está más que probado que el ser humano nunca sabrá definirse a sí mismo ni como individuo ni como elemento integrador de una masa social. El hombre no sabe ser sin lenguaje, una característica suya que lo hace desde la infancia vulnerable a la manipulación y al adoctrinamiento. También el escritor, aunque por falta de perspectiva no atinemos a calibrar con exactitud en qué medida, interviene en los hábitos lingüísticos y en los modos de pensar de los ciudadanos de su época y acaso de los del porvenir. Poco puede en apariencia hacer un escritor, con el solo ejercico de la palabra escrita, para introducir cambios y mejoras en la realidad; pero en su mano está, no obstante, analizarla y reproducirla en sus libros, dejando de ella su testimonio particular, sazonado de palabras más o menos perdurables, de pensamientos, de refutaciones, de imágenes y de todos esos recursos con que él elabora comúnmente su arte cuando no le falla el talento.

Así y todo, tanto como el escritor se encuentra delante de la realidad de su tiempo y toma de ella cuanto juzga necesario o útil para su arte, la realidad se encuentra asimismo delante de él interpelándolo a todas horas, formulándole preguntas a menudo relacionadas con sucesos trágicos o escandalosos. En tal sentido, el asesinato el otro día de ETA en Mondragón es una pregunta con su correspondiente expectativa de respuesta. La reacción inmediata por escrito compete al informador de prensa. Se supone que no hay titán de las letras capaz de redactar una novela de trescientas páginas a las pocas horas del crimen. Quizá un poema de urgencia, con el inconveniente añadido de su precaria difusión.

Pero tampoco caben muchas dudas acerca del hecho de que la respuesta de los escritores entraña no solo una opción moral voluntaria, sino también y sobre todo una opción artística. Y ya pocos ignoran que sobre la acción criminal de ETA la literatura vasca se ha expresado de manera insuficiente hasta la fecha, con notorios silencios, por cierto, que para algunos formarán parte acaso esencial de sus obras completas.
No se trata tan sólo de abordar en la obra personal, al modo de quien cumple un trámite, el tema de la violencia política con que hemos sido obligados a convivir, unos más de cerca que otros, por quienes la ejercen desde hace cuatro décadas largas, imbuidos de la convicción perversa de estar construyendo un paraíso nacional con todos los métodos que ponen a su alcance la demagogia, la destrucción y el mal. Es, más bien, una cuestión de simple dignidad, de grandeza de corazón y, si no es mucho pedir, de coraje. Porque un pueblo que tolera la violencia social no es un pueblo, sino un rebaño. Y un escritor que calla, una oveja amparada en las posibilidades de supervivencia que le aporta su docilidad.
Nadie es culpable de su miedo. A nadie se le puede exigir que se comporte como un héroe en su sociedad sometida al terror. Pero quizá constituya un comienzo de respuesta transmitirles a las generaciones futuras que no supimos o no nos atrevimos a afrontar las preguntas urgentes que nos planteó nuestro tiempo histórico. Que dicha tarea literaria queda en parte pendiente, y digo en parte porque sería injusto ignorar que algo de tinta admirable y lúcida, aunque poca, ha corrido. Que, sintiéndolo mucho, no acertamos ni a describir ni a interpretar con palabra libre la historia sangrienta de los vascos de ayer y hoy. Que la literatura de otros, ya que no la nuestra de ahora, tendrá que contar algún día, desde una perspectiva menos favorable, cómo se vivió y se sintió y se padeció individualmente aquel espantoso derrumbe moral de nuestro país asociado a la crueldad de una pandilla de fanáticos a los que no se pudo (¿no se quiso?) parar a tiempo.

Fernando Aramburu

(Me ha remitido este texto Francisco Javier Irazoki)

24.3.08

Carta de Barcelona

Hemos pasado la Semana Santa en una ciudad donde, por suerte, no existe. Tampoco esperaba uno tanto frío y... Se ve que lo normal no siempre es lo previsible. Que se lo digan si no a Rajoy.
Viajes al margen (no muy malos, a pesar del tráfico y, a la vuelta, del viento y hasta de la nieve), los días se nos han ido en pasear por los alrededores del piso de la familia (Diagonal, Casanova, Muntaner, Gracia...), en bajar al mar (mi hijo no conocía Barcelona y, en consecuencia, tampoco la catedral -ni la del Mar ni la otra-, Las Ramblas, La Boquería...), en subir a Montserrat en el aeri (para escuchar a la Escolanía), etc. Todo muy típico, como les corresponde a unos turistas.
Tal cual suele ocurrir, nos encontramos con unos paisanos en la puerta del Parque Güell y vimos de lejos a un concejal del pueblo en un área de servicio de la autopista. Lo de siempre, ya digo.
En fin, no pude dedicarle el tiempo que hubiera querido a las librerías (bastó, para matar el gusanillo, una breve visita a Áncora y Delfín) ni a otras cosas que hubieran merecido la pena: ver a los amigos que allí viven y escriben, por ejemplo. Ellos comprenderán que uno iba de incógnito.

17.3.08

Referencias bibliográficas

Por si a alguien le interesa, además del poema de ABCD las Artes y las Letras, uno ha publicado recientemente sus versos en dos revistas. Con el título “Cinco poemas de amor”, en el número 9 de la Revista Iberoamericana SERTA (Poesía y Pensamiento Poético), que edita la UNED. De otro lado, han aparecido dos largos poemas narrativos en la Revista de Arte, Música y Literatura SIBILA (nº 25), que dirige Juan Carlos Marset.

16.3.08

Desde fuera

Ayer apareció en ABCD las Artes y las Letras, en la sección Uni-versos (que coordina Amalia Iglesias), este poema inédito. Abre mi próximo libro, que lleva el mismo título. Está previsto que salga en junio. Como los dos anteriores, lo publicará Tusquets.

DESDE FUERA

A César Simón, in memoriam

Vivir es deslizarse, repetiste,
captar nuestra existencia de soslayo
o verla desde lejos, en lo alto,
con la perplejidad del que contempla.
Los que te conocieron aseguran
que tu viviste así, que no hubo nada
ni nadie que pudiera desviarte
ni un ápice siquiera de ese trazo
que le diste por fin a tu camino.
Esa senda emboscada conducía
a una casa perdida entre los páramos.
Sobre aquel pedregal erosionado,
bajo la ardiente luz de los veranos,
una sombra precisa dibujaba
el estupor final de tu extravío.
En ese santuario estableciste
una visión del mundo peligrosa.
Rogabas a los dioses con frecuencia
que no nos castigaran con desgracias
(capaces en su ardor de destruirnos)
sin antes enseñarnos lo importante:
la frágil transparencia de la vida.

15.3.08

La Biblioteca de Barcarrota

El pasado lunes, el programa Hoy por hoy (Cadena SER) emitió un reportaje dedicado a la Biblioteca de Barcarrota. Uno se felicita por ello, claro. Es una historia hermosa que da cuenta de una Extremadura alejada de los tópicos tremendistas que tanto nos han perjudicado. Eso sí, no puedo por menos que expresar mi asombro pues en casi veinte minutos de programa ni una sola vez se mencionó a la Editora Regional de Extremadura que es quien ha puesto a disposición de los lectores las sucesivas ediciones de los libros encontrados en Barcarrota para que ese tesoro no quede encerrado (emparedado otra vez) entre los muros de la Biblioteca de Extremadura.
Siete de los diez libros de la Biblioteca ya han sido publicados por la Editora. El último, Lengua, de Erasmo (seguido de La mala vergüenza, de Plutarco), acaba de aparecer. De la traducción, introducción y notas se han ocupado tres profesores de la Universidad de Extremadura: César Chaparro, Luis Merino y Manuel Mañas.

De cada volumen se tiran dos ediciones: la arqueológica, que reproduce el libro tal cual es (era), y la rústica, facsímil también pero encuadernada en tela y no en piel u otros materiales. Las diferencias de precio son, por eso, considerables.
En fin, insisto: me agrada que se hable de algo que merece la pena. Lo que lamento es la oportunidad perdida de poder informar a los oyentes de Francino (el redactor Daniel Suberviola se ha disculpado por el olvido) de la existencia de las mencionadas ediciones.
Para más información sobre la Biblioteca, pinche aquí. Miguel Ángel Lama
dixit.

13.3.08

I. V.

Se me antoja una rareza que en un país tan pequeño, Uruguay, y en un siglo tan poético, el XX, hayan coincidido dos excelentes poetas coetáneas de nombres tan parecidos: Ida Vitale e Idea Vilariño. Uno es más de la primera, que conste, pero, como Isabel Sánchez y Antonio Muñoz Molina, estoy encantado de leer estos días su poesía completa, publicada por Lumen.
Para alguien, en fin, lleno de prevenciones hacia la poesía amorosa (leída o escrita), han sido todo un feliz descubrimiento sus poemas de amor.

12.3.08

De una conversación

Vicente Valero —Con frecuencia le gusta diferenciar poesía y literatura. ¿Qué las aleja y qué las aproxima?

Antonio Gamoneda –La literatura es, ciertamente, una producción grandiosa en su conjunto, pero la literatura es ficción y la poesía realidad, y es en esta realidad donde se produce la amplificación y la intensificación de nuestra conciencia y no en la ficción. La literatura representa o se refiere, la poesía crea y revela. Dicho de otra manera: la poesía no imita a la vida, es una parte de la vida, una emanación de la vida. Por esto mismo es una realidad y no un realismo. El realismo no es más que opción estilística. Y hay que añadir que la poesía «es» con independencia de género en que se manifiesta. Para aludir a su condición esencial, no será inoportuno acudir a Aristóteles, que venía a decir que la poesía es «el género que carece de nombre».

En La miranda, suplemento cultural del Diario de Ibiza.

Mañanitas

Da gusto conducir mientras amanece. Y, por eso, hacer el viaje con luz. Esta mañana, a las 7, cuando salía de Plasencia, ya clareaba sobre Santa Bárbara. Por el Tajo, la nubes rojas y el cielo azul me recordaban las feroces nieblas de los últimos meses. Las mismas que me han compañado desde Cáceres hasta Mérida. Eso me pasa por evocar.
Como cada día, esas fugaces visiones tenían como sonido de fondo el de la radio. A esas horas escucho tres emisoras. Voy de la SER a RNE pasando por Canal Extremadura. Escucho a Francino, a Lucas y a Macías. En sus debidos momentos. Sigo sin resignarme y, ya en Mérida, me indigno un momento con el impresentable. Poco bien le ha venido que vuelva a ganar Zapatero. Contra él (y a partir de ahora contra Rajoy) vivirá aún mejor. Eso sigue sin ser pecado.

6.3.08

Pregunta

El "turolense de pro" que Rajoy tiene en su equipo ¿es Pizarro o Jiménez Losantos?

5.3.08

El blog de Pla

"Com que una de les coses que més m'ha entretingut ha estat la lectura de memòries i papers personals, decideixo de començar aquest dietari." Esta cita del autor del Quadern gris abre el bloGQ. Hace 90 años, Pla se adelantó a su tiempo.

3.3.08

Molino

Si no fuera porque hace mucha falta el agua, el de ayer habría sido un día perfecto. De primavera adelantada. Hacía tiempo que uno no se sentaba al sol y leía tanto rato seguido, a solas y en silencio. Viajé a la Provenza de la mano de Vicente Valero y allí me encontré con Petrarca, Cézanne, Mallarmé, Char, Camus, van Gogh... Después de la preceptiva paella, dimos el acostumbrado paseo y vimos algunos cerezos en flor. Con el mismo asombro de la primera vez. En la fuente de los alisos, me lavé la cara. En invierno sólo me refresco las manos. En verano me mojo incluso la cabeza. Al fin y al cabo, "lo mejor el agua", que diría Juan Antonio González-Iglesias, al modo de Píndaro. La tarde dio para leer Bajo el signo de Horacio, la admirable defensa de la poesía que escribió el salmantino para su cita en el ciclo de la Fundación March.
Para disgusto de Alberto, su madre quemó en la chimenea la papelera que ha estado debajo de mi mesa de trabajo durante los últimos veinticinco años. Al arder, parecía una pequeña celosía de Cristina Iglesias. Fue un momento. El olor del mimbre quemado me llenó de nostalgia.

1.3.08

La poesía de Hidalgo Bayal

El primer libro del novelista Gonzalo Hidalgo Bayal fue de poesía. Certidumbre de invierno se publicó en la colección La Centena, un invento del genial Antonio Gómez (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1986). Ahora se puede leer al completo en el blog del placentino de Higuera de Albalat. Muy pronto, por cierto, llegarán nuevos poemas. En una antología guadalupense.