11.9.10

Azufaifo

Satta habla en su novela de las "bayas rojizas, un poco marchitas" del azufaifo. Añade que don Ludovico "llenaba con ellas los bolsillos de los nietos". Uno ha podido comprobar que ya están a punto -algunos incluso por el suelo- los humildes frutos que da ese exótico árbol de nombre tan hermoso. Y lo sé porque un ejemplar está plantado en el patio del colegio. Me cuentan que lo trajo un maestro de un viaje por Tierra Santa. Más de un compañero ha querido plantar, a partir de éste, uno en su huerto y al parecer ninguno ha prosperado. Todavía no he comido esas bayas que al madurar adquieren, al menos aquí, un tono marrón. De este año no pasa.