19.7.05

Intempestiva

La poesía suele serlo. O debe de serlo, no sé. A destiempo, leo un libro intemporal que habla de cosas que carecen de edad y de atmósferas que pertenecen al mundo de la memoria. Se trata de La pared amarilla. Su autor, Carlos Pujol, un poeta y traductor secreto pero, a lo que se ve, necesario. Está publicado por Pre-Textos, en su colección más bonita: La Cruz del Sur. Dice el colofón que es un libro del 2002, pero yo no me lo creo. Me alegro de haber dado con él y de haber podido leerlo en el molino, bajo la parra. Aquella quietud campestre se acompasa bien a la de los poemas de Pujol, en busca del misterio más claro: el de la pintura de Veermer de Delf.