El pasado fin de semana dos reportajes daban buena cuenta de la nueva arquitectura extremeña. Uno, titulado Extremadura se reinventa, lo firmaba Anatxu Zabalbeascoa en el suplemento Babelia de El País. El otro, del escritor y periodista Liborio Barrera, aparecía en El Periódico Extremadura. En ninguno de los dos faltaba, claro está, la referencia a la nueva Casa Sacerdotal placentina.
Uno, que pasa casi a diario por Casar de Cáceres, no ha visto todavía la Estación de Autobuses de Justo García, otra de las obras citadas.
Ya lo he dicho otras veces: me gusta que salgamos en los papeles por estas cosas. Las que dan sentido a eso que llaman Marca Extremadura, que no sino una manera de denominar a nuestra incipiente modernidad.
Ya lo he dicho otras veces: me gusta que salgamos en los papeles por estas cosas. Las que dan sentido a eso que llaman Marca Extremadura, que no sino una manera de denominar a nuestra incipiente modernidad.