Esta tarde, en el campo, después de dar el paseo (el "corto", en compañía de Yolanda y Alberto, una novedad), he terminado, delante de la chimenea encendida, la antología de Ponç Pons, Llamas escritas. No me ha decepcionado leer por extenso al poeta menorquín. Al revés. He encontrado una especie de alter ego poético, algo que sospechaba. No he leído a otro, me he leído en él, parafraseando a Pacheco. Ahora sé que aunque no se llame Menorca, también uno vive en una isla. Es muy parecida a la suya. A la suya, preciso, antes de la destrucción. "L' aventura és escriure". Escriviure (escrivivir), por decirlo aún mejor.
Me he propuesto escribir sobre la experiencia de esa intensa lectura. Sí, como dice otro poeta insular, Paco León (en Ábaco, su diario recién publicado), "leer es una forma de vida" que nos transforma. Después de leer la poesía de Pons uno ya es (aproximadamente) otro.
Me he propuesto escribir sobre la experiencia de esa intensa lectura. Sí, como dice otro poeta insular, Paco León (en Ábaco, su diario recién publicado), "leer es una forma de vida" que nos transforma. Después de leer la poesía de Pons uno ya es (aproximadamente) otro.