Me refiero a mi tío, como dice Basilio Sánchez. Anoche inauguramos la exposición que recoge, mediante imágenes y palabras, la vida de un extremeño universal que tocó, ¡y cómo!, casi todos los palos de la literatura: la poesía, ante todo y sobre todo, el ensayo, la traducción, etc. Como maestro, fue inigualable, ¿verdad Ignacio? Montse Lavado, la comisaria de la muestra, y Efi Cubero, que nos puso en contacto con la Universidad de Barcelona, se acercaron para participar en la celebración. Se quería discípulo de Machado y a buen seguro que lo consiguió. Su espíritu, mal que le pese al ayuntamiento cacereño (que prefirió manifestarse contra el gobierno a estar presente en un acto que sumaba en la carrera hacia la capitalidad cultural), sigue vivo en esa ciudad gracias al Aula Literaria que lleva su nombre. Por eso Miguel Ángel Lama sí estuvo.