24.5.07

Mesanza

Me he traído de Mérida el último libro de Julio Martínez Mesanza, Entre el muro y el foso (Pre-Textos). Para mí, todo un acontecimiento. Desde 1996 no publicaba poesía. Leí entonces Las trincheras en el atrio de la iglesia de Taramundi. Lo recuerdo perfectamente. Siempre he sentido debilidad por su poesía. Sus endecasílabos son, en rigor, memorables. Tampoco tuve nunca problemas con la persona. No siempre pasa. Leímos una vez juntos en Cuenca, en la Menéndez Pelayo. De aquél día, lo (in)digno de ser recordado no fueron los poemas. Nuestro común presentador recurrió a ciertos tópicos (como todos, infundados) sobre su poesía y uno tuvo en el debate una buena agarrada, por culpa de un vulgar malentendido, con uno de Rota.
Menos mal que la poesía está por encima de estas cosas. Y no cesa.