Ayer, del tirón, leí el nuevo libro de Julián Rodríguez. Bueno, paré al llegar a las páginas finales, las que dedica a sus últimas horas con Fernando Pérez; el emotivo pero necesario relato que ya leyera en Badajoz, en el homenaje al "entonces" director de la Editora. Lo he vuelto a leer esta mañana, cuando amanecía.
Ya he confesado mi debilidad literaria (también personal) por Julián Rodríguez. No oculto, con todo, que mi predilección se centra en el ciclo Piezas de resistencia, del que Cultivos es la segunda entrega, tras Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás. No me ha decepcionado, al revés, este "volumen de memorias, un diario, un cuaderno de notas" que es, sobre todo, a pesar de su poesía, una novela. Y un ensayo, puedo añadir. ¡Quién dijo géneros!
No cabe duda de que mi condición de extremeño ha ayudado. O, mejor, que ese azar hace que mi lectura sea distinta, supongo, a la de un catalán (valga el tópico) o un murciano (otro). Más aún si tengo en cuenta que mi procedencia, al contrario que la suya, no es rural. Para mi desgracia, nunca he tenido un pueblo; ni un Ceclavín ni un Las Mestas. Lo importante es que la pregunta de Fernando: "¿quién escribirá esta región, esta tierra?", queda contestada. Es sólo una respuesta, sí, pero sustancial a mi modo de ver. Más con la que está cayendo.
Volveré sobre el libro, claro. Para cultivarme. Falta nos hace.
Ya he confesado mi debilidad literaria (también personal) por Julián Rodríguez. No oculto, con todo, que mi predilección se centra en el ciclo Piezas de resistencia, del que Cultivos es la segunda entrega, tras Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás. No me ha decepcionado, al revés, este "volumen de memorias, un diario, un cuaderno de notas" que es, sobre todo, a pesar de su poesía, una novela. Y un ensayo, puedo añadir. ¡Quién dijo géneros!
No cabe duda de que mi condición de extremeño ha ayudado. O, mejor, que ese azar hace que mi lectura sea distinta, supongo, a la de un catalán (valga el tópico) o un murciano (otro). Más aún si tengo en cuenta que mi procedencia, al contrario que la suya, no es rural. Para mi desgracia, nunca he tenido un pueblo; ni un Ceclavín ni un Las Mestas. Lo importante es que la pregunta de Fernando: "¿quién escribirá esta región, esta tierra?", queda contestada. Es sólo una respuesta, sí, pero sustancial a mi modo de ver. Más con la que está cayendo.
Volveré sobre el libro, claro. Para cultivarme. Falta nos hace.