En los tiempos del e-mail y el sms, le sorprende a uno que alguiien te llame al teléfono fijo o te escriba una carta. A lo primero recurrió Francisco Javier Irazoki que me telefoneó desde París para decirme que había leído Desde fuera. Se deslizan palabras que a uno le confortan, claro, y después hablamos de los viejos molinos de las familias de nuestras mujeres (otra cosa que nos une), de las reparaciones que han tenido que hacer en el tejado de pizarra y de los hijos (que ayudaron, por pedagogía, en el empeño) y, en fin, de cómo seguimos en la brecha, pergeñando a ratos algún que otro poema.
De lo segundo se ha servido Luis Javier Moreno para acusar recibo del mismo libro, con letra grande y redonda, tan clara como él.
Por usar una expresión muy del gusto de Bernardo Atxaga, estos amigos son gente "de verdad", no cabe duda. Y uno se honra de tenerlos, aunque sea lejos Y se alegra cómo no, de que llamen de vez en cuando por teléfono y de que escriban cartas que parecen sacadas de un archivo.
De lo segundo se ha servido Luis Javier Moreno para acusar recibo del mismo libro, con letra grande y redonda, tan clara como él.
Por usar una expresión muy del gusto de Bernardo Atxaga, estos amigos son gente "de verdad", no cabe duda. Y uno se honra de tenerlos, aunque sea lejos Y se alegra cómo no, de que llamen de vez en cuando por teléfono y de que escriban cartas que parecen sacadas de un archivo.