Ya tenemos una nueva denominación de origen en Extremadura. La de los corderos, Corderex; la de los escritores, Escritorex. Cómo se habrá quedado el de la ocurrencia... El caso es que, a diferencia de lo que ha venido ocurriendo con la torta del Casar, la cereza del Valle del Jerte y el pimentón de la Vera, el consejo regulador (la Biblioteca Regional; esto es, su director) no ha sido demasiado exigente con el control de calidad. Y debería haberlo sido. Por respeto institucional. Y por el carácter público del invento. Así, después de encargar a Laura Covarsí -una artista de sobra competente- que fotografíe a veinticinco escritores de la tierra con motivo del XXV aniversario del Estatuto de Autonomía, ni entre los elegidos están todo los que son, cosa lógica, ni, ay, son todos los que están. Se trataba de aventurar un presunto canon. De fijar cierta excelencia, quiero decir. De ser rigurosos, vamos. La excusa era, ya se ve, solemne. Haber nacido por aquí y publicado algún libro no debería bastar. Eso lo hace cualquiera.
Lo peor no es esto. Doy en pensar que lo de "Compañeros de viaje" en el antetítulo de la exposición lo han puesto por aquello del tráfico... pero de influencias. Presunto, claro. Sí, por segunda vez consecutiva y en el mismo sitio, alguien utiliza su privilegiada posición política para subirse al carro de la fama lírica regional y hacerse, de paso, el nombrecito que sus libros no le han proporcionado a lo largo de estos cinco lustros de paz. Con el visto bueno del consejo regulador, of course. Y la proverbial ignorancia (o no) de los de arriba. Menos mal que hablamos de literatura. Y eso, total, a quién le importa. Ya todo es crisis.
Por si me lee algún despistado, renuncié hace meses a figurar en el elenco. No he sido el único. A uno le bastó con leer un nombre de la lista. Y en recordar a los silenciados. ¿Orgullo? Puede. Lo dejaría, con todo, en mera decencia. Cuestión de tragaderas. Sólo eso. No se puede estar todo el rato mirando para otro lado. Y menos con la que está cayendo.
Lo peor no es esto. Doy en pensar que lo de "Compañeros de viaje" en el antetítulo de la exposición lo han puesto por aquello del tráfico... pero de influencias. Presunto, claro. Sí, por segunda vez consecutiva y en el mismo sitio, alguien utiliza su privilegiada posición política para subirse al carro de la fama lírica regional y hacerse, de paso, el nombrecito que sus libros no le han proporcionado a lo largo de estos cinco lustros de paz. Con el visto bueno del consejo regulador, of course. Y la proverbial ignorancia (o no) de los de arriba. Menos mal que hablamos de literatura. Y eso, total, a quién le importa. Ya todo es crisis.
Por si me lee algún despistado, renuncié hace meses a figurar en el elenco. No he sido el único. A uno le bastó con leer un nombre de la lista. Y en recordar a los silenciados. ¿Orgullo? Puede. Lo dejaría, con todo, en mera decencia. Cuestión de tragaderas. Sólo eso. No se puede estar todo el rato mirando para otro lado. Y menos con la que está cayendo.