"Para algunos escritores tal vez cándidos que todavía ejercemos nuestro oficio con criterios artesanos y que para colmo vivimos lejos, tiene particular importancia el trato deferente, por no decir afectuoso, con el editor. Barrunto diferencias sustanciales entre una editorial que cuida con esmero su catálogo y el avispado traficante de libros. Va para tres lustros que un golpe de fortuna me convirtió en autor de una casa editorial de dimensiones humanas. Cierto día puse en la estafeta de correos una novela inédita de más de seiscientas páginas. Pasado un tiempo, Beatriz de Moura me comunicó su decisión de publicarla. Sobra escribir que no me conocía. Acostumbrado al editor de provincias que nos sujeta a deuda eterna porque propició la publicación modesta, mal distribuida y peor remunerada de unos textos juveniles nuestros, me asombró que Beatriz (editora de algunos genios) se mostrara agradecida conmigo. Cada vez que nos vemos me estampa un beso en la mejilla. Ignoro si es común en otras partes que el editor bese a sus autores. A mí me complace el gesto, que hallo compatible con los negocios. Estos días Tusquets Editores cumple cuarenta años. Felicidades, tusquetsinos".
Fernando ARAMBURU, en El Cultural