Tengo delante un libro que le encantaría a mi amigo Elías Moro, al que presupongo borisvianesco. Por suerte (merci beaucoup), los afrancesados de la exquisita editorial Demipage me envían algunos de los que publican. Así, No me gustaría palmarla, una antología de poemas de Boris Vian, que murió el año en que uno nació, el 59. Se conmemoran, pues, los 50 años de su muerte.
Los poemas están ilustrados -da mucho gusto verlos y leerlos- y, además, traducidos por un vianteam de músicos y escritores entre los que están Javier Krahe, Luis Alberto de Cuenca, Fernando Savater, Jenaro Talens, Santiago Auserón, Eduardo Moga, Francisco Javier Irazoki y Antonio Lucas.
La primera edición de No me gustaría palmarla fue póstuma, del 62. El poema que abre el volumen, "No quisiera morir", un ejemplo perfecto de su modo de hacer, termina:
No quisiera morir
sin dejar de probar
el sabor de la muerte.
Los poemas están ilustrados -da mucho gusto verlos y leerlos- y, además, traducidos por un vianteam de músicos y escritores entre los que están Javier Krahe, Luis Alberto de Cuenca, Fernando Savater, Jenaro Talens, Santiago Auserón, Eduardo Moga, Francisco Javier Irazoki y Antonio Lucas.
La primera edición de No me gustaría palmarla fue póstuma, del 62. El poema que abre el volumen, "No quisiera morir", un ejemplo perfecto de su modo de hacer, termina:
No quisiera morir
sin dejar de probar
el sabor de la muerte.