27.1.10

Noticia de Fermín Herrero

De la mano de la exquisita editorial Cálamo, cuya colección de poesía dirige César Augusto Ayuso (el palentino de la revista Milenrama), me llega De la letra menuda, lo último de Fermín Herrero (Ausejo de la Sierra, Soria, 1963). Cuanto he leído hasta ahora -édito o no- del soriano me parece admirable y esta nueva entrega sigue, según creo, en la misma estela de lo anterior, publicado casi todo en Hiperión, lo que dice bastante de la calidad de su poesía. Digo en la misma estela y al hacerlo caigo en la cuenta de la unidad de sentido de cuanto este hombre ha escrito y qué personal es su mundo sin que por ello sea difícil habitar en él. Uno es de los que piensan que el paisaje que nos rodea determina nuestra forma de ser y, llegado el caso, la de decir. De la contemplación del páramo castellano, de su desnuda serenidad y sus inconmensurables silencios, le salen a Herrero unos versos claros como los cielos invernizos y cortantes como las heladas de sus altas tierras. Lacónicos, como palabra de castellano viejo, los títulos de las partes del libro brillan por su elocuencia: Lugar, Nieve, Lumbre, Ceniza, Mar y Hora. Nada sobra aquí. Tampoco nada falta. Parafraseando al poeta, "lo que parece simple" tiene "mucha letra menuda". La melancolía por un mundo que desaparece no hace sino resucitarlo delante de nuestros ojos. Una mirada perpleja atraviesa el tiempo y nos lleva de nuevo, y sin remedio, al origen. 
Para que uno disfrute aún más, coincide la lectura de este libro con la preciosa edición de su poema "Encina en junio", editado por José Luis Puerto en sus Entregas de Invierno, al que acompaña un sugerente dibujo de Iris Lázaro.  Contra lo que uno siente, su verso final dice: "Qué pena, hasta lo más hermoso cansa".