21.3.10

¿Qué?

De acuerdo, llámenme tiquismiquis, pero en cuanto le mientan a un poeta la defición de poesía éste, a falta de revólver, suele echar mano de la expresión "jugar con fuego". Lo digo porque Joan-Ignasi Ortuño (un periodista cultural de Hoy que se acaba de presentar como poeta en la Biblioteca Regional de Extremadura) planta en mi boca algo que o yo no recuerdo o él confunde. Es verdad, ay, que uno se pone a veces estupendo, pero de ahí a esto: "La Poesía (la licencia de la mayúscula confiesa que es suya, menos mal), fundamentalmente, es un instrumento de profundización en el inconsciente, en cierto modo, una búsqueda de la revelación sagrada de la vida". Con todos mis respetos para el que lo dijera, uno no ha sido. O si lo lo fui, cosa que dudo muchísimo (¿será un principio de Alzheimer?), ahora no lo soy. Vamos, que le costaba muy poco a este hombre haber hecho lo que con los demás encuestados: llamar y preguntarme por ese delicado asunto aquí y ahora. Pueden estar seguros, queridos lectores, de que no hubiera dejado caer semejante galimatías. Se usan ahí palabras que no gasto, por el simple hecho de que no creo en ellas: inconsciente, sagrado, revelación, etc. Ni siquiera, me temo, cuando leía con fervor a María Zambrano. En fin, perdonen, pero no me hago responsable del pésimo enunciado. ¡Faltaría más!