17.12.10

Gente Sapiens, por Fernando Aramburu

"Profesan el oficio urticante de ejercer la lucidez en público. Antaño dicha actividad podía depararles multas, cárcel, destierro, alguna aplicación mortal de la justicia. Hoy, democracia mediante, el poder neutraliza a los intelectuales (sobre todo cuando se dejan) por la vía dulce de los honores, los cargos, las prebendas. Algunos ciudadanos se los quitan de encima cambiando de canal o saltando páginas del periódico hasta alcanzar las deportivas, con preferencia las del fútbol, que es el opio moderno del pueblo. Pero, sin ellos, ¿quién alumbrará con razonamientos lo que nos pasa, lo que nos hacen, lo que intentan hacernos creer? ¿El actor y la famosa? ¿El militante interesado? ¿Las habituales cafeteras de opinar? Admitamos o no sus ideas, los necesitamos para poder ver más allá del insulto y el eslogan; para conocer esas cosas raras: la ecuanimidad, la agudeza, la templanza; para que continúe encendida la llama crítica". © El Cultural